Los días siguientes, Mina se convirtió en una presencia constante en la vida de Tzuyu. Llegaba puntual a cada sesión de entrenamiento, siempre con una sonrisa coqueta y comentarios que hacían que el ambiente entre ambas se volviera cada vez más cargado de tensión. Aunque Mina seguía cada indicación con precisión, había algo en su actitud que estaba lejos de ser profesional. Su cercanía, sus miradas, incluso la forma en que su cuerpo se movía con una gracia sutil y deliberada, todo estaba dirigido a un solo objetivo: Tzuyu.
Tzuyu, por su parte, intentaba mantenerse enfocada. Había lidiado con clientes difíciles antes, pero Mina era diferente. Había algo magnético en ella, una atracción que Tzuyu no podía ignorar. Cada vez que Mina se le acercaba, el aire a su alrededor parecía volverse más denso, más cargado. Y aunque sabía que lo correcto era mantenerse distante, Tzuyu no podía evitar sentirse arrastrada por esa energía.
Era jueves por la tarde cuando todo cambió.
Después de una sesión particularmente intensa, Mina, como siempre, se quedó un poco más, alegando que quería hacer unos estiramientos adicionales. Tzuyu, que ya comenzaba a acostumbrarse a las tácticas de la chica, la observaba desde la distancia, intentando no prestarle demasiada atención. Pero cuando Mina se inclinó para estirar sus piernas, Tzuyu no pudo evitar notar cómo la ropa ajustada marcaba cada curva de su cuerpo. Era un espectáculo deliberado, una provocación que Mina sabía perfectamente que Tzuyu no podía ignorar.
— ¿Me ayudas con este estiramiento? — preguntó Mina de repente, su voz suave pero llena de intención.
Tzuyu vaciló por un segundo, pero finalmente se acercó. Había estirado a muchos clientes antes, no había razón para que esto fuera diferente. Sin embargo, cuando sus manos tocaron suavemente la espalda de Mina, ayudándola a inclinarse hacia adelante, el contacto la afectó más de lo que quería admitir. La piel de Mina estaba caliente, y el simple roce de sus dedos sobre ella encendió algo en su interior.
— Tienes manos fuertes, — comentó Mina con un susurro, volviendo la cabeza ligeramente hacia Tzuyu, quien estaba justo detrás de ella.
Tzuyu tragó saliva, consciente de lo cerca que estaban.
— Es parte del entrenamiento, — respondió, repitiendo la frase que siempre usaba para mantener el profesionalismo.
— Seguro, — respondió Mina, sonriendo ligeramente—. Pero no puedo evitar pensar que hay algo más en ti. Algo... más personal.
Tzuyu retiró sus manos, dando un paso atrás. Había llegado al límite de lo que podía soportar. Algo en el tono de Mina hacía que su corazón latiera más rápido de lo que le gustaba admitir, pero no podía permitirse caer en esa trampa.
— Eso es suficiente por hoy, Mina, — dijo Tzuyu con firmeza, cruzando los brazos para tratar de poner distancia entre ambas.
Mina se levantó lentamente, girándose para enfrentar a Tzuyu. Sus ojos oscuros estaban llenos de una mezcla de diversión y deseo.
— Siempre tan seria, — comentó Mina, dando un paso hacia ella—. ¿Es que nunca te permites relajarte?
— Esto es trabajo, — replicó Tzuyu, intentando mantener la compostura—. Y me tomo mi trabajo muy en serio.
Mina se detuvo justo frente a ella, tan cerca que Tzuyu podía oler el suave perfume que emanaba de su piel. Sus labios estaban ligeramente curvados en una sonrisa, y sus ojos no se apartaban de los de Tzuyu.
— Lo sé, — susurró Mina—. Pero a veces me pregunto si te diviertes con algo más que solo tu trabajo.
Tzuyu no dijo nada, pero su cuerpo estaba en alerta, sus músculos tensos ante la cercanía de Mina. Podía sentir el calor que emanaba de ella, y aunque su mente le gritaba que se alejara, su cuerpo parecía negarse a moverse.
Mina, viendo que su estrategia estaba funcionando, se acercó aún más, inclinando su rostro hasta que sus labios quedaron a milímetros del cuello de Tzuyu. La respiración de Tzuyu se aceleró, y Mina lo notó.
— Tal vez algún día descubras que hay más en la vida que la disciplina, — susurró Mina, antes de apartarse lentamente, dejando a Tzuyu parada en su lugar, inmóvil y confundida.
Con una última mirada juguetona, Mina se alejó, recogiendo su toalla y bolsa deportiva antes de salir del gimnasio sin decir una palabra más. Tzuyu se quedó allí, respirando con dificultad mientras intentaba procesar lo que acababa de pasar. Sabía que Mina estaba jugando con ella, desafiando cada una de las reglas que había establecido para sí misma.
Pero mientras la veía alejarse, no pudo evitar preguntarse cuánto tiempo más podría resistirse a esa tentación.
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"Diet o Sex
Short StoryTzuyu siempre había sido disciplinada. Como entrenadora personal en uno de los gimnasios más exclusivos de la ciudad, su dedicación al fitness y la vida saludable era innegable. Con su físico imponente y su aura confiada, no solo atraía la atención...