Jungeun despertó desorientada acordándose de que había dormido con Yerim. Sonrió al verla aún dormida y con cuidado se levantó de ella. Observó las no muy notorias pecas de su mejillas. Bajó a la cocina encontrándose a sus madres cocinando y cantando juntas. Les hizo una foto para el recuerdo y se acercó a ellas, abrazando a las dos.
—Has despertado con buen pie, ¿se debe a algo?
—Tengo la mejor familia, una mujer que me ama, trabajo y estudio... ¿Cómo no podría ser feliz?
Taeyeon le besó la frente, poniéndose también de puntillas al ver cómo su hija había crecido. Se despidió de su familia ajustándose el cinturón, mirando a Jungeun para guiñarle el ojo. A su misma vez, Tiffany se excusó para irse al restaurante. Aún eran las siete de la mañana, y la castaña aprovechó para ir a ducharse y cambiarse de ropa.
Fue una ducha relajada hasta que notó una presencia más. Al girarse, Yerim le sonreía desnudándose, posteriormente habíendose metido, Jungeun giró el grifo hacia la izquierda, ya que sabía que a Yerim le iba más el agua caliente que la fría.
La mayor inició un beso lento caliente mientras que las manos de ambas se juntaban. Jungeun tomó su cadera trayéndola más cerca suya y Yerim no se opuso. Esta rodeó sus brazos alrededor del cuello de la alta, chupando su cuello y besándolo. De repente, Jungeun les giró, quedando Yerim contra la pared. Fue besándole por el pecho y la garganta, estuvo muy concentrada en su tarea que no fue capaz de escuchar el tono de llamada del móvil de Yerim.
La pelinegra ojeó su pantalla dándose cuenta que Hyeju le estaba llamando y mandando mensajes. Habían quedado esa misma mañana a las ocho para verse en su casa, pues la pelicafé estaba más que necesitada. Quería probarle de una vez por todas.
La pelinegra corta se mordió el labio, viendo cómo los músculos de Jungeun se flexionaban cada vez más. Soltó gemidos al notar las manos contrarias vagar por todo su cuerpo, incluso en sus zonas íntimas. Enterró las uñas en su espalda y no lo soportó más. Se alejó un poco controlando su respiración.
—¿Es-estás bien? Perdón si me he pasado, no e-era mi intención.— se disculpó con ella una y otra vez.— Perdóname, perdón de verdad.
—No es por eso... Pero me he separado porque llegaré tarde a mi casa, mi madre me quiere pronto allí.— sonrió falsamente, viendo cómo Jungeun se había creído otra de sus mentiras.
El resto de la ducha fue normal, cada una se lavó y aseó como pudo, pues la ducha era un pequeña. Yerim fue la primera en salir para irse a su casa, teniendo a Jungeun confundida y un poco ajetreada. Estaba muy nerviosa, tenía sus pensamientos en lo que había hecho y corrigió su postura. Con un pico en los labios y una despedida, Yerim se fue hacia la parada de bus para volver a casa.
Lo que no sabía Jungeun era el por qué su madre le quería tan pronto allí...
Montó en su Hyosung negra y dio rumbo a Delicious Taste, el local de su querida madre. Al aparcar, fue bienvenida de nuevo por Nayeon. Notó cómo había mucha gente desayunando allí, y se propuso a ir a los fogones, siendo recibida por su madre.
—Te veo un poco triste, ¿ha pasado algo durante el rato que me he ido?— preguntó Tiffany acariciando la espalda de su hija.
—Soy una idiota.— se palmeó la cara.— En la ducha Yerim y yo nos hemos besado y pensé que quería... No lo sé, mamá.— suspíró poniéndose un delantal.— Le he tocado en sus partes íntimas y se ha asustado, apartado, no tengo ni idea.
—Hija, ven aquí.— le abrazó, sabiendo que a su hija le costaba muchísimo abrirse en ciertos temas.— A veces las personas tienen relaciones sexuales, e incluso tocamientos. No es nada malo Jungeun, al contrario. La naturaleza hace que nos impulsemos a hacer estas acciones.— le peinó el cabello con los dedos.
—Bueno...— miró hacia otro lado avergonzada.— Mejor me voy a cocinar.— al irse del lado de su madre, se puso a sacar sartenes y ollas para empezar los almuerzos. Estaría allí de ocho y media a dos de la tarde, sacando provecho de su trabajo. Tiffany estaba orgullosa de su hija, pues era más que gratificante que quisiera ayudar en el negocio familiar.
Pasó unas cuantas horas cocinando y sirviendo, siempre bajo la mirada de su progenitora. Tiffany se daba cuenta de lo desanimada que estaba su hija e intentó animarle de muchas formas. Puso su música favorita por los altavoces, le dio mimos e incluso le dijo que podía irse más pronto, mas nada de eso funcionó.
Después de que dieran las dos, Jungeun limpió lo que usó y se retiró del restuarante montando de nuevo en su motocicleta para volver a casa. Se encontraba muy desanimada, sin ganas de hacer nada más que tumbarse y llorar. Estaba pensando en cómo Yerim reaccionó y se sentía culpable. Había intentado llegar a otro nivel que no fueran besos o caricias y tampoco quería obligarle a hacer algo que ella no quisiera.
Cerró los ojos intensamente al ver el semáforo en rojo. Se encontraba aún en pleno centro de la ciudad cuando vio una silueta familiar en el paso de peatones. Le dio al claxón, asustando a media calle por lo fuerte que era. Al no recibir la atención de ciera persona, se acercó a ella con el vehículo.
—Jinsol.— sonrió al pronunciar su nombre.
—Qué grata sorpresa.— rieron, haciendo que Jungeun aparcara en la acera contraria. Jinsol le siguió caminando, sujetándole el casco cuando la castaña se bajó. Se abrazaron nada más la motocicleta estaba bien sujeta al caballín.
Jungeun abrazó tan fuerte a Jinsol que le hizo reír a mogollones. Le alzó por los aires y todos los que pasaban jurarían que ambas habían sido sacadas de una película de amor. Al bajarla, fueron caminando hacia el centro comercial de Gangnam-Gu, el segundo más grande de la ciudad, por detrás del de Janmeun, el que había al lado de Delicious Taste.
Quedaron en que comerían en algún bar del centro, dejando a Jinsol elegir. Vieron muchas opciones, pero la pelinegra se decantó por un japonés de barbacoa. Sonrieron al coincidir en gustos, y les tomaron el pedido nada más sentarse en una mesa de dos.
—Yo quisiera sashimi de salmón y ramen de pollo, por favor. Añade también un agua fría, gracias.
—Para mí sushi de salmón y atún con salsa de soja y sopa miso con otra de agua.
Jungeun juntó ambas cartas y se las dio al camarero, agradeciendo la amabilidad. Jinsol mientras tanto silenció su móvil, pues sabía que a la castaña no le gustaba cuando las personas usaban teléfonos en la mesa.
La pelinegra iba volviendo a conocer a Jungeun, más de lo que ya hacía. Agradeció la segunda oportunidad que le dio con cada sonrisa que se lanzaban a la distancia. Jungeun, a su vez, se preocupaba un poco por Yerim. La mayor le dijo que le mandaría mensajes sobre la quedada al cine, pero no lo hizo.
—¿Cómo te fue el proyecto de Finanzas del otro día?— preguntó Jungeun.— Aunque me extrañó verte en la clase de Química cuando entregué las hojas.
—Me fue bien, gracias.— le sonrió, dejando embobada a la castaña.— Se nos dijo que la clase de Economía estaba ocupada, y la de Informática también. Así que no nos quedó otra que usar esa.— aplaudió cuando los platos primeros llegaron recién hechos y con buena pinta.— Que aproveche, Jungeunnie.
La castaña se erizó al escuchar aquel apodo que tanto amaba, aunque claro, amaba cuando salía de los labios de Jinsol, como siempre hizo.
actualicé mensa LapapaAsesina.
agradezco el apoyo que está teniendo esta historia.
gracias a vosotros es que tengo más ganas de subir historias y seguir con este hobbie que tengo.
recomiendo "fallin" de bazzi.
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i'm gonna marry you | lipsoul
Любовные романыLas familias Kim y Jeong eran muy unidas, y al ser vecinos, hicieron que las hijas de estos matrimonios fueran amigas. Jungeun y Jinsol eran inseparables, creando un propio amor cuyo origen fue inefable. Sin embargo, Jungeun al cumplir los quince es...