Disventure Camp Power AU
Años y años encerrados en un laboratorio de pruebas, solo por una simple diminuta cosa que los hacía diferentes a las demás personas. Nuestros protagonistas tenían una condición extraña, eran seres sobrenaturales nunca antes...
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Fiore, la niña demonio, caminaba sin rumbo fijo por las calles de la ciudad. Su cabello castaño y ojos rojos brillantes llamaban la atención de quienes la veían pasar.
Después de un rato de caminar, Fiore se detuvo frente a una pequeña pastelería.
El letrero sobre la puerta decía "Miriam's Sweet Delights". Fiore se sintió atraída por el aroma a dulces y pasteles que salía de dentro.
Entró en la pastelería y se encontró con una anciana llamada Miriam, que estaba detrás del mostrador. Miriam tenía una expresión amargada en su rostro, pero sus ojos brillaban con una luz cálida.
—¿Qué deseas, niña? — preguntó Miriam con una voz un poco áspera.
—Quiero probar algo dulce. — dijo Fiore. —Algo que me haga olvidar mis problemas.
Miriam se rió. —Ah, entiendo... — dijo. —Tengo justo lo que necesitas.
Miriam le ofreció a Fiore un pastel de chocolate con crema. Fiore lo probó y se sintió transportada a un mundo de dulzura y felicidad.
—Esto es increíble... — dijo Fiore.
Miriam sonrió.
—Me alegra que te guste. — dijo Miriam. —¿Quieres saber el secreto de mi pastel?
Fiore asintió.
—Es amor. — dijo Miriam. —Amor y un poco de magia.
Fiore se sorprendió. —¿Magia? — repitió Fiore y Miriam se rió.
—Sí, niña. Tengo un poco de magia en mi corazón. — Fiore se sintió intrigada.
"¿Qué tipo de magia?", preguntó Fiore.
—Es un secreto... — le mostró una calida sonrisa. —Pero te diré que es algo que me permite hacer que la gente se sienta feliz.
Fiore se sintió emocionada.
—Quiero aprender.
Miriam se rió. —Quizás algún día. Pero por ahora, solo disfruta del pastel.
Fiore se sentó en una mesa cerca de la ventana, disfrutando de su pastel y observando a Miriam mientras trabajaba en la cocina. La anciana parecía tener una energía contagiosa, y Fiore se sintió atraída por su calidez y experiencia.
Después de un rato, Miriam se acercó a Fiore y se sentó enfrente de ella.
—¿Cómo te llamas, niña? — preguntó Miriam.
—Me llamo Fiore. — respondió Fiore.
—Fiore, eso significa flor en italiano. — dijo Miriam. —Es un nombre hermoso.
—Gracias... — dijo Fiore. —Mi madre me lo puso.
Miriam asintió. —Debes haber tenido una madre muy especial.
