9; inseguridades

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— ¿Cómo sabes mi nombre completo? —preguntó intentando calmarse.

— Es un poco complicado yoi, sé que Roger tuvo una esposa y también un hijo antes de morir, de la cual sé su nombre y apariencia porque el viejo no dejaba de hablar de ella y nos la presumía a través de fotos. No fue muy difícil adivinarlo contando el hecho de que eres idéntico a ella, a excepción por tu cabello negro, claro yoi.

Ace se le quedó viendo antes de salir corriendo.

Marco se sorprendió por la reacción e iba a ir tras él por puro instinto, pero decidió que mejor lo dejaba tranquilo. Tenían mucho tiempo para hablar de ello y en ese momento estaba muy tarde.

— Marco, ¿Qué haces ahí? Deberías estar vigilando que nada malo esté pasando. —Jozu lo acusó.

El rubio asintió antes de volver a su trabajo. 

(...)

Ace corrió hasta un pasillo que no tenía ni idea de qué era, pero se escondió al fondo. Estaba todo oscuro y no se veía nada así que era muy poco probable que la piña con patas lo encontrara. Se sentó de espaldas a la pared y suspiró.

¿Y ahora qué?

Marco conocía su secreto, lo siguiente que le esperaba era una muerte segura.

"era un buen hombre"

Tal vez Marco pensaba eso de él, pero todos sabían que su viejo era un monstruo, incluido él. Y claro estaba que no quería continuar con su legado ni mucho menos que lo conocieran como "el hijo de Roger". Él quería superar a ese estúpido.

Apretó los puños.

Pero ya no tenía caso, a primera hora de la mañana todo el barco estará enterado de que es el hijo del mayor rival de los Barbablanca y lo matarán. O, en el mejor de los casos, lo echarán.

Ninguna sonaba buena de todas formas.

La "pared" en la que estaba apoyado se abrió de repente y el cayó de espaldas al suelo. Se quejó levemente por el golpe y abrió los ojos, los cuales enfocaban a un Shirohige al revés.

— ¿Qué haces despierto, muchacho?

— Le hago la misma pregunta, viejo.

El capitán rió y tomó al azabache en su mano para luego sentarse en su cama y sentarlo en su hombro. Ace no tenía ni ganas de detenerlo, así que sólo lo dejó.

— Dime, mocoso, ¿Qué es lo que te preocupa?

— ¿Por qué piensa que hay algo que me preocupa? —preguntó arrugando la nariz en señal de disgusto por la pregunta.

— Instinto de padre, quizá.

— Usted no es mi padre y yo no soy su hijo. —recalcó. — Y creo que el alcohol ya le está haciendo daño. —comentó, provocando la risa del mayor nuevamente.

— ¡Pero si estoy fresco como una sandía! —exclamó.

Ace miró al hombre gigante reír, y, después de tanto tiempo, se sintió en casa. 

— Vamos, mocoso. Si hay algo que te esté molestando, dilo. No es sano guardar esas cosas. —insistió Shirohige, con una sonrisa que parecía capaz de desarmar hasta al más terco.

Ace resopló, cruzándose de brazos.

— No sé de qué está hablando. Estoy bien.

Pops lo observó con una expresión que claramente indicaba que no le creía absolutamente nada de lo que dijo. El silencio que siguió hizo que Ace empezara a sentirse un poco incómodo, aunque no quería admitirlo. Finalmente, suspiró.

cursed blood | maraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora