Capítulo 2

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*NARRA ELENA*

No me lo podía creer. Llegue a mi cuarto, cerré la puerta con llave y me tumbé en mi cama boca arriba. Seguía creyendo que lo que había sucedido unos segundos era producto de mi imaginación, pero no... todo era verdad.

¿Qué pasaría ahora conmigo? Tendría que rehacer mi vida y empezar de nuevo. Esa idea no me gusta. Tendría que hacer nuevos amigos, habituarme a un nuevo instituto y muchas cosas más... Pero hay una cosa que me duele, más que todo, dejar atrás. Esa cosa es mi casa, sí mi casa. En ella he crecido, he vivido momentos inolvidables y sobre todo ella... ella me recuerda a mi padre.

No paro de dar vueltas a lo mismo y de pronto siento un fuerte dolor en mi pecho. Me incorporo y me pongo mis manos en mi pecho. Me duele mucho y me falta el aire. Me agobio mucho y comienzo a llorar.

No consigo relajarme a si que me levanto, todavía con mis manos en el pecho, y voy a mi baño y lo cierro con pestillo. Me miro al espejo y me veo con los ojos hinchados. No paro de mirarme y no se porque pero empiezo a pensar algunas cosas como "Tu vida es una mierda, Elena", "Soy una mierda", "Mi padre murió por mi culpa", "Ojala me muera"... Todo esto lo pensaba mirándome al espejo con una mano en el pecho y otra en mi cabeza. Ese dolor cada ves era mucho más fuerte.

En ese momento, mi mente desconecto y ya no era yo, si no mi otro yo. Abrí el cajón que tenía a mi derecha y busqué en él desesperadamente, hasta que di con lo que buscaba. La cuchilla que utilizaba cuando me cortaba. Volví a mirarme al espejo, pero esta ves sujetando la cuchilla.

Me senté en una esquina del baño, puse mi muñeca estirada y comencé a cortarme. En cada corte me desahogaba. Mi dolor iba desapareciendo poco a poco. Pero de pronto se me vino mi padre a la mente y esto hizo que me hiciera un corte muchísimo más profundo que los demás.

Pensé que ya era bastante. Me levante con mucha dificultad, ya que estaba débil y un poco mareada. Guardé la cuchilla y me volví a mirar al espejo. Seguía siendo la misma, solo que ahora tengo cortes. Me miro mi muñeca y mi último corte no paraba de sangrar a si que me vende mi muñeca, me seque mis lágrimas y salí del baño. Fui para mi joyero y me puse muchas pulseras en la muñeca para que no se viera la venda.

Me volví a tumbar en mi cama, cogí mi móvil y le escribí a Raúl. Le puse que me encontraba mal y que quería verlo en el parque dentro de 5 minutos y él me puso vale. Me levante me vestí y baje abajo.

  - Elena, espera. Quiero hablar contigo.- dijo mi madre levantándose de la mesa.

  - No tengo ganas de hablar. Me voy a dar una vuelta.- dije con la voz quebrada.

  - ¿Has estado llorando?.- dijo poniéndome una mano en mi hombro.

  - ¡¿Y QUÉ TE IMPORTA?! ¡NO LE IMPORTO A NADIE!.- dije gritando.

  - Si me importas, Elena.- dijo llorando.

  - ¡¡NO!!.- dije gritando cada vez más fuerte.

  - ¿Cómo que no? Eso es mentira mi niña, si me importas.

  - ¡¡MENTIRA!!

  - Si no me importaras yo ya me hubiese muerto de una depresión. Pero en cambio seguí hay por ti, porque te quiero.- dijo llorando aun más.

  - Mamá... lo siento... se que tu no tienes la culpa pero...- comencé a llorar.

  - Tranquila mi niña, ya pasó. Te perdono.- dijo abrazandome.

  - Ahora me voy a dar un vuelta. Después te veo.

XOXO [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora