FALLIN

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—¡Te lo juro Yerim, estuvo echándole miradas a tu novia! Desde que esa perra y Jungeun se hablan de nuevo, sólo me dan ganas de vomitar.

—Se me ocurrirá algo para alejarla de nuevo. Te tengo que dejar Jennie, la madre de Jungeun ya tiene la cena hecha. Infórmame de cada movimiento que veas.

Yerim colgó la llamada, dejando su teléfono móvil en la cama de su menor. Había pasado un día desde que acordó verse con Hyeju, a quien empezaba a mandarle mensajes subidos de tono. Estaban en la casa de Jungeun pasando la tarde, hasta que Jungeun le propuso cenar con ella. Tiffany les cocinó unos tallarines italianos con salsa carbonara y queso parmesano. A su vez, Taeyeon llegó un poco más tarde por su trabajo.

Jungeun y Yerim pusieron la mesa, riéndose en bajito por bromas que hacían. Bajo la mirada de Tiffany, las adolescentes estaban embobadas la una con la otra... O eso pensaba. Al probar un bocado del plato, la pelinegra corta abrió los ojos enormemente.

—Dios, debe venir a mi casa a cocinarme.— rio limpiándose la boca con la servilleta.

—Oh, Yerim, ya dijimos que me tutearas. Ya tenemos confianza.— le sonrió calmándole.

—Mamá, Yerim y yo iremos al cine mañana por la tarde. Lo digo por si necesitas que te ayude con el restaurante e ir al turno de día.— le explicó metiéndose comida en la boca, bebiendo agua posteriormente.

—Estaría bien que vinieras.— le acarició el cabello, desordenándolo un poco.— Además, vamos a poner quince platos nuevos. Tenemos unas recetas griegas, turcas y mexicanas.— sonrió.

—Eres tan trabajadora, amor mío.— susurró Taeyeon besándolela mejilla.— Yo estoy ocupada todos los días.— se apenó.— Es lo que tiene ser policía.— le guiñó el ojo a su hija.

Estuvieron conversando tranquila y amistosamente durante la cena. Habiendo sacado los postres incluidos, Jungeun llevó a Yerim a su habitación. Aún la pelinegra estaba sombrada por su novia, pues era una chica encantadora. Era perfecta a sus ojos.

Su cuarto era negro y rojo, tenía una vitrina con muchísimos trofeos, estanterías con figuras de acción que ella misma se fabricó, una librería con libros de ciencia, ajedrez, idiomas, etc... Pero su parte favorita era su escritorio, donde yacía un marco con una foto de ambas. Era en su primera cita oficial como pareja, cuando Jungeun le llevó al zoo.

Tampoco se extrañó en ver su portátil y otra foto con ella como fondo de pantalla. Se notaba que quería con locura a Yerim... En cambio, la mayor empezaba a dudar sobre su amor por Jungeun.

—¿Qué quieres hacer?— le preguntó la castaña, mirándola con adoración.

—¿Qué te parece si vemos alguna película o jugamos a algún videojuego?— claro estaba que, al salir con la chica más inteligente de la ciudad, era más que obvio que su novia iba a tener gustos frikis por los videojuegos.

—Juguemos hasta ver el amanecer.— rio Jungeun, abrazándola para atraerla hacia ella. Besó cada contorno de su rostros, amándola cada vez más.— Te amo, Yerim.

No respondió, y tan sólo le dedicó una sonrisa falsa. Sin darse cuenta de aquello, Jungeun decidió encender su PS4, que ganó en una feria. Metiendo el CD de Star Wars Battlefront II en la consola, le dio otro mando a su novia. Configuró ambos controles y habiéndole entregado el más bonito a Yerim, inició el juego. 

Decidieron jugar por unas partidas hasta aburrirse y reproducir el Assassin's Creed Rogue. Jungeun al saber también de informática, pudo hackear el juego y hacer que fuera para dos jugadores, en vez de para uno. Se lo pasaban en grande teniendo la compañía de la otra, hasta que Yerim sintió su teléfono vibrar. 

—Discúlpame, ahora vuelvo.— vio a Jungeun asentir y siguiendo jugando. Se apresuró a meterse en el baño para responder aquellos mensajes, sabiendo perfectamente de quién eran. Sonrió al ver corazones en su chat con Hyeju, y le mandó un audio bastante caliente.— No puedo esperar a chupártela entera, cariño... Me pones tan cachonda.— envió.

Al salir, notó a Jungeun concentrada con su juego. Dieron la una de la mañana en su reloj de pared y la castaña bostezó severamente. Yerim le sonrió, otra vez falsamente. Jungeun apagó la consola, dejándolo limpio al frotar el mando con un paño nuevo. Odiaba que el polvo se le acumulara en sus pertenencias. Tanto era que limpiaba su cuarto cuatro veces a la semana.

Yerim se tumbó en la cama, apoyándose con el almohadón. Jungeun, a su vez, se recostó encima de ella, posando su cabeza en el pecho de su novia. Sonrió al notar los dedos de la contraria en su cabello masajeándolo. Fueron minutos después en los que Yerim sintió los respiros calmados de su novia, dándole por hecho que se había dormido. Cogiendo su móvil, fue escribiéndole a Hyeju de nuevo, con una sonrisa de boba en su rostro.

Claro estaba que Jennie y Jisoo aún le estaban comiendo la cabeza a Jinsol, diciéndole que Jungeun seguía siendo una enferma rara. No obstante, Jinsol ya había pasado por ello una vez, perdiendo a la castaña de su vida por dos años. No iba a volver a caer en la trampa.

Pero, hablando de la reina de Roma, Jinsol pudo distinguir por los rayos de la luna cómo Jungeun estaba con Yerim. Las vio durante unos instantes, sintiéndose muy mal. Vio todos los besos que compartieron desde la primera vez que fueron a su cuarto, hasta ahora viéndolas dormir juntas. Nadie sabía cuánto se moría por ser ella quien recibiera ese amor.

Sin intentarlo más bajó las cortinas, notando cómo un acumulo de lágrimas se apoderaban de sus orbes miel. Fue respirando poco a poco, sintiendo un desgarro en su pecho. Amaba a Jungeun, y mucho. Se podría decir que la chica de diecisiete años era su razón para seguir viviendo, pues aún quería sentir el perdón de esta.

Nada más quitó su vista del cuarto de Jungeun, se tumbó en la cama abrazando su gran almohada, fingiendo que era la castaña en su lugar. Lloró por horas, durmiéndose al fin de tanto cansancio, viendo cómo la luna apagaba su brillo.



actualicé mensa, LapapaAsesina.

ya por dios, pide la contraseña de instagram mendi, no joda.

ni que fuera diddy.



i'm gonna marry you | lipsoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora