CAPITULO 4

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DRAGONSTONE

JACAERYS


PRINCESA RHAENYRA

Me es gratificante informarle sobre la supervivencia de su hijo Lucerys Velaryon, que tuvo lugar en las aguas de bastión de tormentas, sobre todo el hacerle saber que está bajo mi control así como sometido, no pretendo irme con divagaciones absurdas así que le informo que mis términos son sencillos, una reunión en la que únicamente se presente con su dragón  y sobre vuele las aguas de poza de la doncella en dos noches a partir del día que llegue esta misiva, estando cerca por sí misma se dará cuenta de la señal para que descienda sobre el lugar, donde se discutirán términos que espero por el bien de su hijo legítimo sean concretados con efusividad y sin contra tiempos, no está de más advertirle que de no cumplir con la principal petición de venir sola, su hijo será el principal afectado de ahora en adelante en su toma de decisiones, me despido en espera de su secundar.

El viejo pergamino se arruga en las manos de Jacaerys que levanta la mirada para observar al resto del consejo negro a quien previamente el maestre les recitó el montón de estupideces más grandes que escucho en su vida.

No es más que una clara trampa en la que su madre esta dispuesta a caer por el bienestar de su hijo mediano. ¿Quién más si no la familia de Otto Hightower para regocijarse con el dolor de una madre?

—Majestad— menciona lord Bartimos— Con todo respeto. Yo pienso que es demasiado arriesgado para usted y su causa ir por su cuenta a un encuentro con alguien que no tenemos idea de quién sea. Puede que incluso estén utilizando su dolor para obtener un beneficio de todo esto, esos objetos no son prueba suficiente para comprobar la vida del príncipe Lucerys.

La capa roja con granates negros que su hermano llevaba puesta la ultima vez que estuvieron juntos descansa sobre las manos de su madre que la sujeta junto con un guante de montar que todos saben es de Lucerys. Se aferra a ambos objetos como si fuese más que suficiente para montar su dragón y salir al encuentro lo antes posible.

La noticia de saber que su hermano estaba vivo fue un balde de agua fría para todos. El vasallo que capturaron cerca de los barcos que vigilan el castillo se encargaron de revisarlo hasta por donde él lo considera escandaloso pero necesario así como por órdenes de Daemon ser encerrado hasta su interrogatorio.

Su madre por otro lado se limitó a escuchar las palabras de dichas del mensajero.

Hasta que menciono a Lucerys.

No hubo guardia que la detuviese hasta acercarse al hombre sometido de rodillas que le entregó las pertenencias de su hijo. Asi como el escucharle decir que su hijo seguía vivo.

Con eso vasto para que la reina perdiese la conciencia al desplomarse en el suelo por el impacto repentino de saber que puede haber una última esperanza.

Con ayuda de los maestres y de su marido. Su madre fue trasladada a sus aposentos de donde se negó a quedarse para descansar. Tomando nuevamente el frente del consejo donde ahora se debatía que hacer con dicho mensaje de esa calamidad.

Internamente él también alberga una esperanza de que sea así pero no quiere pecar de ingenuo al creerlo antes de tener más pruebas de ello.

No puede permitirse una ilusión así que podría volver a destrozarlo.

—Debo correr el riesgo Lord Bartimos- musita con desespero al aferrarse con más fuerza a los objetos de Lucerys— Si mi hijo está vivo debo ser yo la que salga lo más pronto. Antes de hacer que sea quien sea decida entregar a mi hijo a mis enemigos. Sé perfectamente que Aegon tomaría esa ventaja sin dudarlo y mis hijos no son monedas de cambio. Mucho menos ser sometidos por el enemigo.

W E A K N E S S | LUCEMOND Donde viven las historias. Descúbrelo ahora