06 ⟩ Promesas.

167 45 12
                                    

—Cuando sepas quién es tu pareja predestinada, ¿me seguirás queriendo?— preguntó el alfa, con un poco de vergüenza, a decir verdad. No le gustaba expresarse de esa forma, en realidad, nunca le gustaba que los demás supieran de sus sentimientos.

—¿Qué es esa pregunta, tonto? Por supuesto que sí, eres mi hermano de otra madre. No tiene sentido.

—Mmh, tengo mis dudas. No soy tu hermano de verdad, así que no tienes obligación conmigo— le habló seriamente, aunque no estaba molesto.

—Lo sé, ¡pero sabes de qué hablo! Te quiero mucho, no te dejaría de lado.— le sonrió trás decir esto, y un segundo después, le dió un lengüetazo a su helado de fresa.

—Bueno, sé lo mucho que anhelas conocer a su pareja predestinada, por lo que no me extrañaría.

—No digas tonterías... Tú también conocerás al amor de tu vida, ¿por qué piensas en lo mío?

En respuesta, el pelirrojo se encogió de hombros.

—Sabes que no soy alguien romántico, no estoy ansioso. De hecho, podría decir que no me interesa una relación con nadie ahora.

—Huh, eso es difícil— habló, con los ojos un poco más abiertos de lo normal— Pobre de quien sea tu pareja predestinada...

—Muy gracioso— soltó antes de fingir una risa— Seré un buen novio.

—No lo dudo— le dijo antes de ponerse de pie para acercarse al resto del grupo. A Jeongin no le quedó de otra que hacer lo mismo.

› › ›

5:40 p. m.

Era temprano, y de alguna forma, a alguien se le ocurrió darle alcohol a Kim Seungmin. Todos perdieron la cuenta de cuántas margaritas y piñas coladas se había bebido ese pelinegro. Ahora su madre se enfadaría con Seungmin, y de paso con Jeongin, por no detenerlo de beber tanto.

Habían acordado de quedarse hasta tarde, pero Jeongin insistió en que lo mejor era que llevara a Seungmin a su casa, ya que él ebrio era una cosa loca.

Al final se despidieron y Jeongin fue de camino a la casa del omega.

Se le hacía difícil hasta caminar, por lo que terminó montado sobre la espalda de su amigo alfa. Jeongin llevaba sus manos apoyadas en las piernas ajenas para más firmeza, mientras el rostro del omega estaba recostado sobre su hombro. Aún balbuceaba.

—Yang...— susurró el menor entre risas.

—Ya casi llegamos— dijo el otro, completamente inexpresivo. Ni parecía estar cansado por el peso de su amigo.

—Te quiero— volvió a hablar en el mismo tono, pero esta vez, con un ligero estilo dulce.

—Yo también, Min.

—Prome... Prométeme que siempre sa- sa.

—No puedes hablar, hombre.— rodó los ojos, pero no pudo evitar reír ante esto.

—¡Shh! ¿Qué iba a decir?

—¿Prométeme que siempre sa, sa?

—Ah... Que siempre serás mi amigo- mejor amigo.

—Sí... Claro, lo prometo, Min— respondió, bajando la mirada al camino. Habían un par de hojas caídas, las cuales pisó.— Te quiero mucho.

—¡Yo más!— respondió el omega— Hermanito.

—No nos parecemos, no puedo ser tu hermano— justificó Jeongin, volviendo a alzar la mirada— pero quisiera haber sido tu hermano, para conocerte desde bebé.

—Mmhm... Tal vez así, hubiera co-... tenido tu pelo rojo.

—¿De qué hablas? Tu pelo negro es muy lindo.

—... Gracias.

Llegaron pronto a la casa del omega, y ni hablar del regaño que se llevaron ambos. A pesar de que Jeongin no estaba bebido, era verdad que no le prestó la suficiente atención al número de vasos de alcohol que estaba consumiendo su mejor amigo.

Hasta de verdad parecía ser su hermano, ya que la madre de Seungmin le reclamó como si fuera toda su responsabilidad, la cual tomó y se disculpó. No volvería a pasar.

Se despidió de su amigo, aunque él no estuviera del todo en sí. Le dijo que iría a verlo mañana.

Lazos de amistad | SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora