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No hay nada mejor que, tener hermanos, y que mejor que sean mayores que tú. Jeon Jimin era el hermano mayor de Jeon Jungkook, eran hijos de padres con apellido importante en Corea del Sur.
Hace unos años tomaron la decisión de ir a The U.S.A, un país donde los recibieron de buena manera, pero que a su hermano lo trataron de la mierda.
Jeon Jimin quedo embarazado a los 21 años por un joven el cual murió por una sobredosis, siendo padre soltero, era apoyado por sus padres, pero odiaba las reuniones que su familia organizaba, sus tías y primos de los tres géneros se burlaban, haciendo comentarios mal intencionados a su hijo.
Defendía a su hyung lo más que podía, el solo tenía 17 años cuando esa lenteja apareció en el vientre de su hermano favorito.
Cuando el pequeño nació, Jungkook juro que ángeles salían del cielo, los pájaros cantaban y personas tocaban el arpa.
Su primer sobrino, obviamente el consentido y favorito.
Desde el día uno, le agarro cariño, ayudo a su hermano, pues, sabía que ser papá y universitario sería difícil para su pulga -Jimin-, tenían una amistad más allá de ser hermanos.
Les agradecía a sus padres por enseñar a respetar, cuidar y amar a su pulga, quien era un lindo doncel. Su hyung. Su hermano. Su pulga.
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Los hermanos Jeon estaban sentados en el yate qué su padre les había prestado, esta sería su última semana en L.A, regresarían a Seúl después de 4 largos años. Ambos estaban emocionados y nerviosos.
Su mundo nuevamente cambiaría, a diferencia de los E.U en Corea no era bien visto un padre soltero, menos un doncel.
Sociedad mierda, deberían de ser respetados.
—¿Que piensas Hyung?— pregunto Jeon recargando su cabeza en los muslos de su hermano.
—En lo mucho que nuestra vida a cambiado, primero llegamos aquí dejando Corea y empezando, cuando creo que tenemos todo aqui, nos lo vuelven a quitar— suspiró.
