Al terminar de comer y pagar en conjunto, Jungeun se llevó a Jinsol a ver tiendas que la pelinegra quería ver. La castaña sujetó el bolso de la menor cuando esta se probaba ropa. Alucinó al verla con un vestido de tela fina negro, que tenía unos reflejos en rojo carmesí. La menor al ver el precio de la prenda, la dejó como estaba en la percha y salió de la tienda con su bolso para tomar el aire, sin saber que Jungeun ya estaba sacando su cartera en el mostrador.
—¿Cuánto es el vestido que se ha probado mi amiga?— cuestionó atenta a la dependienta.
—Unos sesenta mil wones, es de los mejores que tenemos actualmente.— fue a por la prenda para mostrársela, siendo Jungeun quien disfrutó más al ver a Jinsol con ella puesta.— Pero te lo dejaré sin tener que pagar.
—¿Y a qué se debe eso?— tomó el vestido en sus manos, sacando algunos billetes de su billetera.
—Porque Jinsol es amiga de mi hija.— alzó las cejas ajustándose las gafas.— Mi querida hija es Cho Miyeon, seguramente sabrás quien es.— rio.— Mi hija me ha contado lo mucho que habéis sufrido durante años y quiero que te lo lleves gratis, porque Miyeon me cuenta que aún os queréis.— la señora Cho le quitó la alarma al vestido, dándosela a Jungeun en una bolsa de papel con decorados de corazones.— Anda, ve y dáselo, que disfrute y desmuéstrale lo mucho que vale.— le guiñó el ojo.— Y pásate por la tienda de trajes italianos, es mi marido quien lo llea y te regalará el conjunto que quieras.
Jungeun dando las gracias y haciendo reverencias, fue hacia la salida para taparle los ojos a Jinsol. Sonriendo, la pelinegra se giró sobre sus talones, riendo al ver la cara traviesa de la castaña. Se extrañó al verla con la bolsa, pensando en qué podría ser y para quién...
—¿Eso es para Tiffany?— se avergonzó por preguntar.
—En realidad no, es para una chica especial que me llena de vida cada día que nos vemos.— dijo, viendo la asustadiza expresión de la contraria.
—Se-seguro que a Yerim le gustará...— miró hacia otro lado. Tomando su mano derecha, Jungeun le depositó la bolsa en su palma, dándoselo mientras sonreía.
—Es el vestido que te has probado, te veías increíble con él puesto.— las mejillas de ambas se tornaron rojas, sintiendo los brazos de Jinsol alrededor suya. Le abrazó sollozando, ya que no pensaba que Jungeun tuviera un gesto como este con ella.— No me debes nada, la dependienta me lo ha regalado para ti.
—Gracias, muchas gracias Jungeun.— besó su mejilla, quedándose ambas estáticas. Carraspeando, la castaña le volvió a sonreír como nunca.— Te debo algo mucho mejor.
—Ya dije que no hace falta, con tu presencia tengo el corazón lleno.— le apartó unos cabellos que caían por sus hombros para llevarlos atrás suya.— Vamos, tenemos que hacer muchas cosas.
Fueron a varias tiendas, donde una de ellas fue la de moda italiana. Jungeun hizo negocios con el empleado, quien, como dijo la señora de la tienda de Stylish Fashion, era su marido y padre de Miyeon. Al conocerle y presentarse, siendo este capaz de reconocer a Jinsol por aquella vez que fue a su casa, le regaló también un traje a medida negro.
Juntas se fueron hacia los baños para cambiarse y ponerse elegantes. En el mismo cubículo, Jinsol fue quitándose la ropa para quedarse en ropa interior, siendo ayudada de la castaña para ponerse el vestido. Una vez lo tuvo listo, ahora Jinsol era quien le ayudaba a Jungeun. Quitándose la camiseta y los pantalones, se puso el traje, zapatos y camisa a juego y salieron con sus pertenencias hacia los espejos.
Rieron por verse tan relucientes, esta vez Jungeun admirando de nuevo la belleza de Jinsol. No era difícil de ver a varias personas yendo detrás de la pelinegra, pues desde que Yerim había comenzado a salir con Jungeun, Jinsol tuvo más oportunidades de citas y declaraciones. Sin embargo, no quería a nadie más que no fuera Jungeun.
—¿Te parece bien si nos hacemos una foto?— preguntó la castaña sacando su móvil.
—Adelante.— rio Jinsol posando junto con ella. Hicieron varios gestos, las cuales sólo Jungeun tomó una foto. La pelinegra salía abrazándole, imagen que la castaña subió a su única red social: Kakaotalk.— Salimos tan ridículas...
Fueron dos minutos los que faltaron para que en la pantala se iluminara el nombre de Yerim. Jungeun se excusó para atender la llamada, sólo recibiendo gritos y rechazos por parte de su novia. Volviendo a desanimarse, guardó su aparato en el bolsillo haciendo una mueca. Jinsol le abrazó por detrás, llevándole hacia fuera de los baños. Allí, apreció lo mucho que estaban avanzando como amigas.
—Yerim me ha gritado por el teléfono... No sé qué he podido hacer mal.— reflexionó Jungeun, mirando cuidadosamente su chat con ella.
—Quizá haya tenido un mal día, Jungeun.— acarició su espalda.— No le des importancia, a veces las parejas discuten.
—Lo sé, pero no entiendo por qué...— de repente se acordó de su cita con Yerim, a la que iban a ir al cine. Se pensó dos veces en la propuesta, girándose para sonreírle a Jinsol.— Es verdad, olvidemos lo ocurrido.
Jinsol llevó su mano al rostro de Jungeun, dándole mimos en esta parte. Jungeun no supo qué hacer, pues estaba enfrente de la mujer a la que más quiso, o bueno, aún quería. Sin más espera, besó sus labios formando un baile entre las dos. Jinsol puso sus manos a los costados de los brazos de la alta, siendo tomada de las caderas.
—Ven al cine conmigo, no es una pregunta, es una afirmación...— susurró en sus labios, sonriendo sin parar mientras cerraban los ojos.
—Sí Jungeun, sí a todo.— le devolvió el gesto, tomándole de la mano para subir a la quinta planta. Allí tomaron entradas para una película de comedia, la cual probablemente no mirarían.
Al fin, y después de otras muchas estaciones de espera, el corazón de ambas pudo latir al ritmo de esa dulce y mágica caja de música.
ahora que, tanto yerim como jungeun se han engañado mutuamente... ¿qué creéis que pasará ahora?
quiero agradeceros de corazón otra vez el apoyo que está teniendo este fanfic.
nunca pensé que llegaríamos a tanto, después de cuatro años escribiendo historias para vosotros.
un abrazo y votad mis historias, u os mancho de caca las paredes de vuestras casas.
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i'm gonna marry you | lipsoul
RomanceLas familias Kim y Jeong eran muy unidas, y al ser vecinos, hicieron que las hijas de estos matrimonios fueran amigas. Jungeun y Jinsol eran inseparables, creando un propio amor cuyo origen fue inefable. Sin embargo, Jungeun al cumplir los quince es...