Capítulo 7

183 62 6
                                    


Por un momento era como si volvían a ser jóvenes adolescentes jugando en su parque favorito. 

Algunas flores que Jimin llevaba en el cabello se cayeron, pero él seguía riendo mientras era empujado más arriba por el peli naranja.

Cuando Jimin bajo, tomó de la mano a Yoongi e increíblemente le hizo subir con él en el resbaladero más alto de madera. Yoongi sonreía como niño. Hacía mucho que no sonreía de aquella manera. De alguna manera era como volver a vivir.

Jimin se perdió totalmente en el tiempo y el espacio, parecían dos pequeños felices sin tener la pena ni la preocupación de absolutamente nada en la vida más que ser felices.  Se vino a dar cuenta del tiempo hasta que se encontró sentado entre unas sabanas y cojines de sillón sobre la alfombra, comiendo palomitas de maíz dulces y riendo como nunca mientras él y Yoongi veían una comedia divertida en la tv del apartamento de Yoongi. 

Del parque habían caminado hasta su apartamento que no estaba tan lejos,  tomados de la mano riendo sin parar.  Si, definitivamente era como si hubieran vuelto en el tiempo. 

El reloj marcaba las 4 y media de la mañana cuando finalmente la película acabó y había varias palomitas desperdigadas por toda la sala después de haber sido las balas de una guerra dulce de palomitas entre Yoongi y Jimin. 

Se quedaron en silencio un momento perdidos uno en el otro hasta que Yoongi fue quien habló.

     —Minnie,  iré a dejarte a tu casa —Yoongi hizo el ademán de ponerse de pie pero la manita de Jimin lo tomó de la manga de su chaqueta y se lo impidió.

     —Déjame dormir aquí un poco Yoonie —pidió ya con su voz adormilada.

Yoongi se quedó inmóvil por una fracción de segundos hasta que finalmente asintió.

     —Ven a mi habitación,  la cama esta lista y yo dormiré aquí.

     —No, solo... quédate conmigo aquí, así —Jimin se acomodó bien entre los brazos de Yoongi,  y Yoongi lo rodeo de una mejor manera para que la cabeza de Jimin quedara sobre su pecho.

La posición era bastante cómoda, la única luz  en la sala de estar era la de la tv que ahora reproducía otra serie que no estaban viendo ya que Jimin había cerrado sus ojos, solo concentrado en la respiración lenta y apaciguada de Yoongi y en los latidos de su corazón que parecían ir de rápido a lento, de la turbulencia a la calma.

Sonrió.

Hacía mucho tiempo que Jimin  no se sentía tan cómodo y a gusto en los brazos de alguien.  La tranquilidad que estar arropado bajo el abrazo de Min Yoongi le proporcionaba era única y reconfortante.  No supo en qué momento se fue quedando dormido.

Yoongi por su parte no pudo cerrar los ojos no porque no pudiera dormir,  en realidad no quiso cerrarlos para no desperdiciar el momento y dejar de ver al chico del  cual estuvo enamorado por años. Amaba sus mejillas gorditas y sus labios gruesos y esponjosos, su nariz pequeña de botón y sus pestañas largas. Aquellos lunares que siempre amó ver y besar seguían ahí, como esperando el momento para volver a ser besados con amor y pasión.

Yoongi pasó saliva, tratando de aliviar todas aquellas emociones que ver a Park Jimin una vez más le había provocado. 

Había pensado tanto en él últimamente,  en como estaría, en que sería de su vida, si comía bien. Si, no iba a negar que había tenido tantas ganas de volver a verlo. Nunca pensó que tendría tanta suerte de verlo de nuevo en ese club, era como si sus deseos de verlo y su buena fortuna habían hecho una mancuerna aquella noche, habían hecho una tregua para que Min pudiera perderse una vez más en la belleza de Park Jimin.

Un buen regalo de la vida para él.

Una lástima que solo fuera por una noche, por un efímero instante se sintió como si el tiempo jamás hubiera pasado, que él y  Jimin siempre estuvieron juntos, que el destino no les había jugado en contra y nunca los separó.

Un trago amargo bajo por su garganta.

Con delicadeza sus dedos se acercaron hasta la frente de Jimin quien dormía plácidamente, apartó un mecho rubio y después se deslizaron por su mejilla cálida y suave.

Una infinidad de cosas sintió en ese momento, las mariposas en su estomago habían vuelto a aparecer en su vida. Sonrió encantado.

Que daría Min Yoongi por volver a tenerlo a su lado, ser él quien despertara al lado suyo por las mañanas, por ser él quien le haga su desayuno, y ser él quien lo espere en casa o pase por él a su trabajo. Se moría por ser él, en la vida de Jimin, pero lastimosamente ya había otro y ese otro no era él, ese otro tenía toda la dicha del mundo.

Se quedo ahí, como guardián de sus sueños, cuidando de su Minnie, deseando y deseando que el tiempo no fuera un infame con su pobre corazón y se apiade de él y se detenga ahí por toda la eternidad para poder apreciar aquél rostro bellamente salpicado de pequeñas pecas, constelación preciosa, para siempre.

Pero el tiempo si fue un infame y el vibrar de un teléfono hizo que Jimin abriera sus ojos y se levantara algo extrañado hasta que reconoció el lugar donde estaba. 

—Yoon, ¿Qué horas es? —Preguntó acomodando su camisa que se había subido ligeramente dejando ver su bello ombligo y sus cabellos que a decir verdad no estaban desordenados.

Su teléfono estaba sonando.

—Las ocho Minnie.
Jimin se incorporo rápidamente, con razón su teléfono sonaba con insistencia.

—Dios, seguramente debe estar enfadado

Jimin se puso de pie y así fue que logró sacar su teléfono del bolsillo de su jeans para poder contestar.

—¿Quién? —pregunto Yoongi a sabiendas que la respuesta era la más obvia del mundo.

—Pues mi no… ah no, es Taehyung. Lo llamare después, seguro se preguntará como me fue.

Jimin se trago aquella pisca de amargura que la decepción de no ser su novio el que llamaba le dejó, no permitiría que esa pequeña gota de hiel amargara su dulce felicidad que venía cargando  desde la noche anterior.

—¿Te llevo a casa? —preguntó Yoongi, tragándose las ganas de decirle que se quedara un rato mas.

Pero los ojitos de Jimin se le habían quedado mirando detenidamente como tratando de leerlo. Lo logro al parecer. Jimin sonrió.

—No, me gustaría desayunar antes.
Dejó su teléfono sobre el sofá y se sacó su chaqueta de cuero también dejándola sobre el respaldo del sofá, Yoongi solamente lo observaba y asintió con una sonrisa en sus labios.

Ambos fueron a la cocina para comenzar a preparar sus alimentos, Jimin se encargo de hacer unos huevos con tocino y Yoongi hizo el resto, entre sonrisas y anécdotas del pasado acabaron de prepararlo y se sentaron a comer. Hacía tiempo que la mesa del apartamento de Yoongi no tenía un invitado más para comer.

Cuando finalmente las diez de la mañana dieron y entonces Jimin tenía que irse todo volvió a quedar en silencio una vez más, seguramente su novio ya habría llegado a casa y  él no estaba ahí.

°❀° 𝐘 𝐬𝐢 𝐭𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐯𝐨 𝐚 𝐯𝐞𝐫...°❀°  |𝓨𝓸𝓸𝓷𝓶𝓲𝓷|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora