DESEMBARCO DEL REY
AEMOND
Las velas con olor a canela y miel se esparcen alrededor de la cama en la que Aemond reposa con una mujer acomodada sobre su pecho que le esparce besos húmedos.
Se remueve de la cama con incomodidad sin necesidad de decirle que se detenga. Últimamente los burdeles de la calle de la Seda no le causan la misma satisfacción que en visitas anteriores.
Quiere creer que es por el asunto de la guerra que tienen encima o mas bien el tiene encima que jugar para dos bandos con un mismo propósito.
Algo que debe reconocer es que para el a diferencia de Aegon, mantiene sus visitas mas como eso que los caballeros les hacen a las armas cuando ya no funcionan bien y requieren una intervención para trabajar mejor. Desde estar más afiladas o cambiar la empuñadura para un mejor desempeño.
Las mujeres son igual. Una distracción en que le gusta recaer unas cuantas veces cada luna, pero con una misma mujer por decisión propia.
—Hoy estuviste mucho más tenso que de costumbre ¿Volviste a discutir con el rey? — le cuestiona buscando sus labios— ¿o problemas con tu madre por ese sobrino tuyo del que se habla tanto?
Aemond se sienta de golpe haciéndola aun lado de su cuerpo con fastidio.
—Estoy aquí precisamente para olvidar los problemas de casa como para ahora tener que darte explicaciones a ti también— le responde con molestia poniéndose de pie queriendo alejarla lo más posible.
La mujer se acomoda de rodillas en la cama con la cascada de cabello cobrizo acomodado sobre su pecho haciendo un ademan para hacerlo acercarse nuevamente.
—Solo fue una pregunta— responde con un fingido puchero de tristeza
—Pues no preguntes cosas estúpidas.
Con renuencia y notando que él no cederá se levanta de la cama buscando un camisón de seda transparente a medio cerrar.
Aemond la observa caminar hacia una mesa recogiendo un par de copas para ofrecerle una a el que esta reclinado en la pared.
—Deberías irte ya. La tormenta ya mermo y no falta mucho para el amanecer— Le habla tomando por completo el contenido de la copa para volver a servirse.
Se despojo del parche, así como dejando su cabello platinado al aire libre. Sin ninguna atadura.
Aemond se acerca a ella lentamente con la copa en la mano y al estar de frente la mira fijamente para agarrarla con brusquedad de la cintura sorprendiéndola.
—Te pago mejor que todas tus putas juntas y te atreves ahora a correrme? — le reclama con indignación apretando los dientes.
—No te estoy corriendo príncipe. Pero hasta las putas nos cansamos de los berrinches de los hombres— le recalca rehuyendo de su vista.
Aemond suelta la copa esparciendo el líquido por el suelo, pero la meretriz no se inmuta ante ello.
La sujeta ahora con ambas manos apretando la piel desnuda mientras la hace retroceder nuevamente hacia la cama, pero sin caer en ella.
—Quizás es hora de cambiar por una mujer que los años no le pasen factura— menciona examinándola con burla haciendo hincapié en su edad
—Yo no tengo ningún problema con eso majestad. ¿Algún gusto en especial? — se relame los labios antes de soltar su opinión cargada de sarcasmo y veneno— ¿Quizás alguna castaña de rizos o una con ojos verdes?
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W E A K N E S S | LUCEMOND
Fanfiction¿Crees en las segundas oportunidades? ¿En el que tenemos una misión antes de irnos? ¿En que quizás por eso en el momento más crítico de tu vida eres salvado por milagro o suerte? Lucerys Velaryon no creia en ninguno, hasta que llegó aquella noche qu...