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Canción: Dos oruguitas (Sebastián Yatra)
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**Título: Transformaciones en Silencio**

La luz del atardecer se filtraba a través de las ventanas de la casa de Severus, iluminando suavemente las paredes que habían visto tantas historias. En el silencio de la habitación, los ecos del pasado comenzaron a cobrar vida en su mente. En ese instante, el recuerdo se convirtió en su refugio, una burbuja de nostalgia y amor.

*"Dos oruguitas enamoradas, pasan sus noches y madrugadas..."*

La canción resonaba en su corazón mientras cerraba los ojos. Recordaba el día en que conoció a Sirius Black, aquel niño rebelde de ojos brillantes y sonrisa deslumbrante. La primera vez que sus miradas se encontraron, el mundo alrededor de ellos pareció desvanecerse. Severus había sido una oruguita asustado, temeroso de dejar atrás la seguridad de su capullo.

*"Llenas de hambre, siguen andando y navegando un mundo que cambia y sigue cambiando..."*

Las imágenes de su infancia juntos se deslizaban en su mente. Las risas compartidas, los secretos murmurados en la oscuridad de la biblioteca, y las noches en las que Sirius lo animaba a salir de su capullo. Había momentos en los que Severus sentía que su corazón podía explotar de felicidad.

**Navegando un mundo que cambia ,y sigue cambiando**

Con el paso del tiempo, sus oruguitas comenzaron a transformarse. Severus recordaba su boda como si fuera ayer. El día estaba adornado con luces suaves y risas de amigos. Sirius, con un traje oscuro que lo hacía ver aún más apuesto, había sonreído con ese brillo característico. En aquel momento, Severus se sintió más vivo que nunca. Cuando Sirius pronunció sus votos, su voz resonó como música, llenando el aire con promesas que ambos sabían que llevarían a cabo.

*"Dos oruguitas paran el viento, mientras se abrazan con sentimiento"*

"Prometo amarte en cada momento, en cada transformación, y en cada sombra que pueda cruzar nuestro camino," había dicho Sirius, con los ojos fijos en Severus. "Te elijo a ti, hoy y siempre, y seré tu refugio, como tú has sido el mío."

*Siguen creciendo no saben cuando buscar algún rincón el tiempo sigue cambiando*

Severus sintió que el mundo se detenía. Las palabras de Sirius resonaban en su corazón, llenándolo de una calidez indescriptible. Cuando fue su turno, su voz tembló ligeramente, pero la firmeza de su amor le dio la fuerza que necesitaba. "Te prometo ser tu compañero en cada paso, en cada lucha. Seré tu luz en la oscuridad, tu ancla cuando las tormentas nos azoten."

*"Inseparables son y el tiempo sigue cambiando"*

Pasaron los años, y en cada rincón de su hogar había ecos de risas, amor y momentos compartidos. Severus recordaba el día en que se enteraron de que iban a ser padres. Habían decidido celebrar con una cena especial, un pequeño ritual que mantenían para conmemorar los hitos de su vida juntos. Pero esa noche, la emoción en el aire era palpable.

**Ay, oruguitas no se aguanten mas hay que crecer aparte y volver hacia delante seguiras**

Sirius estaba en la cocina, cocinando con su habitual entusiasmo. Severus se acercó, un ligero nerviosismo recorriendo su estómago. Se aclaró la garganta, y cuando Sirius lo miró con curiosidad, decidió que ya no podía esperar más.

**Vienen milagros vienen crisálidas hay que partir y construir su propio futuro**

"Sirius..." comenzó, y en sus ojos había un destello de felicidad y miedo. "Tengo algo que decirte."

*"Ay, oruguitas, no se aguanten mas hay crecer aparte y volver hacia delante seguiras"*

"¿Qué pasa?" preguntó Sirius, con esa mezcla de preocupación y amor que siempre lo había caracterizado.

*Vienen milagros vienen crisálidas hay que partir y construir su propio futuro...**

"Estamos esperando... gemelos," reveló Severus, sintiendo cómo el peso de la noticia se deslizaba de sus labios.

La reacción de Sirius fue instantánea. Sus ojos se abrieron como platos y, en un segundo, dejó caer la cuchara que tenía en la mano. "¿Gemelos? ¡¿En serio?!"

**Dos oruguitas desorientadas en dos capullos bien abrigadas**

Severus asintió, una sonrisa suave dibujándose en su rostro mientras veía cómo Sirius pasaba de la sorpresa a la euforia. Sirius lo abrazó con fuerza, levantándolo del suelo mientras reía y lloraba al mismo tiempo.

**Con sueños nuevos ya solo falta hacer lo necesario en el mundo que sigue cambiando**

"¡Vamos a ser padres! ¡No puedo creerlo!" exclamó Sirius, su risa llenando la cocina con una energía vibrante. Severus sintió que su corazón se expandía al ver a Sirius tan feliz. Había tantas esperanzas en esa risa, sueños que aún no habían comenzado a tomar forma.

**Tumbando paredes hay viene nuestro milagro(nuestro milagro)**

Los días se convirtieron en meses, y la llegada de sus gemelos cambió todo.

*"Ay, mariposas, no se aguanten más..."*

Las noches en vela, las risas en familia y el amor que los unió aún más. Severus recordaba cada pequeño gesto, desde las primeras palabras de sus hijos hasta las travesuras que hacían con su padre.

**Hay que crecer aparte y volver hacia delante seguiras**

Se sentó en una silla, sintiendo la calidez de esos recuerdos. La música seguía fluyendo a su alrededor. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, pero no eran solo de tristeza. Eran lágrimas de amor, de gratitud por cada momento compartido, por cada transformación que había experimentado a su lado.

Severus sabía que Sirius siempre viviría en su corazón, en cada rayo de sol que iluminaba sus días y en cada susurro del viento que le recordaba sus promesas. Pero en el fondo de su corazón, una sombra se cernía sobre esos recuerdos luminosos. La guerra mágica había dejado su huella, y Sirius había sido llamado a luchar, como muchos otros.

*"Ya son milagros, rompiendo crisálidas..."*

La letra resonaba en su mente, recordándole que, aunque Sirius no estuviera físicamente a su lado, su amor seguiría vivo en sus hijos. Cada vez que miraba a los gemelos, veía a Sirius: su risa, sus ojos, la chispa de aventura que siempre había iluminado su vida.

**Hay que volar, hay que encontrar su propio futuro...**

Severus respiró hondo, dejando que el recuerdo lo abrazara, como lo hacía Sirius tantas veces. Aunque la tristeza lo envolvía, también había un destello de esperanza. Sabía que el amor no desaparece, que sigue transformándose, como ellos lo habían hecho. Y aunque el camino por delante sería difícil, estaba decidido a seguir adelante, por Sirius y por sus hijos.

**Hay mariposas no se aguanten mas hay que crecer aparte y volver hacia delante seguiras**

Con un último suspiro, Severus se levantó, sintiendo una renovada determinación. La música se desvaneció en su mente, pero el amor permaneció, guiándolo mientras se preparaba para enfrentar el día. La vida seguiría cambiando, pero él siempre llevaría consigo la esencia de lo que habían compartido: un amor eterno que jamás se extinguiría.

**Dos oruguitas desorientadas, en dos capullos bien abrigadas...**

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