todo entre los dos se nos ha mezclado

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*inserte a sabrina carpenter diciendo im so fucking horny* 

pd: ignoremos que el cumpleaños de julián es enero y obviamente acá nadie cursa en ese mes. 

gracias por leer:)<3

...



La cita con Santiago cubrió todas mis expectativas. 

Comimos comida china y me reí al ver la habilidad que tenía para usar los palillos. Cuando me llevó a casa, Enzo abrió la puerta antes de que Santiago pudiera besarme. Cuando salimos el miércoles siguiente por la noche, Santiago se aseguró de poder besarme, haciéndolo en su auto.

El jueves a la hora de comer, Santiago se encontró conmigo en el comedor de la facultad y sorprendió a todo el mundo sentándose en el lugar de Enzo. Cuando Enzo terminó de fumar y volvió a entrar, pasó por delante de Santiago con indiferencia y se sentó al final de la mesa. Sofía, quien siempre que podía se acercaba a él, se le arrimó para hablarle, pero se quedó tiesa cuando él le dijo con la mano que se fuera. Todo el mundo se quedó callado después de eso, y a mí me resultó difícil prestarle atención a cualquiera de las cosas de las que Santiago hablaba.

—Ya me di cuenta de que no estaba invitado —dijo, intentando llamar mi atención.

—¿Qué?

—Me enteré que festejan tu cumpleaños el finde. ¿No estoy invitado?

Paulo miró a Enzo, que ,a su vez, miró a Santiago con los ojos llenos de furia.

—Era sorpresa, Santiago—señaló Paulo con suavidad.

—Uh—dijo Santiago, avergonzado.

—¿Me van a hacer una fiesta sorpresa? —pregunté. Paulo se encogió de hombros.

—Fue idea de Enzo.

A Santiago se le enrojecieron las mejillas.

—Supongo que ahora sí que no estoy invitado.

—No seas boludo. Sí estas invitado—dije, agarrándole la mano que tenía encima de la mesa. Todos los ojos se centraron en nuestras manos. Podía ver que Santiago se sentía tan incómodo con tanta atención como lo estaba yo, así que lo dejé y me llevé las manos al regazo.

De repente, se levantó de su silla.

—Tengo unas cosas que hacer antes de ir a la clase. Te hablo después.

—Dale—dije, ofreciéndole una sonrisa de disculpa.

Se inclinó sobre la mesa y me besó en los labios. Se hizo un silencio absoluto en la mesa (y en las demás) y Paulo me dio un codazo después de que Santiago saliera caminando.

—¿Qué tanto miran ustedes, culiados? —exclamó, mirando a quienes nos miraban. —¿Nunca vieron a alguien besarse o qué?

—Antes daba pena porque se pensaban que era el boludo que andaba atrás de Enzo. Ahora todos piensan que soy un hijo de puta que anda con todos —Como Paulo no decía nada, levanté la vista—. ¿Qué? ¿Vos también pensás eso?

—¡No dije nada! —protestó.

Lo miré fijamente con incredulidad.

—¿Pero pensás eso?

Movió la cabeza, negando, pero sin decir nada. De repente, no pude soportar las frías miradas de los demás, así que me levanté y caminé hacia el extremo de la mesa.

desastre | julián x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora