04 ⟩ Aroma.

291 62 11
                                    

Era por la mañana, el sol pegaba fuerte y gracias a eso el día estaba iluminado.

Jeongin se despertó casi a la par de su mejor amigo, y ambos fueron al baño a lavarse la boca y planear qué más harían.

Sus padres no estaban en casa, por alguna razón, así que decidieron hacer el desayuno. Seungmin tenía antojo de panqueques desde hace días, por lo que Jeongin aceptó ayudarlo.

—Min, ese es mucho chocolate— comentó el alfa, intentando hacer que se aparte.

—¿Y? El chocolate es lo mejor— opinó, lamiendo su dedo índice— Amargado.

—Ajá, pero yo no tendré diabetes.

El chico rodó los ojos, dando un paso atrás. Dejó a Jeongin terminar aquello.

Entre el sonido de la sartén y los panqueques comenzando a hacerse, se escuchó el timbre de la casa.

—Ya vengo— habló Seungmin, girándose para ir hacia la sala.

Pensó que eran sus padres, por lo que se apuró en abrir, pero se dió cuenta de que no era así.

—Oh, hola, Seungmin.

—¡Bin! Que sorpresa— habló el omega, acercándose al otro para darle un abrazo.

Ya había notado el ramo de flores que estaba sosteniendo con su mano, pero no mencionó nada por vergüenza. Se podría decir que aquel alfa era alguien detallista, por lo que no le extrañó demasiado.

—Te traje unas flores, tus favoritas...

—Muchas gracias, Bin. Son muy lindas.

—De nada, ya sabes que es porque aprecio tu presencia en mi vida. ¿Estás sólo?

—Mmh, no— respondió, girando a ver hacia la dirección de la cocina. Apenas notó la mirada de su amigo estar fija en él y Changbin.— Está mi mejor amigo, durmió aquí.

—Ah, siento interrumpir.

—No, no es nada. Estamos haciendo el desayuno.

—Bien... ¿No están tus padres?

Seungmin negó con la cabeza.

—No deben tardar.

El alfa fuera de la casa se quedó unos segundos en silencio, pero pronto dejó ver una pequeña sonrisa.

—Bueno, te dejo mi detalle. Provecho, nos vemos después.

—Claro, cuídate— respondió el omega, mostrando una sonrisa aún más amplia.

Retrocedió y cerró la puerta principal, ahora sosteniendo el ramo de flores amarillas que era mediano. Sin embargo, le gustaron.

Las dejó sobre la mesa y se dispuso a volver con Jeongin.

—Esas no son tus favoritas— mencionó el pelirrojo apenas tuvo a su amigo cerca. Tomó la sartén y sirvió otra porción de panqueques en un plato.

—¿Huh?

—Dijo que tus favoritas, pero tus favoritas son las peonías.

El menor mostró una sonrisa tímida al escuchar aquello. Jeongin era atento, y ahora se notaba más, ya que ese dato se lo hacía mencionado de una manera muy sutil hace mucho tiempo.

—Supongo que me conoces bien, tontito— dijo en un tono dulce.

—¿Mejor que ese bobo? Seguramente.

—¡Hey! No le llames así.

El alfa soltó una risa antes de apagar la estufa y girarse en dirección del omega.

—Perdón, sabes que él no me cae mal, pero no creo que sea el indicado.

—Da igual, no elegimos al indicado. Ya hay alguien para nosotros.

—Lo sé, lo sé. Sólo digo que no creo que alguien te merezca, es todo.— se encogió de hombros trás decir eso.

—Hablas como si fuera la mejor persona...— susurró, con la mirada abajo. Si seguía halagándolo, probablemente se ruborizaría.

—Eres una buena persona, sólo que eres un poco torpe. Le gustas a todos.

El pelinegro movió su cabeza de lado a lado, para finalmente hacer contacto visual con el chico frente a él.

Sin exagerar, Jeongin sintió como si un resplandor hubiera pasado frente a él al momento en que sus pupilas se encontraron. Seungmin tenía en las mejillas un ligero tono rosa, y su sonrisa era suave. No sabía que podía llegar a ser así.

Jeongin bajó la mirada, y una vez más, frunció el ceño por un motivo difícil de explicar.

—No les gusto... Les atraigo físicamente.

—Como sea, que no se te ocurra entregarte a ningún estúpido— soltó el mayor, dándose la vuelta otra vez. Iba a terminar de servir para que pudieran comer de una vez.

—¡No lo iba a hacer! Mi primera vez tiene que ser romántica... Quiero a un galán, a alguien respetuoso... Y apuesto.

Jeongin no lo estaba viendo, pero ya sospechaba que su mejor amigo se había puesto a mirar al techo a la vez que movía su cuerpo de lado a lado, y se dejaba llevar. Fantaseaba.

—Sólo espera un par de días más, ya sabrás quién es ese galán.

—¿Y si es Changbin?— bromeó el omega.

—Ja, ni de chiste.

Lazos de amistad | SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora