El aroma de Harry, a café, estaba denso y al mismo tiempo fresco, cálido y atrayente. Louis, más nervioso que nunca, estaba más que dispuesto a dejarse llevar y hacer, confiaba en Harry y deseaba estar con él más que nada en la vida.
Se soltó del agarre de del alfa y le quitó la polera, pasando a acariciar su pecho y viendo cómo se erizaba la piel caliente como el infierno.
—Mío, —dijo Harry con la voz gruesa y profunda, antes de besarlo como un loco desquiciado. Metió su legua por cada rincón de la boca de Louis, saboreando todo a su paso mientras sus manos apretaban fuertemente el trasero turgente y carnoso, abriéndolo y cerrándolo. —Mío, —repitió buscando su fuente de olor, restregando su nariz insistentemente, como si hubiese algo oculto en el cuello de Louis.
Pronto estaban los dos desnudos sobre la cama, compartiendo caricias bruscas y poco tiernas. Louis estaba al borde del colapso, nunca imaginó que siendo un beta pudiera sentirse así. Su cuerpo estaba al servicio del alfa. Era como si algo dentro de su cuerpo, dentro de su piel, dentro de su alma estuviera luchando por salir, por mostrarse. Tenía necesidad, mucha necesidad de sentirlo, de tocarlo, de ser tocado, de ser besado, de ser amado de todas las maneras posibles. Estaba ansioso, estaba sudando, estaba sintiendo su piel cada vez más ardiente.
Ellos solamente se habían besado y tenido algunas caricias suaves, pero ahora podía percibir toda la masculinidad de Harry. Poder sentirlo piel con piel, le entregó casi de manera automática algo muy natural, muy lindo, un nuevo nivel de intimidad. Le encantaba notar toda la potencia e intensidad que tenía Harry para entregarle, pudo entender lo que significaba el que fuera un verdadero alfa, y estaba enamorado de esa sensación. Su cuerpo reclamaba por más y exigía más, y más le daba Harry que ya no soportaba ni un segundo así.
—Voy a marcarte, vas a ser mío...
—Hazlo, hazlo por favor, —gimió como respuesta.
Louis quería ser el beta de Harry, pero tenía miedo, mucho miedo de que esa marca desapareciera, porque era lo que tenía que suceder. Y sin embargo, lo iba a hacer, quería hacerlo, quería sentirse más vulnerable que nunca, y la única manera era dejando atrás sus temores.
Harry, después de unos cuantos besos, y unas caricias muy descuidadas, estaba listo para entrar en el cuerpo de Louis, tenía que fundirse en él. Tomó una gran cantidad de lubricante, y enterró uno de sus dedos, sintiendo como se estremecía el cuerpo de Louis. Estimuló lo más rápido que pudo para meter el segundo y el tercer dedo, dilatándolo, abriéndolos en tijera para que pudiera recibirlo bien. Y Louis estaba muy nervioso, porque el miembro de Harry era impresionante, más allá de que fuera un alfa, era grande, grueso, largo y Louis solo podía dudar de su capacidad de tomarlo por completo.
Harry, apenas sintió que estaba listo, comenzó a penetrarlo, lo más lento que podía, lo más despacio que le permitía su cuerpo que estaba en llamas. Fracasó rotundamente, entrando de golpe, y moviéndose casi de inmediato. No había tiempo de esperar, solo para ser uno de una buena vez. Entraba fuerte, rápido, intenso y vehemente, lo tenía temblando debajo de sus cuerpo, lo estaba aplastando para que no tuviera dudas de quien mandaba en ese momento y no tuviera ni la más mínima posibilidad de escapar, aunque era lo último que Louis haría, porque estaba en el cielo y no quería bajar jamás.
Luego de apenas unos minutos, y cuando Louis ya había acabado, Harry se corrió. De inmediato empezó a hincharse su nudo, algo en extremo insólito, algo que no pasaba con los betas. Pero al sentirlo crecer, supo que era el momento de marcarlo. Volvió a frotar su nariz en el cuello de Louis, y sus colmillos, que aparecieron filosos y brillantes se enterraron en esa piel dorada y húmeda.
Mantuvo sus dientes enterrados cerca de un minuto, no podía sacarlos y sentía como corría la sangre, y la disfrutó, bebió hasta la última gota. Cuando los sacó, algo pasó: un aroma explotó, sorprendiéndolos. Un olor muy dulce a leche condensada, con notas empalagosas se unió al ligero chocolate blanco y formó una mezcla deliciosa y reconfortante.
Apenas habían pasado un par de segundos, en que Louis aún estaba intentando recuperarse, cuando Harry volvió a sentir la necesidad de tener más de Louis.
—Mío... Ponte de rodillas y coloca tus manos en la pared, —exigió con la voz ronca.
Se colocó detrás, y lo penetró de una vez. La diferencia es que en los muslos del beta había una vertiente de lubricante. Harry pegó su pecho a la espalda de Louis y comenzó a moverse mientras sus manos se aferraban a los muslos, las caderas o los pezones de su amor.
—Ha... Harry... ¿Qué me pasa? —Preguntó Louis en medio de su agonía, moviéndose para que el alfa entrara más profundo en él.
—No lo sé, pero no me importa... Mío, mío, mío...
Todo se volvió quejidos, gemidos y susurros en esa habitación. Louis que había pensado en algún momento no poder soportar tanta pasión, ahora se sentía preparado para todo.
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Mi Beta, Mi Destino, Historia Omegaverse Larry Stylinson (Colaboración)
Fiksi PenggemarA veces las cosas entre alfa y omega pueden ser complicadas, ¿pero qué pasa cuando un alfa se enamora de un dulce beta? 12 Capítulos muy cortos, Harry alfa, Louis Beta.