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La tarde había caído sobre la casa, trayendo consigo un ambiente de calma tensa. La discusión de la mañana había dejado un rastro de desasosiego en cada rincón. Connor, consciente de que la situación entre sus hijos no podía seguir así, decidió que era el momento de intentar hablar con Aiden.

Con paso firme, Connor subió las escaleras hacia la habitación de Aiden. El pasillo estaba silencioso, y la atmósfera estaba cargada de un sentimiento de incomodidad. Golpeó suavemente la puerta antes de entrar.

—¿Puedo pasar? —preguntó Connor, tratando de mantener un tono tranquilo.

Aiden, que estaba tumbado en la cama con un libro, levantó la vista y asintió con un gesto distraído.

—Sí, adelante —respondió sin mucho entusiasmo.

Connor entró y se sentó en la silla junto a la ventana, mirándolo con una expresión pensativa.

—He estado pensando en lo que pasó esta mañana —empezó Connor—. Creo que necesitamos hablar.

Aiden dejó el libro a un lado y se incorporó, cruzando los brazos sobre el pecho.

—¿Sobre qué? —preguntó, con un tono que mezclaba desdén y resignación—. ¿Más regaños sobre cómo estoy manejando mi vida?

Connor lo miró con preocupación, tratando de comprender el verdadero origen de la frustración de Aiden.

—No se trata de regañar —dijo Connor—. Se trata de entendernos mejor y tratar de encontrar una manera de resolver esto. Todos estamos lidiando con cosas difíciles, y creo que estamos perdiendo de vista lo que realmente importa.

Aiden frunció el ceño, mirando a su padre con escepticismo.

—¿Y qué es lo que importa, papá? Porque a veces parece que no importa lo que yo haga, siempre termino siendo el que no está a la altura.

Connor suspiró, sintiéndose desgastado por la tensión en la habitación.

—No se trata de estar a la altura —dijo—. Se trata de estar aquí el uno para el otro. A veces, tenemos que ponernos en los zapatos del otro y tratar de ver las cosas desde su perspectiva.

Aiden se relajó un poco, aunque aún mantenía una expresión de incomodidad.

—Es difícil cuando siento que no me entienden —admitió—. Y cuando me dicen cosas como lo que dijo Jake esta mañana, se siente como si nunca pudiera hacer nada bien.

Connor se levantó y se acercó a Aiden, sentándose al borde de la cama.

—Sé que no siempre es fácil —dijo con sinceridad—. Pero lo que más quiero es que todos estemos bien. Tal vez no tengamos todas las respuestas ahora mismo, pero podemos trabajar en eso juntos. ¿Qué te parece si tratamos de hablar más sobre lo que realmente sientes y cómo podemos apoyarnos?

Aiden miró a su padre, viendo en sus ojos una mezcla de preocupación y esperanza. Era un pequeño paso hacia la reconciliación, pero era un paso importante.

—Lo intentaré —dijo Aiden, con un tono más suave—. Supongo que también tengo mis propios problemas, y tal vez no siempre sé cómo manejar todo.

Connor le dio una palmadita en el hombro, mostrando un gesto de apoyo.

—Eso es lo que más me importa. Que lo intentemos y que sigamos adelante, sin importar cuán difíciles sean las cosas.

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Mientras Connor y Aiden compartían un momento de entendimiento, Ally, que había estado en la habitación de al lado, escuchó parte de la conversación. La puerta estaba entreabierta, y sus oídos captaron fragmentos de lo que se estaba hablando. El diálogo entre su padre y Aiden le dio una nueva perspectiva sobre la situación familiar, pero también le dejó una sensación de incomodidad. Sabía que su participación en la discusión no había sido la más constructiva, y las palabras de su padre resonaron en su mente.

Ally se dirigió a la cocina, donde encontró a Miriam, que estaba preparando la cena.

—Hola, abuela —dijo Ally con un tono cansado—. ¿Cómo va todo?

Miriam la miró con una mezcla de simpatía y preocupación.

—Hola, querida. Todo en orden. ¿Cómo estás tú?

Ally se dejó caer en una silla, respirando profundamente.

—He estado pensando en lo que pasó esta mañana. Creo que las cosas se están poniendo realmente difíciles entre nosotros. A veces extraño cómo nos llevábamos antes, cuando todo parecía más simple y no teníamos tanto resentimiento entre nosotros.

Miriam la miró con interés, dándose cuenta de la profundidad de sus sentimientos.

—Sí, lo he notado. A veces, la tensión puede ser abrumadora. Pero es bueno que estén tratando de hablar sobre sus sentimientos. Es un paso importante hacia la resolución.

Ally asintió, aunque aún parecía perturbada.

—Sí, supongo que sí. Solo espero que podamos encontrar una manera de llevarnos bien. No quiero que esta casa siga siendo un campo de batalla.

Miriam le sonrió con comprensión.

—Lo lograrán. Solo necesita tiempo y esfuerzo de todos. Mientras tanto, es importante que sigas expresando cómo te sientes y que busques maneras de contribuir a la solución.

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Mientras tanto, en la habitación de Aiden, Connor se sentía aliviado por haber podido hablar con su hijo. Sin embargo, también sentía una profunda tristeza por la situación familiar. Sabía que no había soluciones rápidas y que el camino hacia la reconciliación sería largo y complicado. A pesar de los pequeños avances, el peso de las tensiones y los conflictos seguía presente, y Connor entendía que debía seguir trabajando para mantener la esperanza de una mejora en la dinámica familiar.

Se levantó y salió de la habitación, con la intención de hablar con Miriam y discutir cómo podían seguir apoyando a sus hijos. Era un momento de reflexión, de encontrar la fuerza para seguir adelante, mientras las piezas de la familia intentaban encontrar su equilibrio nuevamente.

✯𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐕𝐄𝐍𝐓𝐔𝐑𝐀𝐃𝐀✯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora