Disventure Camp Power AU
Años y años encerrados en un laboratorio de pruebas, solo por una simple diminuta cosa que los hacía diferentes a las demás personas. Nuestros protagonistas tenían una condición extraña, eran seres sobrenaturales nunca antes...
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Connor se acercó a la puerta principal de las habitaciones, sonriendo ligeramente mientras introducía su tarjeta de acceso. La puerta se abrió con un zumbido, y los chicos con habilidades sobrenaturales comenzaron a salir de sus habitaciones.
—¡Buenos días! — dijo Connor, su voz amistosa. —Es hora de desayunar. Por favor, diríjanse a la cafetería.
Lake salió de su habitación, estirándose y bostezando. Se unió a Fiore y Tess, quienes ya estaban esperando en el pasillo.
—¿Qué hay para desayunar hoy? — preguntó Fiore, mientras se ajustaba su cabello.
—No lo sé. — respondió Lake. —Pero espero que sea algo mejor que la avena de ayer.
Hunter se unió al grupo, su cabello despeinado y sus ojos somnolientos. —¿Qué pasa? — preguntó, mientras se frotaba los ojos.
—Vamos a desayunar. — dijo Tess, con una expresión sería en su rostro.
Yul, el dragón, emergió de su habitación, su cuerpo impresionante lleno de escamas brillantes. Maggy, la gigante, salió detrás de él.
El grupo comenzó a caminar hacia la cafetería, acompañados por otros chicos con habilidades sobrenaturales. Grett y James se unieron al grupo, conversando en voz baja.
—¿Crees que hoy será un día tranquilo? — preguntó James. —No lo sé. — respondió Grett. —Pero siempre hay algo inesperado en este lugar.
Al entrar en la cafetería, los chicos se encontraron con el desayuno habitual: cereales, frutas y pan tostado. No había nada fuera de lo común.
—¿Dónde está Alec? — preguntó Lake, mientras se servía un tazón de cereal. —Probablemente en su oficina, trabajando en algunos informes. — respondió Connor.
Comenzaron a desayunar, charlando entre sí. Era un día como cualquier otro en el "manicomio".
Aiden se levantó de su silla y se acercó a Tom, quien estaba sentado solo en una mesa cerca de la ventana. Tom con su expresión pensativa.
—¿Te importa si me siento aquí? — preguntó Aiden. Tom se volvió hacia Aiden y sonrió. —No, adelante. — Aiden se sentó y Tom lo miró con curiosidad. —¿Qué tal te va? — Pregunto el chico de cicatrices.
El chico de cabello bicolor se encogió de hombros. —Bien, supongo. Solo pensando en mi próximo proyecto de arte. —
Tom sonrió. —¿Qué vas a hacer?
Aiden sacó un cuaderno de su bolsillo y comenzó a dibujar. —Estoy pensando en hacer un mural en el pasillo principal. —
—Eso parece genial. ¿Qué tema vas a elegir?
El menor pensó por un momento. —No sé, tal vez algo relacionado con la naturaleza. — Tom asintió con la cabeza. —Me gusta. Tienes talento para el arte.
