Crashing Into You

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La carrera había sido una montaña rusa de emociones para Checo. Había encontrado su ritmo, el coche se comportaba bien, y él se sentía cómodo en las calles de Bakú, un circuito que le había traído éxito en el pasado. Había logrado colocarse en P3, manteniendo un buen ritmo y presionando a Piastri y Leclerc. Cada vuelta lo acercaba más a la posibilidad de un podio, quizás incluso de una victoria si las circunstancias eran favorables.

Sin embargo, en la vuelta 51, todo cambió. Carlos Sainz, quien venía acercándose, intentó adelantarlo en un momento crítico. Con ambos Ferraris en juego, la batalla se volvió más intensa de lo que Checo había anticipado. Lando, quien había estado ayudando a Piastri a mantener el liderato bloqueando a Checo, ya lo había frustrado ántes, pero ciertamente lo que vino después fue aún peor. Carlos tocó el monoplaza de Checo de manera completamente inesperada, y ambos se fueron directo contra el muro de concreto. 

Baku no es el circuito mas rápido pero iban a unos buenos 190kph cuando se impactan deslizando varios metros.

El golpe fue fuerte. Checo sintió la furia recorrer su cuerpo al ver cómo se desvanecía su oportunidad de podio y de sumar puntos vitales para el equipo. El malestar se amplificaba con cada segundo que pasaba. A una vuelta del final, el accidente no solo le había costado una buena posición, sino su mejor resultado desde China, dejándolo fuera de la zona de puntos.

Sergio maldice, se para en su asiento antes de salir del auto y mienta madres para después ir a ver como esta su amigo.

–¡Cabron! ¿Estas bien wey?— Le da un pequeño zape en el casco para llamar su atención.

—¿Eh?— Carlos que estaba concentrado en reportarse con su equipo voltea a verle, —Checo, sí, sí. Estoy bien.

Checo asiente, —Te la mamaste pendejo.— Por muy agradecido que esté de que el español está bien, sigue furioso, y no es para menos.

Carlos, por su parte, parecía genuinamente confundido. El español insistía en que el choque había sido un accidente, que no había intentado nada diferente de lo que había hecho en vueltas anteriores. Aun así, la posibilidad de que Sainz hubiera recibido órdenes del equipo para asegurarse de que Red Bull no sumara puntos clave en el campeonato de constructores era difícil de ignorar.

El camino de regreso al pitlane estaba lleno de tensión. Checo quería creer en su amigo, pero la sospecha y el dolor de lo sucedido lo mantenían en guardia. El ambiente entre ellos estaba cargado. ¿Fue un simple accidente o algo más?

Lando se maldecía una y otra vez, sintiendo cómo la presión en su pecho aumentaba con cada segundo que pasaba. Los planes con Daniel para ganarse a Checo estaban avanzando demasiado lentamente para su gusto, y ahora esto. El equipo le había pedido que retuviera a Pérez para evitar que el mexicano realizara el undercut sobre Oscar, y claro, no podía negarse. Hacerlo sería traicionar a su escudería. Sin embargo, sabía que esa maniobra no le ganaría la atención que realmente deseaba del mexicano, la atención positiva, la que lo hiciera notarlo de una vez por todas.

Y entonces, el accidente.

Su corazón se detuvo cuando lo vio en los monitores: Checo y Carlos. Ambos. Su mente apenas podía procesarlo. El hombre del que estaba enamorado y su mejor amigo, con quien todavía no había resuelto lo que había pasado entre ellos. Ver los coches destrozados, aplastados contra el muro, con las piezas regadas por toda la pista, hizo que una ola de pánico lo invadiera.

—¿Estan bien?— pregunta incapaz de mantener el miedo que se apodera de su pecho fuera de su voz temblorosa.

Lando no se permitía pensar en lo peor, en la posibilidad de que alguno de los dos estuviera herido o algo más grave. Su mente se llenaba de imágenes que no quería imaginar, que no podía soportar en ese momento. Tenía que concentrarse, tenía que seguir conduciendo. Pero la preocupación le quemaba en el pecho, la culpa y el miedo lo sofocaban. 

Deja Que Los Perros LadrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora