03 ⟩ Amistad.

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Eran las diez de la noche, y Jeongin iba de puntitas hacia la salida de la casa de su mejor amigo, pero se encontró con la madre de el anteriormente mencionado justo en la sala.

La omega lo detuvo.

—¿Ya te vas, cariño?

—Sí, señora Kim. Pensé que ya no había nadie despierto.

—Oh, ¿Seungmin se quedó dormido?

El alfa asintió con la cabeza, acercándose hacia donde estaba la mujer sentada.

—Desde las siete, creo, no quería despertarlo.

La madre de Seungmin se quedó viendo al chico, mostrándole una pequeña sonrisa.

—Que guapo te has puesto, Yang Jeongin— comentó.

—Muchas gracias, usted sigue igual a cuando la conocí— respondió, con una expresión segura.

—Oh, ¡no seas tonto!— contestó, como si estuviera avergonzada. No cabía duda de que era la madre de su mejor amigo, ya que tenían muchas características parecidas.

—No es nada, señora Kim... Buenas noches, le avisa a Min que le dejé unos mensajes cuando se despierte.

—Espera, ¿no quieres quedarte a dormir? Sabes que Seungmin tiene una litera. Le avisaré a tu madre para que sepa que estás aquí.

—Ya no vivo con mi madre, señora Kim.

—Oh, cierto. Lo olvidaba... En fin, sí, mañana podrían hacer el desayuno Seungmin y tú.— soltó una risa.

—Bueno, está bien. Si no es mucha molestia— contestó, inclinándose frente a ella una vez.

—Por supuesto que no. Una cosa, si ves a Seungmin incómodo, lo despiertas y le dices que se cambie. Supongo que aún está con jeans.

—Mmh, entiendo, entonces. Buenas noches.

Jeongin volvió a la habitación de su mejor amigo, abriendo y cerrando con cuidado. Estaba oscuro, pero fue suficiente con encender la lámpara que Seungmin tenía sobre su mostrador.

Iba a ocupar la cama de arriba, y no le molestaba no haberse cambiado, ya que estaba usando una sudadera gris de tela suave, así que era cómodo.

Justo antes de subirse a la parte superior de la litera, escuchó un pequeño quejido venir el omega que estaba acostado.

Al verlo, notó que Seungmin estaba con el ceño fruncido, a la vez que frotaba sus manos contra su jean pegado al cuerpo.

Como le dijo la madre del pelinegro, se devolvió y estaba dispuesto a despertarlo, hasta que tocó su hombro, y Seungmin colocó su mano sobre la suya.

—Mmh... ¿Yang?

—El mismo. Levántate y ponte la pijama.

—No...— susurró en respuesta, moviendo su cabeza de arriba abajo contra la almohada.

—Min, estás incómodo con eso.

—N- No.— frunció el ceño una vez más, mostrándose somnoliento. No quería soltar a su amigo.

Pronto, Seungmin bajó una mano de nuevo, llevándola al inicio de su pantalón. Intentó tirar hacia abajo, pero no pudo, ya que aún seguía abotonado.

—Yang, ayúdame— soltó, apenas abriendo un poco los ojos.

Jeongin se había quedado con una expresión neutra, mas al escucharlo, sus cejas bajaron.

—Por supuesto que no, eso no pasará. Levántate de allí, perezoso.

—Ugh...

El omega, cansado, se forzó a abrir los ojos y a ponerse de pie. Jeongin se quedó mirándolo, esperando a que se cambiara para poder desearle las buenas noches o cualquier cosa.

—¿Te quedas?— preguntó antes de bostezar y dirigirse a su armario a paso lento.

—Así es, tu madre me lo propuso.

—Huh, pues bien— contestó, sacando de allí unos pantalones de pijama. No parecía tener intenciones de cambiarse la parte de arriba. Ya teniéndolo en sus manos, giró para ver a su amigo a los ojos.— Podemos dormir los dos abajo... Es grande.

—Mmh, con tal de que estés cómodo— le habló el alfa. Iba a contestar algo más, hasta que Seungmin se desabrochó los pantalones.

Jeongin giró la cabeza en otra dirección, le tenía un respeto grande y no quería sentir que estaba invadiendo su privacidad.

Seungmin soltó una risita que el otro alcanzó a escuchar, pero aún así, no volvió a verlo.

—Sí, claro que estaré cómodo. Me gusta abrazarte— hablaba el menor de una forma inocente, reflejada en su sonrisa.

—Bien, así será, entonces.

Ya que sabía esto, Jeongin se inclinó para acostarse en la parte inferior de la litera, esperando a que su amigo acabara de cambiarse.

Tardó menos de un minuto, Seungmin lo alcanzó y se tiró a un lado entre risas. Jeongin tuvo que sisear para que hiciera un poco de silencio.

No hablaron mucho después de eso, ya que Seungmin de verdad estaba cansado y no se demoró en avisar que iba a dormirse.

Seungmin parecía un niño pequeño abrazando a un peluche, sólo que el peluche era su mejor amigo. Lo sentía tan cerca, que podía percebir el aroma agradable del omega. Durazno dulce.

Fue fácil quedarse dormido.

Lazos de amistad | SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora