Isla de los Deseos
Juanjo.
El vapor ascendía lentamente desde la superficie de las termas, difuminando los bordes de la realidad en una neblina cálida y envolvente. El agua burbujeaba con suavidad, emitiendo un sonido rítmico que parecía sincronizarse con la respiración de Juanjo. Estaba sentado en uno de los bordes de piedra, con las piernas sumergidas en el agua caliente, observando cómo las burbujas emergían y desaparecían en la superficie cristalina. La sensación era relajante, casi hipnótica, pero a pesar de la tranquilidad que ofrecía el lugar, su mente seguía inquieta, recorriendo los eventos de los últimos días.
Había sido un torbellino de emociones desde que llegaron a la Isla de los Deseos. Aunque las aguas cálidas ayudaban a calmar su cuerpo, la tensión acumulada en su mente era más difícil de disipar. Los pensamientos sobre la advertencia de la reina resonaban en su cabeza, recordándole el propósito real de su estancia en la isla. Catorce días. Necesitaban catorce días para que el proceso de culminación de almas gemelas estuviese completo. Y, sobre todo, necesitaban paz. Esas fueron las últimas palabras que la reina le había dicho antes de partir y que se habían grabado profundamente en su interior, como una advertencia y una promesa al mismo tiempo. Aunque había entendido lo que significaban cuando se lo dijo, lo que no había imaginado era lo complejo y profundo que sería ese proceso.
El agua a su alrededor se arremolinaba, respondiendo a los movimientos casi imperceptibles de su cuerpo, mientras sus pensamientos lo llevaban de vuelta a las primeras horas en la isla. Habían pasado dos días desde que llegaron, pero en esos dos días, la calma parecía ser algo esquivo. Tras la primera noche, cuando aún intentaban asimilar las sensaciones nuevas en sus cuerpos, tanto físicas como emocionales, decidieron explorar más sobre los misteriosos tatuajes que habían aparecido en sus brazos, marcas que sentían como un reflejo de algo mucho más grande que ellos mismos.
Cada vez que bajaba la mirada a los tatuajes, sentía una energía latente, como si algo dentro de él se agitara, una fuerza que no había estado allí antes y que ahora formaba parte de su ser. Era una energía que lo llenaba de poder y, al mismo tiempo, de responsabilidad. Mientras exploraban los alrededores de la isla, descubrieron que no solo sus cuerpos habían cambiado. La naturaleza misma parecía responder a su presencia, como si estuviera sintonizada con sus emociones, como si la isla y ellos estuvieran conectados de una manera que antes no habrían podido imaginar.
Las plantas parecían inclinarse hacia ellos cuando caminaban, los vientos soplaban en su dirección como si sus pensamientos los guiaran, y el agua de los arroyos se arremolinaba en sincronía con sus pasos. Todo en la isla respondía a su energía, y cuanto más exploraban, más conscientes eran de que algo mucho más grande estaba en juego. Era un descubrimiento que, aunque fascinante, también resultaba abrumador.
Y entonces, un día, encontraron al duende Gabriel. O quizás fue él quien los encontró a ellos. Oculto en el corazón de la isla, había pasado siglos dormido bajo la apariencia de una simple roca, su existencia sepultada en el olvido de una magia antigua. Despertarlo fue un accidente... o tal vez el destino había intervenido, como parecía ser la constante en sus vidas últimamente. La aparición del duende no fue menos sorprendente que sus palabras. Gabriel, con su aspecto frágil y encorvado, pero con una mirada penetrante, les explicó que lo que habían desbloqueado en sus cuerpos y almas no era más que el principio de un poder mucho mayor. Su voz tenía una cualidad que, a pesar de su suavidad, resonaba en el aire como una verdad inmutable, y eso los mantenía en un estado de constante alerta.
-La magia que corre por sus venas es antigua y poderosa. Pero no es magia que pueda ser manejada sin consecuencias. Está ligada a sus emociones más profundas, las que tal vez ni siquiera han aprendido a entender por completo. Si no logran controlarlas, la magia no solo los controlará a ustedes, sino que se desatará sin rumbo. Y créanme, -hizo una pausa, su mirada más severa-ese es un camino que no querrán recorrer.
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El Bosque de las Hadas Perdidas
FantasiEn el místico reino de Elaria, el joven príncipe Juanjo Bona está destinado a ceñir la corona de su padre tras su fallecimiento. Sin embargo, su destino se ve abruptamente alterado cuando su hermana, consumida por una envidia venenosa, conspira con...