-IV-

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Después de desayunar, Kirishima tuvo que salir del palacio para atender asuntos como el rey que era. Mientras tanto, el joven omega se encargaba de hacer ejercicios que le recomendaron, quería que su cachorro naciera sanamente.

Después de eso no sabía que hacer, al ser el esposo de Kirishima, la servidumbre no lo dejaba hacer nada, se aburría mucho.

Su única distracción era leer, así que se encaminó hacia la biblioteca que tenía su esposo; la descubrió en uno de sus tantos días que se quedaba solo, cuando Kirishima era más frío que un hielo.

A esa altura ya tenía acomodado los libros por categorías, todo eso lo hizo en su tiempo libre. Así que se acercó al apartado de fantasía, era su género literario favorito.

Cuando tomó el libro de portada turquesa, se aproximó hacia el sillón que tenía; cuidadosamente se sentó para no lastimar al cachorro. Abrió el libro y empezó a leerlo, sin darse cuenta de que las horas habían pasado.

Pero ese tipo de lecturas le gustaban mucho, era un amor tan único e imposible que deseaba que todo fuera realidad. Muchas de las veces imaginaba que era él uno de los protagonistas y así vivir en un cuento de hadas.

Lastima que todo era ficticio, porque, los vampiros no existían, ni mucho menos hombres lobos y ni cualquier otra criatura mitológica.

De pronto escuchó la puerta abrirse, pero no le tomó importancia, suponía que tal vez era alguna chica de la servidumbre por lo que continuó con su lectura.

—¿Ahora lees?—escuchó esa voz familiar, por lo cual bajo el libro reposándolo en sus piernas.

—Kiri-Eijiro—se corrigió así mismo. —Llegaste temprano.

—¿Temprano?—se aproximó hacia el omega—¿Sabes al menos que hora es?—sonrió divertido y se agacho doblando las rodillas para quedar a la altura del sillón y colocar su brazo en el costado.

—Eh... No. Es que me entretuve leyendo.

—¿Qué lees?—su mano se pasó al vientre del contrario y empezó a acariciarla.

—Bueno—se estremeció un poco ante la caricia—tienes tantos libros muy interesantes. Es de fantasía y ficción, trata sobre vampiros. Se llama "Más allá de la noche".

Kirishima miró aquella portada y observó las letras doradas. —No tenía ni la menor idea que dentro de mi palacio había una biblioteca. Pero me alegra que te guste—sonrió suavemente.

Kaminari no supo que decir, verlo sonreír provocaba cosas extrañas en su corazón, sus mejillas se empezaban a ruborizar.

—Hay tantas cosas que no se de ti. Me encantaría empezar a conocerlas, claro, si me lo permites—lo miraba atentamente.

—A-ah... Claro...

—Por cierto—se puso de pie y se dio la vuelta—¿qué tal si empezamos yendo a comprar cosas para Daisuke?—se giró—¿Te gustaría?

—Oh, claro—dejó el libro en la mesa de alado e intentó ponerse de pie. Kirishima se acercó para ayudarlo.

—Bien, entonces vamos.

Ambos se encontraban caminando tomados de la mano, Kaminari estaba que sus neuronas hacían cortocircuito, se sentía tan nervioso que temía a que sus manos sudaran. Esta nueva relación en su matrimonio era mucho para él, ya se había acostumbrado al carácter frío y seco de su esposo.

Miró de reojo a Kirishima y lo veía tranquilo sin ninguna pena, ¿cómo era posible que se comportara de esa manera?

Entraron a unas cuantas tiendas para ver ropa de bebé, pero ninguno le convencía así que continuaron caminando para visitar a las demás; Kirishima tuvo que ir al baño por lo cual Kaminari aprovechó y se adentró a una florería.

El Amor Que No Estaba Planeado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora