𐔌 ── 3 8

155 36 0
                                        

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Taesan estaba llorando desconsoladamente sentado en el piso en la habitación mientras Leehan se encontraba plácidamente acostado en la cama.

Una semana; una angustiante semana había pasado desde la pelea con el lobo; una semana donde cada día el mayor sentía más y más ansiedad; una semana donde apenas dormía 1 o 2 horas al día, pues desde que Leehan cayó rendido en sus brazos aquel día, no ha despertado; una semana en la que no ha dejado de estar temeroso por pensar en que perdería a Leehan para siempre.

Se siente como un completo inútil que no fue capaz de protegerlo correctamente, y ahora que lleva tantos días sin escuchar su escandalosa voz se está dando cuenta de cuan acostumbrado estaba a su presencia, tanto que ahora sentía un inmenso vacío existencial. Le hacía falta su lindo Leehannie sonriéndole o escucharlo reír por cualquier tontería.

Por mucho que Ji-ho le dijera que no se preocupara porque era algo normal, él no se tranquilizará hasta que el rubio abriera los ojos.

Y hablando de Ji-ho, se ha quedado en el hogar esperando a que Leehan despierte para poder explicarles la situación, y las veces que quiso ir a comprobar su estado, Taesan no le permitió entrar a la habitación.

Ya que era la magia el causante de que Leehan estuviera en ese estado vegetativo, no le agradaba la idea de dejar que un mago como Ji-ho se le acercara, cosa que el mayor comprendía.

— Tae, debes comer – se escuchó a Ji-ho al otro lado de la puerta.

Esa es otra, la angustia le quitaba el hambre y se había descuidado bastante en todos los sentidos.

— ¿Qué dirá Leehan si te ve en un estado deplorable?  – volvió a hablar el mayor.

Esa pregunta le hizo imaginar su reacción si despierta y lo encuentra tan delgado y pálido. Definitivamente le regañaría por no cuidarse adecuadamente. Es por eso que salió de la habitación bastante embajonado y, una vez fuera, Ji-ho le dió una bandeja con un bocadillo y un vaso de jugo.

— Puedes quedarte aquí y comer tranquilamente – soltó con un tono suave mientras acariciaba la cabeza del menor.

Taesan estaba tan afectado que no se molestó en gruñirle como usualmente hacía cada vez que lo tenía cerca, él simplemente se dejó acariciar para luego verlo irse. Y una vez Ji-ho salió de su campo de visión, se deslizó lentamente por la pared hasta quedar sentadito en el suelo, justo al lado de la puerta de la habitación.

Tardó un poco en calmar su llanto, y una vez pudo controlarlo, comenzó a dar mordisquitos pequeños al bocadillo con muy pocas ganas, aunque las lágrimas seguían saliendo silenciosamente, solo que esta vez en menor cantidad.

Apenas logró comer la mitad del bocadillo. De verdad que no se sentía emocionalmente bien, más que comer quería fuertemente. Y con ello reafirmó lo mucho que ama a Leehan,  llegando hasta el punto de no poder vivir sin él. Obviamente lograba pasar tiempo solo sin problema alguno porque sabía que Leehan estaría leyendo o mirando las flores tranquilamente, pero ese no era el caso en la actualidad. Es esa sensación de pensar en un mundo sin Leehan el que le causaba mucho malestar, pensamientos intrusivos que le impedían detener el llanto.

꒰  ∂ᴇᴀʀ тᴏᴡᴇʀ¹  ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿ ɢᴏɴɢꜰᴏᴜʀᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora