Capítulo 16: Pactos y Promesas

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Después de la confrontación en la habitación quemada, Henry llevó a Mili a la biblioteca, lejos de las miradas de Robert y, sobre todo, de su madre, Lady Beatrice. La mansión, en su totalidad, parecía tener ojos y oídos en cada rincón, y la sensación de estar siempre vigilada estaba volviéndose insoportable.

Al cerrar la puerta tras ellos, Henry se sentó frente a Mili, su expresión grave.

—Escucha, Mili —comenzó, su voz más baja de lo normal—, hay cosas que mi familia ha ocultado durante generaciones. No es algo de lo que me sienta orgulloso, pero... si sigues indagando, te meterás en más problemas de los que imaginas.

Mili no podía seguir callada. La frustración que había acumulado durante semanas finalmente explotó.

—¡Ya estoy metida en problemas, Henry! —exclamó, con una mezcla de miedo y furia en la voz—. No me queda más opción que seguir adelante. Hay cosas aquí, cosas que no puedo ignorar, y alguien tiene que descubrir la verdad. Tú sabes algo, y Robert sabe algo más... ¡Todos están guardando secretos!

Henry la miró con resignación y luego suspiró, como si finalmente hubiera decidido decir algo que llevaba tiempo conteniendo.

—Tienes razón. Yo sé más de lo que te he dicho. Pero no soy el único que guarda estos secretos. Mi madre ha hecho cosas terribles para mantener esta mansión en pie. Y Robert... bueno, él es mucho más de lo que parece. No es solo un sirviente.

Mili se inclinó hacia adelante, sus ojos clavados en Henry.

—¿Qué quieres decir?

Henry vaciló un momento antes de continuar.

—Hace años, Robert era un hombre diferente. Era alguien en quien se podía confiar, una persona amable... pero todo cambió después del gran incendio. Él estuvo aquí, lo vivió, y algo en él cambió para siempre. No sé qué fue exactamente, pero mi madre dice que el incendio fue causado por algo más grande que una simple falla... algo que hemos intentado mantener oculto desde entonces.

Mili lo miró con incredulidad.

—¿Y el libro? —preguntó, recordando el misterioso tomo que había desaparecido—. El libro que desapareció de la habitación quemada... tenía que tener algo que ver con eso, ¿verdad?

Henry asintió lentamente, confirmando las sospechas de Mili.

—Ese libro contiene detalles sobre lo que sucedió aquella noche. Mi madre lo ha estado buscando durante años. Nunca quiso que cayera en las manos equivocadas.

—¿Manos equivocadas como las mías? —preguntó Mili, cruzándose de brazos.

Henry la miró directamente a los ojos.

—No es eso, Mili. Pero lo que está en ese libro... cambiaría todo. No solo sobre la mansión, sino sobre las personas que han vivido y trabajado aquí. Tú te has involucrado en algo que va más allá de simples secretos familiares. Hay fuerzas que no entiendes, cosas que mi madre y Robert están dispuestos a proteger a cualquier costo.

El silencio se apoderó de la habitación por unos momentos. Mili sentía que el aire se volvía más denso con cada palabra que Henry pronunciaba. Finalmente, decidió preguntar lo que llevaba tiempo preguntándose.

—¿Qué sucedió realmente en ese incendio?

Henry la miró con una expresión sombría.

—Alguien murió esa noche, Mili. Y no fue un accidente.

Mientras procesaba la información, una sombra pasó frente a la puerta de la biblioteca, pero ninguno de los dos lo notó. Del otro lado, Robert se mantenía atento, escuchando lo suficiente para saber que la situación estaba volviéndose más peligrosa de lo que había anticipado.

Esa noche, Mili decidió quedarse en su habitación, pero no pudo dormir. Su mente seguía dándole vueltas a las palabras de Henry. Alguien murió en el incendio. Eso explicaba las tensiones, los secretos... pero no todo. Algo faltaba en el rompecabezas.

Justo antes del amanecer, cuando la mansión estaba en completo silencio, Mili escuchó un suave golpeteo en su ventana. Se levantó rápidamente y se acercó con cautela. Afuera, en el jardín, vio una figura encapuchada que le hizo señas para que bajara.

Era una locura salir a esas horas, pero Mili sentía que no tenía más opción. Sabía que estaba cerca de descubrir algo importante, y si alguien venía a buscarla, debía ser por una buena razón. Se puso una chaqueta sobre su ropa de dormir y salió de la mansión, caminando hacia la figura.

Cuando llegó al jardín, la figura se quitó la capucha, revelando a una mujer joven, de mirada inquieta y gesto decidido.

—Tú eres Mili, ¿verdad? —preguntó la mujer en voz baja—. He escuchado sobre ti. No tienes mucho tiempo, pero necesito decirte algo antes de que ellos lo descubran.

Mili asintió, intrigada.

—¿Quién eres? ¿Qué es lo que sabes?

La mujer la miró intensamente, su rostro lleno de urgencia.

—Soy alguien que perdió a un ser querido en ese incendio... pero no todo es lo que parece. La persona que murió... no murió como te lo han contado. Y no fue el único incidente.

Mili sintió un nudo en el estómago.

—¿Qué quieres decir?

—Ese incendio no solo destruyó parte de la mansión —continuó la mujer—, sino que selló algo en su interior, algo oscuro. Algo que ha estado aquí desde mucho antes de que tuvieras idea. Mi familia estuvo ligada a este lugar durante generaciones, y ahora, solo yo quedo para proteger lo que queda de la verdad.

Antes de que Mili pudiera responder, la mujer le entregó un pequeño amuleto, un colgante de aspecto antiguo.

—Lleva esto contigo. No lo pierdas. Te protegerá de lo que viene.

Mili abrió la boca para hacer más preguntas, pero la mujer se dio la vuelta y desapareció en las sombras del jardín antes de que pudiera detenerla.

Confundida, Mili miró el amuleto en su mano, sintiendo un escalofrío recorrer su columna vertebral. Sabía que lo que estaba por venir no sería fácil, pero ahora más que nunca, estaba decidida a descubrir la verdad.

La Mansión de los SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora