El susurro se desvaneció, pero el eco de aquel sonido quedó suspendido en el aire, envolviéndolos en una atmósfera aún más tensa. Nadie se atrevía a moverse, y las linternas temblaban en sus manos. El silencio era inquietante, roto solo por el latido acelerado de sus corazones.—¿Qué... qué fue eso? —preguntó Han, su voz apenas un susurro, casi como si temiera que cualquier sonido más fuerte lo hiciera regresar.
—Estoy seguro de que solo fue el viento, ¿verdad? —intentó Bangchan, pero incluso él empezaba a dudar.
—No fue el viento —insistió Felix, tragando saliva—. Era algo... diferente.
Hyunjin, siempre el más impulsivo, decidió dar un paso al frente.
—¡Vamos, chicos! Seguro que fue algún ruido del exterior o un animal. No podemos asustarnos por cualquier cosa —dijo, intentando sonar firme, pero el temblor en su voz lo delataba.
—Eso no sonaba como ningún animal que haya escuchado —murmuró I.N, mientras retrocedía un paso, chocando sin querer con Seungmin.
—Relájate, I.N, todo está bien... todavía —dijo Seungmin, tratando de calmarlo, aunque él mismo sentía cómo la tensión se le subía por la espalda.
Minho, que había estado observando con desdén hasta ese momento, soltó una risa nerviosa.
—¿De verdad vamos a asustarnos por un ruido? —dijo, cruzándose de brazos—. No hemos venido aquí para asustarnos a nosotros mismos. Aún no ha pasado nada. Vamos, sigamos explorando.
Sin más discusión, comenzaron a caminar por el largo y oscuro pasillo. El piso de madera crujía bajo sus pies, y cada rincón de la casa parecía estar lleno de sombras que se movían en los límites de su visión.
—Esto no es normal —susurró Changbin, su mirada clavada en las paredes cubiertas de moho—. Siento como si algo nos estuviera observando.
De repente, un fuerte golpe resonó detrás de ellos. Todos se giraron al unísono, iluminando la entrada, pero no había nada allí. Sólo el vacío oscuro y el eco de lo que parecía haber sido una puerta cerrándose.
—¿Quién cerró la puerta? —preguntó Han, su rostro pálido.
—Yo no fui —respondió Bangchan, levantando las manos—. Nadie lo hizo... al menos, ninguno de nosotros.
Felix dio un paso hacia atrás, su mirada fija en el fondo del pasillo.
—Esto no me gusta nada. Deberíamos irnos.
—¿Irnos? —Hyunjin lo miró, alzando una ceja—. Apenas hemos comenzado. Además, ¿no quieres descubrir qué está pasando?
—No, en realidad no —respondió Felix, con una risa nerviosa—. Prefiero no descubrir nada.
Bangchan se acercó al final del pasillo, tratando de mantener la calma.
—Vamos a seguir. Si algo raro vuelve a pasar, nos vamos. ¿De acuerdo?
Con un asentimiento dudoso, los demás lo siguieron, pero el aire se sentía cada vez más pesado, como si la casa misma quisiera atraparlos. La linterna de I.N comenzó a parpadear, y cuando finalmente se apagó, dejó una oscuridad que parecía engullirlos.
—¿Por qué se apagó? —preguntó I.N, golpeando el aparato con nerviosismo.
—Prueba a encenderla de nuevo —dijo Seungmin, mientras iluminaba la cara de I.N con su linterna.
Pero antes de que pudiera hacerlo, un nuevo susurro llenó el aire. Esta vez, más claro, más cerca.
—Salgan... ahora... —decía la voz, tan nítida que parecía hablarles al oído.
Felix retrocedió de golpe, tropezando con Hyunjin.
—¡No me toques! —exclamó, en pánico, pero al girarse, vio que Hyunjin estaba lejos de él.
—No te toqué —dijo Hyunjin, su expresión confundida.
El miedo se había instalado en ellos como una sombra, y ahora era imposible ignorarlo.
—Nos están jugando una mala pasada —dijo Changbin, apretando los dientes—. Esta casa no está vacía.
La pregunta no era si debían irse. La pregunta era si aún podían hacerlo.
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Eco de los Susurros: La Casa Abandonada de la Colina
Paranormal¿Qué harías si una casa abandonada te llamara con susurros que solo tú puedes escuchar? Un grupo de amigos decide explorar una mansión en lo alto de una colina, pero lo que encuentran dentro es más oscuro y aterrador de lo que imaginaban. Secretos o...