9: El Susurro de la Selva

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Hola, ¿cómo estás? Sobre la encuesta anterior, vi las votaciones y debo decir que muchos preferían que Kaguya se quedara con el presidente. Así que, lo siento por los que querían el Ishigami x Kaguya. Pero no se preocupen, ¡Ishigami tendrá la oportunidad de conocer varias chicas interesantes en el camino!

¡Empecemos el Capitulo!


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Sus pulmones ardían mientras corría desesperadamente a través de la selva. La hierba le azotaba el rostro, cortando su piel como cuchillas afiladas. Sus piernas temblaban de agotamiento y el sudor le cubría la frente. A su alrededor, el canto de las aves y el susurro del viento parecían burlarse de su sufrimiento, mientras las sombras de los árboles se alargaban a medida que el sol descendía en el horizonte.

No sabía cuánto tiempo más podría seguir así, pero una cosa era clara: llevaba corriendo más de 12 horas desde que llegó a este mundo. Recordaba la última vez que había sentido la tranquilidad de un día normal. ¿Cuándo fue? La idea de la rutina cotidiana, de la vida que había dejado atrás, se desvanecía con cada paso.

[Tiempo restante: 12:03:15]

"¿Cómo se supone que sobreviva otras 12 horas?", pensó con frustración mientras una nueva oleada de adrenalina lo obligaba a seguir adelante. Su cuerpo estaba al límite, sus músculos adoloridos y su mente al borde del colapso. Cada paso que daba parecía más pesado que el anterior.

"¡Maldición!", gritó, esquivando una rama baja y casi tropezando con una raíz. El rugido de la bestia resonaba una vez más detrás de él, recordándole lo cerca que estaba de ser atrapado. La criatura lo había estado acechando desde que apareció aquel maldito mensaje del sistema, y no le había dado ni un segundo de respiro.

"Vamos, Yu... solo un poco más", se repetía una y otra vez.

Mientras seguía corriendo, al fondo se escuchaba el rugido de la bestia resonó nuevamente, más cerca que nunca. Levantó la cabeza y, a través de la neblina, pudo ver la silueta de la criatura moviéndose entre los árboles. Era enorme, con ojos que brillaban en la oscuridad y un cuerpo cubierto de escamas negras. Él sabia que tenía que escapar a toda costa.

De repente, sus ojos se encontraron con un río que se veía a simple vista. El agua brillaba bajo los últimos rayos de sol y con rocas grandes.

"¡El río!", pensó, sintiendo una chispa de esperanza. Si lograba cruzarlo, tal vez podría deshacerse de la bestia que lo perseguía.

Sin embargo, la imagen del agua clara y fresca era engañosa. La corriente se veía fuerte, y una parte de él dudaba, pero el rugido de la criatura lo hizo actuar. No podía permitirse pensar. La supervivencia era lo único que importaba.

La bestia rugió de nuevo, y esta vez saltó con furia hacia él. Giró la cabeza justo a tiempo para ver cómo las enormes garras de la criatura rozaban la última roca del arroyo antes de caer al agua.

El agua salpicó a su alrededor, y por un instante, el mundo pareció detenerse. La criatura se quedó en la orilla, su mirada fija en el lugar donde Ishigami había caído. Con cada respiración, el silencio se hizo pesado, esperando su presa. La bestia aguardaba, sus ojos brillando con una mezcla de frustración y hambre.

Pasaron los segundos, y la bestia, impaciente, empezó a moverse de un lado a otro. Su rugido había dejado de sonar, y el silencio era aún más aterrador. Finalmente, la criatura, frustrada por la falta de movimiento, giró su enorme cuerpo y se alejó lentamente, perdiéndose entre los árboles.

Ishigami... ¿con un Sistema?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora