𐔌 ── 1 1

147 23 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Finalmente llegó el decimoctavo cumpleaños de Leehan, lo que significa que ya es mayor de edad. Aunque para él no habría gran cambio.

Técnicamente desde que vive ahí se puede decir que era independiente. A excepción de que su alimentación dependía de alguien, cosas como ordenar, limpiar o aprender lo ha hecho él solito con la única ayuda que la información de los libros le brindaba.

Es por esto que Leehan no le daba gran importancia a los supuestos cambios sociales que traía la mayoría de edad, pero eso no quitaba el hecho de que quería celebrarlo por ser un día especial. Es el inicio de la adultez después de todo.

Y parece que el hechicero pensaba de la misma forma, pues Leehan despertó rodeado de flores incluso más hermosas y únicas que las que suele recibir cuando se encuentra mal, y en la mesita había una linda etiqueta de "Feliz cumpleaños" escrito con una caligrafía bastante elegante y delicada, atada a una cajita que parecía ser un regalo.

Al abrirlo vió que se trataba de un collar de fantasiosa apariencia. Era una cadena de plata cuyo dije se trataba de una pequeña media luna geométrica de cristal que, ante la luz, daba unos reflejos bastante lindos.

Leehan no podía estar más que asombrado por recibir algo tan extraordinario. Gracias a haber estado en el palacio conoce bien el precio de ciertos metales preciosos. Ese collar en cuestión no era de ningún material exclusivamente caro, el cristal es de los materiales más económicos que había en esa época, pero eso no le importaba porque Leehan valoraba muchísimo más el detalle recibir algo especial que su valor económico.

Simplemente se le hizo curioso cómo en verdad se podrían hacer maravillas con materiales que la clase alta considera vulgares.

Por supuesto, se lo puso sin dudar, y al mirarse en el espejo su emoción aumentó, llegando incluso a dar saltitos con una gran sonrisa en su rostro. Lucía bastante bien en él, definitivamente debía agradecer al hechicero, pero no sabía cómo, porque luego de aquella vez que enfermó muy grave no lo ha vuelto a ver.

Por eso, optó por lo que siempre solía hacer.

En la cocina, junto a la mesa donde suele ver sus alimentos del día — que por cierto hoy se encontró con un pastel de chocolate — dejó una notita que decía "Gracias por el regalo" con un pequeño corazón.

— Nunca me había sentido tan especial cómo hoy – pensó en alto mientras daba saltitos de alegría – ¡Es la primera vez que recibo algo por mi cumple!

— Buh uuh.

El hechicero es tan atento, ahh... Duun ¿Crees que es él quien todo este tiempo estuvo dejándome los libros y las flores? – cuestionó entre suspiros, sintiéndose muy cálido al imaginarlo dejando todos esos objetos para él —. Al principio creí que era el príncipe, pero dejé de creer en el príncipe desde hace tiempito.

No hubo respuesta ni reacción por parte de Eoduun.

— Me encantaría agradecerle en persona... – murmuró tirándose en la cama sin poder apartar la vista del dije del collar, el cuál tenía en la mano para poder mirarlo de cerca — ¿Tú ves al hechicero todos los días? – preguntó en dirección al ave.

Al igual que antes, no hubo respuesta ni reacción, el búho simplemente cerró los ojos y se hizo el dormido, intentando esconder cuán alegre estaba de que Leehan amara el obsequio.

Esa misma noche, el rubio se encontraba lo suficientemente dormido como para notar que alguien le había dado un suave beso en la frente luego de susurrarle: — Feliz cumpleaños, Hannie, me alegra que te gustara mi regalo.




Esa misma noche, el rubio se encontraba lo suficientemente dormido como para notar que alguien le había dado un suave beso en la frente luego de susurrarle: — Feliz cumpleaños, Hannie, me alegra que te gustara mi regalo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
꒰  ∂ᴇᴀʀ тᴏᴡᴇʀ¹  ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿ ɢᴏɴɢꜰᴏᴜʀᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora