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Presente

La tarde caía sobre la ciudad, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados mientras el bullicio de los estudiantes universitarios llenaba las calles. Después de la clase, Eunsoo estaba sentada en un pequeño café cerca del campus, absorta en sus pensamientos. Últimamente, su mente había estado girando en torno a una persona, alguien que no era Seokmin.

Mingyu.

Desde aquella noche en la que había ido a recogerlo tras recibir su llamada desesperada y borracha, algo dentro de ella había cambiado. Ya no era el Seokmin a quien buscaba en sus pensamientos cuando cerraba los ojos por la noche. Era Mingyu, con su sonrisa tonta, sus bromas y su manera de estar siempre presente. No importaba cuánto intentara negarlo, ya no podía escapar de lo que sentía.

Recordó aquella noche...

Pasado

El teléfono vibraba insistentemente sobre la mesa, mientras Eunsoo lo miraba con el ceño fruncido. Era Mingyu, y las llamadas no paraban. Algo estaba mal.

—¿Hola? —contestó finalmente, con preocupación en la voz.

—Eunsoo... —la voz de Mingyu sonaba arrastrada, como si le costara hablar—. Ven por mí, por favor...

—¿Mingyu? ¿Estás bien? —preguntó alarmada, poniéndose de pie rápidamente.

—Estoy... en el bar... ya no puedo con esto. Necesito verte... por favor.

Eunsoo no lo pensó dos veces. Agarró sus llaves y salió corriendo. Sabía que Mingyu no solía beber hasta el punto de perder el control, así que algo grave debía haber sucedido. Cuando llegó al bar, lo encontró en una esquina, apoyado contra la barra, con la cabeza gacha. Sus amigos no estaban a la vista, probablemente ya se habían ido.

—¡Mingyu! —exclamó, acercándose a él y sacudiéndolo suavemente por el hombro.

Él levantó la cabeza y la miró con una sonrisa boba, sus ojos entrecerrados y el rostro enrojecido.

—Sabía que vendrías —dijo con voz pastosa, riendo tontamente.

—¿Qué haces aquí tan borracho? —preguntó ella, preocupada mientras lo ayudaba a levantarse.

Mingyu, aunque era alto y fuerte, se tambaleaba, apoyando todo su peso sobre Eunsoo, quien apenas podía con él.

—Me siento mal... muy mal... —murmuró él, mientras se recargaba más en ella.

—Vamos, te llevaré a casa —dijo ella con esfuerzo, tratando de estabilizarlo mientras lo sacaba del bar.

De camino, Mingyu seguía tambaleándose, su gran cuerpo pesado sobre los hombros de Eunsoo, que no podía evitar reír entre dientes.

—Eres enorme, Mingyu. No puedo cargar contigo —se quejó en tono divertido.

—¿Enorme? —repitió él, tratando de levantar la cabeza para mirarla con ojos entrecerrados—. Yo... yo soy suave, Eunsoo. Como un peluche gigante.

Eunsoo soltó una pequeña carcajada. Incluso en ese estado, Mingyu lograba ser adorable.

—Suave, claro —respondió, jadeando mientras seguían caminando.

Al pasar por una tienda de conveniencia, decidió detenerse para comprar algo que ayudara a Mingyu a bajar la borrachera. Lo sentó en una banca frente a la tienda, su cuerpo desplomándose con una expresión soñadora en su rostro.

—Espera aquí, no te muevas, ¿vale? —le dijo, aunque no estaba segura de si realmente la escuchaba.

Cuando regresó con una botella de agua y algunos remedios para la resaca, lo encontró mirando fijamente al cielo.

Unrequited love - Lee Seokmin/ Kim Mingyu E N  R E V I S I Ó NWhere stories live. Discover now