11: System: Origin

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Hace mucho tiempo, antes de que el mundo moderno tomara forma y las ciudades estuvieran llenas de humanos, existían los dioses. En ese instante brillaba un ser cuya existencia estaba profundamente entrelazada con los corazones de todos los mortales.

Este ser, que muchos conocían solo por rumores y susurros, tenía la habilidad de influenciar los corazones y las mentes de quienes lo rodeaban. Era un joven de belleza perteneciente, con cabello dorado que brillaba como el sol y unos ojos profundos, del color del cielo en un día despejado. Su figura era delgada y ágil, adornada con una túnica de tonos suaves que parecían fluir a su alrededor, como si estuviera envuelto en una brisa ligera.

En su espalda, se extendían dos alas de un blanco resplandeciente, delicadas y al mismo tiempo poderosas, capaces de llevarlo a cualquier rincón del mundo en un susurro. Su verdadero poder residía en la capacidad de dirigir las almas hacia el amor verdadero, un don que manifestaba a través de su arco y flechas doradas, el amor e deseo que da sentido a la vida y mantiene el equilibrio entre el caos y la paz.

A medida que compartía su historia, Ishigami lo escuchaba con atención, con una mano en la barbilla, tratando de conectar los puntos. La descripción de ese ser celestial le sonaba extrañamente familiar, como si hubiera oído hablar de él

Después de unos minutos, sus ojos se abrieron como platos al recordar algo. Nervioso, balbuceó:

"¡E-Espera un momento! ¡Arco y flechas! No me digas que tú eres..."

[Sí, yo era un dios, un ángel. Me llamo Eros, pero para los mortales, me dicen... Cúpido.]

.....

¡La revelación golpeó a Ishigami como si fuera un rayo de Zeus.!

¡Cúpido, el dios del amor y deseo. Hijo de Afrodita, la diosa del amor y la belleza, y de Ares, el dios de la guerra!. El es el mismo que se nombra como su "sistema".

"¡Entonces, todo este tiempo he estado hablando con Cúpido! Espera, eso quiere decir que... ¡que existen los dioses!"

Ishigami, aún aturdido, trató de procesar toda la información de lo que había descubierto. Lo que a principio había creído que es un simple sistema era, en realidad, una entidad divina con una historia rica y profunda, lo dejaba sin palabras. ¡Definitivamente tenía más preguntas que respuestas!

"¿Pero...? ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás atrapado en... esto?"

[Yo era un dios travieso y juguetón, disfrutaba de jugar con los corazones y molestar a los dioses. Siempre me mandaban hacer tareas como castigo por mis travesuras, unas de mis tareas era guiar a los mortales hacia el amor verdadero, Sin embargo, todo cambió cuando conocí a Psique.]

La mención del nombre hizo que frunciera el ceño, confuso. No era un entusiasta de los libros de fantasía, aunque había leído algunos a lo largo de los años. Por eso, el nombre de Psique no le sonaba del todo familiar.

"¿Psique? ¿Nunca escuché de ella en la mitología griega"

[Era una mortal, cuya belleza rivalizaba con la de las diosas. Su amor y devoción despertaron en mí sentimientos que nunca había experimentado. Me di cuenta de que yo también podía amar. Sin embargo, los dioses no ven con buenos ojos que un dios desvíe su atención hacia un mortal. Así que, en un acto de venganza, me encerraron en este sistema, privándome de mi esencia y convirtiéndome en una simple voz.]

[Se me otorgó una misión, un castigo por haber eclipsado la belleza de las diosas. Debía asegurarme de que Psique se enamorara de un ser despreciable, uno que nunca podría igualar su belleza. Era la forma de enseñarle una lección a los dioses: Incluso el amor verdadero puede nacer del caos.]

Ishigami... ¿con un Sistema?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora