El gimnasio, normalmente lleno de sonidos de pesas cayendo y cuerpos entrenando, estaba ahora envuelto en un silencio pesado. Las luces suaves iluminaban el espacio vacío mientras el eco de los suspiros aún resonaba en el aire. Tzuyu y Mina estaban apoyadas contra la pared, recuperando el aliento después de lo que había sido un torbellino de deseo incontrolable.
Tzuyu, aún apoyada en la pared junto a Mina, sentía su corazón golpear con fuerza contra su pecho. Había cruzado una línea que nunca pensó que cruzaría. Las reglas, la distancia profesional que siempre mantenía con sus clientes, todo eso ahora parecía insignificante. Se giró lentamente para observar a Mina, quien tenía una ligera sonrisa en su rostro mientras se acomodaba la ropa, su mirada aún fija en Tzuyu con esa mezcla de triunfo y satisfacción.
— No me arrepiento de nada, — dijo Mina, rompiendo el silencio mientras sus ojos oscuros brillaban con complicidad.
Tzuyu inhaló profundamente, intentando aclarar su mente. La intensidad de lo que acababa de ocurrir la había dejado desorientada. Parte de ella quería convencerse de que había sido un error, un momento de debilidad, pero otra parte, más profunda y oscura, sabía que no había sido solo eso.
— No podemos seguir con esto, — murmuró Tzuyu, con la mirada baja, pero sabiendo que sus palabras no tenían tanta convicción como debería.
Mina sonrió, sin mostrar un ápice de arrepentimiento en su expresión. Dio un paso hacia Tzuyu, colocando una mano en su pecho y acariciando suavemente.
— ¿Por qué no? — preguntó con voz baja—. Claramente no puedes resistirte, Tzuyu. No tienes que fingir.
Tzuyu cerró los ojos por un momento, dejando que el calor del cuerpo de Mina la envolviera. Sabía que lo correcto era detener esto antes de que fuera demasiado lejos, pero al mismo tiempo, una parte de ella anhelaba más. Su vida siempre había sido rígida, controlada, y ahora que había probado la libertad y el placer que Mina le ofrecía, no podía negar lo bien que se sentía.
— Esto es una mala idea, Mina, — insistió Tzuyu, aunque su tono era mucho más suave esta vez.
Mina soltó una pequeña risa y se acercó aún más, inclinándose hacia el oído de Tzuyu.
— ¿Una mala idea? Tal vez, — susurró—. Pero también es lo que ambas queremos, ¿no es así?
Tzuyu sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Era cierto. No había sido solo Mina la que había provocado este encuentro. Ella también lo había deseado. Y mientras las palabras de advertencia resonaban en su cabeza, no podía ignorar lo que su cuerpo le decía.
Antes de que pudiera responder, Mina se apartó lentamente, recogiendo su bolsa de deporte y dándole una última mirada juguetona.
— Te veré mañana, entrenadora, — dijo con una sonrisa coqueta antes de salir del gimnasio, dejando a Tzuyu con una mezcla de emociones que luchaban por salir a la superficie.
Cuando la puerta se cerró detrás de Mina, Tzuyu se quedó sola en el gimnasio, escuchando el eco del silencio. El aire aún olía a perfume y deseo, y su cuerpo aún vibraba por el contacto reciente. Sabía que estaba jugando con fuego, pero la atracción por Mina era algo que nunca había experimentado antes, una conexión que iba más allá de lo físico.
Esa noche, mientras intentaba dormir, los pensamientos de lo que había pasado seguían rondando su mente. ¿Qué significaba todo esto? ¿Era simplemente deseo o algo más profundo? Y lo más importante, ¿podía detenerlo antes de que fuera demasiado tarde?
Pero a pesar de todas las preguntas, solo una cosa era clara: Mina había roto algo dentro de ella, y ahora, Tzuyu no estaba segura de si quería arreglarlo.
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"Diet o Sex
Short StoryTzuyu siempre había sido disciplinada. Como entrenadora personal en uno de los gimnasios más exclusivos de la ciudad, su dedicación al fitness y la vida saludable era innegable. Con su físico imponente y su aura confiada, no solo atraía la atención...