5

1 0 0
                                    

Mi mano temblaba. Mis piernas se sentían débiles. El viento azotaba las cortinas. Un mar de recuerdos nadaban en mi cabeza y un solo suspiro logré soltar.

¿Algunas vez has tenido miedo?

Pero ese miedo de no saber que hacer. Ese que te amarra las manos y somete tus pensamientos a no saber tomar decisiones. El solo actuar por impulso sin medir las consecuencias.

Ese es el miedo que me lleva meses consumiendo.

Lo experimenté de nuevo anoche, al sentir sus manos en mi pecho al ser empujada. Al caer y sentir como mi cuerpo sufre del dolor emocional y físico.

No saben cuanto me había armado de valor. El querer ser fuerte y ver con mis propios ojos la hermosa mujer valiente que soy.

Pero creo que todas llegamos a sentirnos así de fuertes, hasta que un solo movimiento puede volverte a enviar al vacío donde habías salido.

Me había escondido de mi hermana para que no notara el gran moretón que me dejó la escalera en mi mejilla izquierda. Mi brazo estaba igual con moretones junto mis piernas, ya que por yo ser tan blanca, se notaba mucho más.

Aparto mis lágrimas porque había pasado toda la noche llorando y cuando me he despertado, había vuelto a llorar al verme en el espejo.

—No mereces esto —me digo a mi misma mientras me intento maquillar—, habías salido de ahi, no dejes que vuelva a entrar.

Intento ponerme base pero mis lágrimas no ayudan, así que descarto maquillarme y me armo de valor para ignorar a quienes me vean en la universidad.

Se que mi hermana se volverá loca, pero al menos necesito respirar un poco porque han sido muchas emociones juntas y siento que mi cabeza va a explotar.

*
Cuando mis clases ya han culminado, varios de mis compañeros me preguntaron que me había pasado y yo simplemente dije la típica frase de: Me caí en la ducha.

Por suerte, nadie quiso indagar más al respeto.

Cuando salgo busco a mi hermana ya que iremos a tomar un café. No quiero verla pero debo hacerlo.

Me había enviado un mensaje que estaba afuera de la universidad en unas bancas. Cuando recorro un poco puedo encontrarla hablando con Simon.

El es quien me está dando la espalda pero lentamente puedo ver como los ojos de mi hermana pasan a ver mi rostro y mi cuerpo. Ella ya no estaba feliz, ahora solo me observa.

Crys se levanta y corre hacia mi.

—¿Estás bien? —me abraza con fuerza y yo me quejo un poco—, oh, lo siento. Dios, ¿Qué te pasó?

Ella se separa y luego me ve, empiezo a llorar sin saber que más hacer. Simón se ha acercado y me siento tan pequeña a su lado.

Mi reacción ha sido abrazarlo y llorar sin poder parar. Mi hermana no sabe que pasa, me intenta calmar pero no lo logra. Creo que nunca me había sentido tan indefensa.

—Cariño, ¿Quieres agua? Podemos ir a la cafetería, así nos cuentas que te sucedió —Crystal toma mi mano y yo asiento.

No me separo de Simon y los tres entramos a la cafetería.

Tomo mi vaso con agua hasta que ya no siento las lagrimas bajar y cuando ya estoy más tranquila los miro a ambos.

—Fue el, ¿Cierto? —Crystal habló antes de que yo dijera algo y cuando asentí ella apretó los puños—, dime como sucedió.

Les conté todo lo que había pasado anoche, cada detalle.

—Tuve que irme por lo seguro —miré a Simón—, y lamento meterte en esto, pero le dije que estábamos saliendo. Necesitaba que se fuera y creí que al decirlo se iba a terminar pero ya saben que no fue así.

Me señalé mi cara y mi cuerpo.

—Hiciste lo correcto —dijo Simón—, no te disculpes, no tengo ningún problema con que quieras mentirle para que te deje tranquila, pero no mentiré con decirte que quiero partirle la cara. El no debió tocarte, Linda.

—Estoy de acuerdo con Simón. Quiero partirle la cara a ese animal, y no solo eso, ya me tiene cansada con sus amenazas. Iremos a denunciarlo.

Cuando oí esa última palabra sentí frío, ya que muchas veces pasó por mi mente hacerlo pero nunca me armé de valor.

—Crys...

—Crys no, iremos. Sabes que lo seguirá haciendo y yo no pude protegerte. Eres mi hermanita y no quiero que llegues un día a casa peor de como te ves.

Simón agarró mi mano y con su pulgar su trazando círculos.

—Eres fuerte, no dudo en que tu misma te cuides, pero debes escuchar a tu hermana.

Yo lo miré y suspiré. El me transmitía una tranquilidad enorme y me gustaba.

Voltee porque había escuchado unos aplausos y luego me di de cuenta que Sebas estaba viéndome junto con Simon.

El estaba aplaudiendo y su mirada era de odio.

—Vaya, vaya. Veo que es cierto lo que dijiste, si están juntos. Se ven tan bien, pero creo que tienes algo que no te hace ver atractiva.

Se señala la cara y lo último que veo es su rostro irse a un lado. No se en que momento Simón se levantó pero solo puedo verlos a ambos pelearse.

De alguna forma mi hermana logra separarlos pero veo que ella también le da un golpe en el estómago a Sebas que lo hace caer de rodillas.

El dueño de la cafetería aparece y ve lo que está sucediendo.

—¡Ni crean que mi cafetin es para venir a pelear! ¡Se me largan o llamo a la policía!

Yo veo a Simón quien aun mira con odio a Sebas y tomo su mano para sacarlo del lugar.

Mi hermana viene detrás y al salir ella sabe que Sebastian viene detrás de ella.

Los cuatro nos quedamos afuera y antes de que mi hermana le diga algo yo me paro frente de él.

—Sabes que pense en denunciarte por acoso y por violencia. Pero sabes, seré buena contigo porque yo no soy como tu —el me mira asombrado—, si te me vuelves acercar, si me dirijes de nuevo la palabra y si me buscas, asumiras las consecuencias, ya no existe la niña tonta, ni la indefensa, soy una mujer que no te tiene miedo. Así que, aléjate de mi vista, haremos que tu y yo nunca nos conocimos, jamás salimos y nada pasó, porque si llegas hacer lo que te he dicho, tengo a dos testigos que dirán lo que me hiciste y como mínimo pasaras en prisión 5 años si no es más porque créeme, no seré buena. ¿Quedó claro?

—Esto no hubiese pasado si...

—Si nada, Sebastian. Ya no te amo y nunca te amaré. Yo no merezco a alguien como tu.

—¿Pero si a el? —señala a Simón.

—Si —me acerqué a Simón y entrelacé nuestras manos—. Ya sabes lo que debes hacer, aléjate o si no, asumiras las consecuencias.

Salimos de ahí y Simón nos llevó hasta su auto. El recorrido fue hasta llegar a su casa donde al entrar me senté en el sofá y empecé a llorar de nuevo.

Crystal me puso en sus piernas y empezó a acariciarme. Habló conmigo de muchas cosas, me aconsejó y no me juzgó por nada. Me sentí después de tanto tiempo, protegida por quién amo.

Crys me dió un beso en mi frente y sentí como mis párpados se iban cerrando.

Me había dormido, porque después de todo lo que había pasado, ya me sentía en calma.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora