Momentos robados
El fin de semana había llegado, y con él, un evento que reunía a varios equipos para un amistoso. Lev se encontraba entre la multitud de jugadores en el gimnasio central, pero hoy no era solo el lugar lo que le pesaba.
Hinata, Kageyama,tsuki, y el resto de Karasuno estaban allí, bromeando y riendo mientras esperaban su turno para jugar. Entre ellos, Lev intentaba mantenerse ocupado, distraído. Pero su mirada siempre volvía a Yaku, que conversaba animadamente con Daki la cual había venido de espectadora y otros jugadores.
—¡Lev! —la voz aguda de Hinata lo sacó de su ensimismamiento—. ¡Estamos entrenando todos juntos, únete!
—Ah, sí, claro —respondió Lev con una sonrisa forzada.
A regañadientes, se unió al grupo que estaba haciendo pases rápidos. Hinata y Kageyama estaban, como siempre, enfrascados en su eterna competencia, mientras Tsukishima los observaba con indiferencia.
—Oye, ¿qué te pasa? Pareces más distraído de lo normal, y eso ya es decir mucho —comentó Tsukishima, lanzándole una mirada desinteresada mientras atrapaba el balón.
Lev suspiró y negó con la cabeza.
—Es… complicado. No es nada, en serio.
—Tienes una mirada rara —interrumpió Kageyama, sin ningún filtro, como siempre.
—Sí, es como si estuvieras mirando algo que no puedes alcanzar —agregó Hinata, riendo, aunque no captaba el trasfondo doloroso de lo que decía.
—No es nada —repitió Lev, esta vez con un tono más bajo.
A lo lejos, Yaku seguía conversando con Daki. Ambos reían, como si el resto del mundo no existiera. Ese tipo de conexión, esa facilidad con la que Daki conseguía que Yaku se abriera y mostrara su lado más relajado, era algo que Lev nunca podría conseguir.
Cada vez que intentaba hablar con Yaku, las palabras se le enredaban en la garganta, y lo único que recibía eran regaños o respuestas frías.
Hinata se acercó de nuevo, esta vez con una seriedad inusual.
—Oye, Lev, si necesitas hablar, estamos aquí. Bueno, ¡Kageyama no es muy bueno escuchando, pero yo sí! —dijo con su típica sonrisa brillante.
—Gracias, Hinata —dijo Lev, esbozando una pequeña sonrisa, aunque su mente seguía atrapada en la escena que tenía lugar al otro lado del gimnasio.
—¿Está relacionado con alguien? —preguntó de repente Tsukishima, con una mirada afilada. Todos sabían que Tsukishima era observador, pero su habilidad para notar lo más doloroso de las situaciones era única.
Lev no respondió. No tenía fuerzas para negarlo, pero tampoco para admitirlo.
—Sabía que era eso —continuó Tsukishima con una sonrisa burlona, sin inmutarse por la incomodidad que generaba—. No hace falta ser un genio para verlo.
—¡Oye, Tsukishima, no lo molestes! —le reclamó Hinata, dando un pequeño golpe en el hombro de su compañero.
—Lo siento, Lev. No quise incomodarte —murmuró Tsukishima, aunque su tono no era del todo sincero.
Pero ya no importaba. Los pensamientos de Lev estaban muy lejos de esa conversación. Todo lo que veía era a Yaku, brillando junto a Daki. Mientras los demás seguían con sus juegos y bromas, Lev sentía cómo el vacío en su interior se hacía más grande.
—Lev, ¿te estás uniendo al partido o qué? —gritó Kuroo desde la cancha, interrumpiendo el flujo de sus pensamientos.
—Voy... —respondió sin ganas.
Se posicionó en la cancha, dispuesto a jugar, pero en el fondo, ya estaba agotado. El peso de sus emociones lo arrastraba hacia abajo, y por más que lo intentara, su energía no era la misma. Mientras el balón iba y venía, cada toque parecía un esfuerzo monumental. Yaku, por su parte, jugaba con una concentración impecable, como si el resto del mundo no lo afectara en absoluto.
De repente, Daki se unió al partido, ocupando el lugar junto a Yaku. Verlos juntos en la cancha, moviéndose con una sincronía que Lev jamás podría lograr, le dolió más de lo que hubiera imaginado. Yaku le sonreía a Daki, una sonrisa genuina que Lev solo había visto desde lejos. Esa sonrisa no era para él. Nunca lo había sido.
Los equipos cambiaban de posición, pero para Lev, todo el juego se volvía una niebla. No podía concentrarse en la estrategia, ni en los puntos. Cada vez que Yaku y Daki intercambiaban miradas, era como si el aire se hiciera más denso, más difícil de respirar.
En medio del partido, Hinata se acercó y le susurró:
—Sabes, Lev, hay veces en las que ver a alguien feliz, aunque no sea contigo, también es un tipo de amor. Pero duele, ¿no?
Lev lo miró sorprendido, pero no dijo nada. Hinata, con su usual candidez, había tocado el punto más vulnerable de su alma. Y sí, dolía. Dolía tanto que, por momentos, sentía que no podría soportarlo.
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HEATHER
Fanfiction• Una historia donde nos habla sobre el amor y lo malo que puede llegar a ser varias veces al igual que doloroso y el gran daño emocional que nos causa el no aprender a soltar algo no correspondido • Conan gray-Heather ©Tengo todos los derechos de a...