5

39 9 3
                                    

CAPITULO 5: TORBELLINO DE EMOCIONES.

Ya me sentía mejor. Era lunes, y estaba preparándome para volver a la universidad. Jungkook, para mi desesperación, había asumido la misión de que me alimentara a las horas correctas, y mis padres, por supuesto, estaban encantados con la idea de que alguien más se preocupara por mí. Aunque, para ser honesta, no lo llamaría "preocupación". Él es simplemente un pesado.

Estaba terminando de arreglar mi cabello cuando mi celular comenzó a sonar. Lo tomé de la cama y vi su nombre en la pantalla. Suspiré antes de contestar.

—¿Qué pasa? —dije disimulando mi entusiasmo.

Me encantaba lo intenso y pesado que era.

Pero no se lo iba a demostrar.

Jamás.

—Oh, buenos días, Jungkook. ¿Cómo estás? —ironizo él en tono sarcástico—. Qué bueno yo estoy bien. ¡Gracias por preocuparte, Aria!

—Buenos días, Jungkook —respondí rodando los ojos—. ¿Cómo estás?

—Bien. ¿Ya comiste?

—No, Jungkook. En un rato.

—Ábreme.

—¿Qué?

—Estoy afuera.

Miré la hora y fruncí el ceño. Era demasiado temprano para que estuviera molestando.

Pero me encantaba la idea de verlo.

—Es demasiado temprano para esto.

—Abre o entro yo mismo. Ya me sé la clave.

—¡Estoy desnuda!

—Me das aún más razones para que entre —respondió con una risa traviesa.

—¡Ya basta! ¡Voy a abrir! —dije antes de colgar, resignada a enfrentar una mañana que prometía ser cualquier cosa menos tranquila.

Este chico iba a volverme loca.

Terminé de arreglarme el cabello, me puse un poco de perfume y bajé corriendo las escaleras, casi resbalando porque seguía en medias. Cuando llegué a la puerta, me detuve un segundo para calmarme y me aseguré de poner mi mejor cara de "odiosa". No iba a darle la satisfacción de verme nerviosa.

Abrí la puerta lentamente y ahí estaba él, con esa sonrisa tan jodidamente perfecta.

—Hola —dije, tratando de sonar indiferente.

—Buenos días, preciosa —respondió con su tono juguetón de siempre, inclinándose un poco hacia mí.

Lo fulminé con la mirada, pero mi corazón no colaboraba y comenzaba a latir más rápido de lo normal. ¿Cómo siempre lograba desarmarme?

—¿Vas a pasar o te quedarás viéndome como tonto? —le dije, cruzándome de brazos.

—No tengo ningún problema en verte —respondió, encogiéndose de hombros—. Lindas medias, por cierto —añadió mientras entraba a la casa.

—Eres un bobo —dije cerrando la puerta tras él.

Jungkook levantó unas bolsas que traía consigo y sonrió de esa manera que siempre lograba desarmarme.

—Traje desayuno. ¿Desayunamos juntos?

Suspiré, rodando los ojos.

—Sabes que no es necesario que vengas todos los días y gastes dinero en mí, ¿verdad?

Hasta el ultimo suspiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora