✨🌙En el Silencio de la Luna🌙✨

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**Capítulo 1: El Comienzo de un Viaje**
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La luna llena se alzaba sobre el horizonte, arrojando su luz plateada sobre el majestuoso edificio que se erguía en el centro de un extenso terreno. Hogwarts, una secundaria de renombre, se extendía con sus torres y murallas que parecían tocar el cielo nocturno. El aire fresco y ligeramente frío de septiembre envolvía el campus mientras el sonido de los pasos de los nuevos estudiantes resonaba en los pasillos antiguos.

Era el primer día de clases, un día cargado de promesas y nervios, de nuevos comienzos y expectativas. Dentro de las paredes de piedra de Hogwarts, dos jóvenes estaban a punto de emprender un viaje que los llevaría a lugares que nunca habrían imaginado.

Sirius Black, con su cabello oscuro y desordenado y una actitud que combinaba carisma y desdén, atravesaba el gran vestíbulo de la escuela con una confianza que parecía desafiar al mismo edificio. Su mirada era un caleidoscopio de emociones, desde la emoción hasta la anticipación. A su lado, James Potter, su amigo inseparable, compartía esa misma energía. James tenía una sonrisa contagiosa y un entusiasmo que iluminaba el camino frente a ellos.

"¡Mira esto, Sirius!" exclamó James, señalando el gran comedor donde los estudiantes estaban comenzando a congregarse. "Este lugar es increíble. ¡Nunca he visto algo así en mi vida!"

Sirius asintió con una sonrisa, su mirada recorriendo el impresionante espacio. "Es grandioso. Lo sabía desde el momento en que lo vi. Hogwarts tiene una forma de hacer que todo parezca más… épico."

Los dos amigos se dirigieron hacia el comedor, donde una larga mesa de madera se extendía a lo largo del salón, flanqueada por largas filas de sillas. La decoración era opulenta, con banderas y estandartes que colgaban de las paredes, cada uno representando una de las casas en las que los estudiantes serían asignados.

Mientras Sirius y James se acomodaban en la mesa, el bullicio de la sala comenzó a calmarse, y los estudiantes comenzaron a sentarse y charlar entre ellos. El aire estaba cargado de la emoción de los nuevos comienzos, pero también de un cierto nerviosismo palpable que solo podía ser sentido por aquellos que estaban por dar sus primeros pasos en una nueva etapa de sus vidas.

En una esquina del gran comedor, Severus Snape se encontraba de pie, observando el entorno con una mezcla de curiosidad y aprensión. Su figura delgada y su rostro pálido se destacaban entre la multitud de estudiantes. A diferencia de Sirius y James, Severus no parecía estar rodeado de un grupo de amigos o de admiradores. En cambio, su postura era reservada, sus ojos oscuros y pensativos observaban la escena que se desarrollaba ante él.

El primer año de Hogwarts significaba para Severus no solo una oportunidad para aprender y crecer, sino también un desafío personal. La escuela era un mundo completamente nuevo, y aunque sus habilidades académicas eran sobresalientes, la transición de su vida previa a este entorno representaba una prueba de fortaleza y adaptación. La carga de su secreto, una verdad que sólo él y su familia conocían, era una sombra constante que se deslizaba detrás de su mirada seria.

Severus miró hacia el frente del salón, donde el Director de la escuela, un hombre de edad avanzada con una presencia imponente, se preparaba para dar un discurso de bienvenida. Aunque la voz del director era firme y llena de autoridad, para Severus, las palabras se desvanecían en el aire, reemplazadas por el zumbido constante de su propia inquietud.

El director comenzó a hablar, su voz resonando en las paredes de piedra del comedor. Habló de los valores de la escuela, de la importancia de la amistad, del espíritu de competencia y de la tradición que Hogwarts representaba. Para muchos, el discurso era un rito anual, una introducción al año académico que venía cargado de promesas y expectativas. Para Severus, sin embargo, era un recordatorio de la distancia que sentía entre él y el mundo que lo rodeaba.