Simón dio otra calada y el humo le salió por la nariz. Levanté la cara hacia el sol mientras él me entretenía contándome sobre su fin de semana de boliche, tragos y un nuevo amigo muy persistente.
—Si no te gusta, ¿por qué dejas que te invite a tomar algo?—me reí.
—Porque no tengo un peso y quiero tomar algo sin pagar.
Volví a reírme, y Simón me dio un codazo en un costado cuando vio que Enzo venía hacia nosotros.
—Hola, Enzo—dijo Simón en tono burlón, antes de guiñarme un ojo.
—Simón—le respondió él, asintiendo con la cabeza. Movió las llaves en el aire—.Me voy a casa. ¿Necesitas que te lleve?
—Justo iba a entrar—dije, sonriéndole.
—¿No te quedas conmigo esta noche? —me preguntó. Su cara era una combinación de sorpresa y decepción.
—Sí, sí me quedo, pero tengo que agarrar un par de cosas.
—¿Qué cosas?
—Mi maquinita de afeitar. ¿Qué te importa?
—Ah. Si capaz ya tenés que afeitarte las piernas. Me raspas todo cuando nos acostamos—dijo él, con una mueca divertida.
A Simón casi se le salieron los ojos, mientras daba una mirada para confirmar lo que había escuchado. Yo me limité a mirar a Enzo con el ceño fruncido.
—¡Así empiezan los rumores!
Miré a Simón y sacudí la cabeza.
—Estoy durmiendo en su cama, nada más.
—Ajá—dijo Simón con una sonrisa petulante.
Le di un manotazo en el brazo antes de abrir la puerta y subir las escaleras.
Cuando llegué al segundo piso, Enzo estaba al lado mío.
—No te enojes. Era un chiste.
—Todo el mundo ya piensa que tenemos algo. Y vos seguís empeorándolo.
—¿Y a quién le importa lo que piensen los demás?
—A mí, Enzo.
Empujé la puerta de mi habitación, metí unas cuantas cosas al azar en una mochila y después salí enojado con Enzo pisándome los talones. Se rio mientras agarraba la mochila que llevaba en la mano, y yo me quedé mirándolo.
—No es gracioso. ¿Querés que todo el mundo piense que soy uno más de los que está con vos y después dejas tirado?
Enzo frunció el ceño.
—Nadie piensa eso. Y si alguien piensa eso mejor que no me entere.
Me sostuvo la puerta y, después de pasar, me paré abruptamente delante de él.
—Epa—dijo él, chocándose conmigo.
Me di media vuelta con los ojos abiertos de par en par.
—Dios. La gente debe de pensar que estamos juntos y que vos seguís encamándote con medio mundo. Seguro piensan que soy un boludo—dije, dándome cuenta de la situación mientras hablaba—. Creo que tendríamos que dejar de juntarnos tanto; es más, tendríamos que alejarnos por un tiempo.
Le quité mi mochila y él volvió a sacármela de las manos.
—Nadie piensa que estamos juntos. No tenés que dejar de hablar conmigo para demostrar algo.
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desastre | julián x enzo
FanficJulián no se mete en quilombos y trata de llevar una vida tranquila. Cree que ya logró enterrar su pasado, pero cuando llega a la universidad, aparece alguien que pone en peligro su sueño de una nueva vida. Enzo Fernández es justamente el tipo de ch...