capitulo 12

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Habían pasado semanas de incertidumbre en Los Ángeles. El pánico y la tensión se sentían en el aire debido a una serie de bombas colocadas en distintos puntos de la ciudad. Sophia también estaba asustada, algo poco común en ella, que solía mantener la calma en situaciones de peligro. Pero hoy la inquietud se había apoderado de su mente y cuerpo.

Se encontraba en la casa de Athena, observando desde una distancia segura cómo el equipo de bombas, explosivos y terrorismo removía una caja sospechosa de la entrada. Sophia se abrazaba a sí misma, mordiéndose los labios, mientras intentaba no dejar que el miedo la paralizara. Todo sucedió en cuestión de segundos. Apenas habían retirado la caja cuando esta explotó, llenando el aire de una onda expansiva que retumbó en sus oídos.

Sophia tocó su pecho instintivamente, sintiendo que su corazón latía desbocado por el susto. La explosión había sido controlada, pero el hecho de que Athena hubiera sido un objetivo la dejó helada. ¿Qué significaba eso? ¿Acaso Athena, una amiga cercana y alguien a quien consideraba familia, estaba en la lista de este terrorista? El pensamiento la aterró. Ya no era solo una amenaza lejana o algo que ocurría a otros; ahora estaba mucho más cerca de lo que hubiera imaginado.

Después de un tiempo, ya de vuelta en su casa, Sophia se sentó en su sofá, con las piernas cruzadas y mirando las noticias en la televisión. Los titulares hablaban de las bombas, los equipos de emergencia, y la investigación en marcha. Se mordía los labios una y otra vez, una señal inequívoca de su ansiedad. Por lo general, Sophia no entraba en pánico. Siempre había sabido cómo mantener la compostura en situaciones difíciles, pero después de lo ocurrido en la casa de Athena, no podía evitar que el miedo se colara por las grietas de su fortaleza.

El miedo de que algo peor pudiera pasar se había instalado en su pecho. Recordaba haberle enviado un mensaje a Eddie apenas regresó a casa, solo para asegurarse de que él y Chris estaban bien. No quería preocuparlo, pero después de lo que había presenciado, necesitaba sentir que las personas que amaba estaban a salvo.

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Una noche después del angustiante suceso en la casa de Athena, Sophia intentaba despejarse un poco de toda la tensión saliendo a tomar algo con su amiga Jessica. Las dos charlaban tranquilamente en una pequeña terraza al aire libre, pero Sophia no podía dejar de pensar en las explosiones recientes y en lo que eso significaba para la seguridad de todos, especialmente para aquellos a quienes amaba.

De repente, una explosión cercana hizo que el mundo se detuviera. Ambas quedaron congeladas, con el corazón latiendo frenéticamente, sin saber qué hacer. Entonces, un hombre corriendo pasó junto a ellas, gritando con prisa: "¡Parece que explotó un camión de bomberos!"

Sophia sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. "Que no sea el 118, por favor...", murmuró, antes de echarse a correr, sin pensar, con Jessica intentando alcanzarla. El miedo la impulsaba a correr más rápido de lo que nunca había corrido, deseando que Buck, Eddie, Hen y Chimney estuvieran a salvo.

Al llegar a la escena, Sophia se llevó las manos a la cabeza. Lo primero que vio fue el número "118" en el lateral del camión destrozado. Un nudo se formó en su garganta mientras su mirada buscaba frenéticamente entre los escombros y el caos. Vio a Eddie, Hen y Chimney de pie, magullados pero conscientes. Su corazón latía aún más rápido, pero al menos ellos estaban bien.

Sin embargo, el alivio fue momentáneo. Al girar la cabeza, su mirada se detuvo en una visión que la dejó paralizada: Buck estaba atrapado bajo el camión, apenas consciente, con un joven de no más de 18 o 19 años a su lado, con explosivos atados a su cuerpo. El terror se apoderó de ella.

"¡Buck! ¡Buck!" gritó Sophia desesperada, intentando correr hacia él, pero fue detenida por las vallas de seguridad y un par de oficiales que no la dejaban pasar. Luchó contra ellos, intentando abrirse paso mientras sus gritos resonaban por todo el lugar. Su desesperación era evidente, pero no podía hacer nada.

Entre Llamas y Destinos (Eddie Diaz)(911)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora