Capítulo 13: El Velo de las Mentiras

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Bosque de las Sombras

Martin.


La tendencia a recurrir a la mentira surge frecuentemente del deseo de evitar el dolor que trae consigo la verdad. Nos convencemos de que alterar los hechos o disimular la realidad es un acto de protección, una estrategia que salvaguarda el equilibrio y preserva las relaciones. Vemos en la falsedad un refugio temporal, un escudo que parece resguardarnos del impacto de la sinceridad. Sin embargo, este alivio es transitorio y superficial, pues la verdad, aunque ocultada por un tiempo, nunca deja de ejercer su presión.

Las mentiras, por más cuidadosas que sean, funcionan como una estructura frágil, una red de hilos sueltos que, a la mínima tensión, comienza a desmoronarse. Similar a un barco que navega en aguas serenas pero cuyas grietas están ocultas bajo la superficie, las falsedades acumulan el peso de la incertidumbre, hasta que el daño se hace inevitable. El sufrimiento que buscamos eludir no desaparece; simplemente queda latente, esperando el momento en que la acumulación de secretos y omisiones haga estallar la verdad. En lugar de disipar el dolor, lo alimentamos, multiplicando su intensidad con cada mentira que añadimos.

Existe la creencia errónea de que aplazar el momento de la verdad reduce su impacto, como si la postergación del dolor pudiera, de algún modo, diluirlo. Pero el efecto es precisamente el opuesto. Lo que en principio podría haber sido enfrentado y resuelto con franqueza, se convierte en una espiral de angustia y confusión. Cada mentira lleva consigo la necesidad de más mentiras, y al final, nos encontramos atrapados en una red que nosotros mismos hemos tejido. Así, la búsqueda de una solución sencilla y momentánea termina por encerrarnos en un laberinto emocional, donde la paz se vuelve inalcanzable.

La verdad, aunque incomoda y a menudo temida, tiene una naturaleza implacable. Siempre encuentra la manera de salir a la luz, derrumbando las construcciones de falsedades que levantamos para evitarla. Y cuando finalmente lo hace, no solo revela aquello que ocultamos, sino también las distorsiones y justificaciones que elaboramos en un vano intento de protegernos. En última instancia, al intentar escapar del dolor, lo perpetuamos. Nos convertimos en los artífices de nuestra propia tormenta, sin darnos cuenta de que el verdadero daño no proviene de lo que podría haberse revelado, sino de lo que intentamos ocultar desde el principio. La paz que buscamos está destinada a eludirnos mientras continuemos edificando barreras de engaño en lugar de enfrentarnos con la verdad, por dolorosa que sea.

***

Martin apretó las hierbas medicinales contra su pecho, sintiendo el suave crujido de las hojas bajo la presión de sus dedos, mientras recorría el camino de regreso hacia donde había dejado a Juanjo. El bosque a su alrededor parecía haberse oscurecido desde que se había separado de él. Las sombras de los árboles se alargaban, como si los altos troncos se inclinaran ligeramente hacia él, sus ramas formando arcos sobre su cabeza. El aire era denso, cargado de una humedad que le pesaba en la piel, y con cada paso que daba, sentía como si el suelo bajo sus pies se volviera más espeso, dificultando su avance.

A medida que avanzaba, tenía la incómoda sensación de que algo lo observaba. No era solo el ambiente del bosque, que siempre había sido opresivo. Era algo más profundo, una energía que parecía recorrer el aire, vibrando en cada rama, en cada hoja que crujía bajo sus pies. El silencio era más que una ausencia de sonido, era una presencia en sí misma, envolviendo cada movimiento que hacía, cada respiración. Las sombras danzaban a su alrededor, moviéndose en el borde de su visión, demasiado rápido para que pudiera discernir si eran simplemente ramas agitándose o algo más... algo que lo acechaba.

El nudo en su estómago se apretó más, y su corazón comenzó a latir con más fuerza. Un frío inexplicable le recorrió la espalda, a pesar de que el aire en el bosque era cálido y húmedo. Era como si el propio bosque estuviera conteniendo el aliento, esperando algo.

El Bosque de las Hadas PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora