Mientras Eleanor se alejaba hacia la cafetería, no podía evitar fijar mi mirada en ella. Su hermoso cuerpo se movía con gracia, y mi atención se centró en su delicada apariencia. La larga cabellera rubia caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su piel blanca parecía brillar bajo la luz del sol. Era como si todo lo que había estado sintiendo por ella se manifestara en ese momento.
-Mira cómo la miras, amigo -comentó Peso, riéndose a mi lado. Su tono burlón hizo que mi atención se desvió un momento hacia él, pero rápidamente volví a centrarme en Eleanor, que se había perdido entre la multitud.
-Cállate -respondí, tratando de disimular la sonrisa que se dibujaba en mi rostro. Sabía que estaba enamorado, pero no quería que mis amigos se dieran cuenta.
-No puedo evitarlo -dijo Peso, aún riéndose-. Estás totalmente enganchado.
Solo pude soltar un suspiro, pensando en cómo Eleanor me había atrapado sin que me diera cuenta. No sabía qué significaba todo esto, pero había una chispa entre nosotros que era innegable.
-Oye, hablando de cosas importantes, ¿ya te pusiste al tanto sobre el trabajo que vamos a hacer? -cambié de tema, intentando desviar la atención de mis sentimientos.
Peso asintió, su expresión volviéndose seria. -Sí, escuché que pagarán bien. Dicen que es algo grande, ¿sabes?
-Sí, pero no tengo todos los detalles -respondí, sintiendo un ligero cosquilleo de emoción y nerviosismo al pensar en lo que podría implicar. Nadie sabía con certeza de qué se trataba, pero la idea de hacer algo más grande me intrigaba.
-Tendremos que ser cuidadosos, ¿sabes? Este tipo de cosas siempre trae problemas -me advirtió Peso, mirándome con seriedad.
Asentí, pero una parte de mí estaba más emocionada por el misterio que rodeaba el trabajo que por las advertencias.
-Lo sé -respondí, sintiendo que el aire se volvía tenso a mi alrededor-. Pero es una buena oportunidad.
Miré hacia donde Eleanor había ido, todavía sintiendo la adrenalina de su presencia en mi piel. Ella era el centro de mi atención, y, mientras mis amigos reían y hablaban sobre lo que estaba por venir, no podía sacarla de mi mente. La incertidumbre de lo que haríamos, combinada con mis sentimientos hacia ella, me dejaba en un estado de alerta constante.
La conversación siguió, pero mi mente divagaba. ¿Qué significaba esto para nosotros? ¿Cómo se vería nuestro futuro? Las preguntas se acumulaban, pero por ahora, todo lo que podía hacer era esperar a que ella regresara y a que el misterio del trabajo se revelara.
Desde la distancia, observé a Eleanor sentada en el regazo de Natanael. La imagen me atravesó como un rayo; su risa llena de vida y su belleza radiante parecían atraer a todos a su alrededor. Pero lo que realmente me molestaba era cómo Natanael, que siempre había sido tan frío y reservado, mostraba un lado completamente diferente con ella. La forma en que la miraba y la abrazaba era un recordatorio de lo que nunca había tenido de él.
-¿Te das cuenta de cómo la mira? -Matías murmuró a mi lado, y sentí que el ardor de los celos crecía en mi pecho.
Asentí, tratando de ocultar la incomodidad. La cercanía entre ellos me hacía sentir insignificante. Eleanor era perfecta; su cabello rubio brillaba al sol, su sonrisa era cautivadora, y Natanael, mi hermano, parecía no poder apartar los ojos de ella. Me pregunté por qué me importaba tanto. Después de todo, siempre había sido agradecida con él; me protegía y me apoyaba, incluso cuando parecía distante.
-Sí... -respondí, intentando mantener la voz neutral. No quería que Matías notara lo que realmente sentía, pero la verdad era que me molestaba ver a Natanael tan cariñoso con Eleanor, algo que nunca había visto en él. La amabilidad que le ofrecía a ella contrastaba con su actitud habitual, y eso me hacía sentir celos.
-No debería molestarme, pero... -susurré, sin poder evitarlo.
Matías me miró con curiosidad. Sabía que él también tenía sentimientos por Eleanor, pero había algo en la manera en que la miraba que me incomodaba. Era como si él estuviera decidido a acercarse a ella, tal vez incluso a salir con ella. Recordé cómo había chocado con ella en el pasillo solo para poder hablarle. Era obvio que tenía la intención de hacer algo al respecto, y eso me llenaba de incertidumbre.
-Ella es... diferente -dijo Matías, su voz un poco más suave. Miró a Eleanor y luego a mí, como si tratara de medir mi reacción.
-Lo sé -respondí, sintiendo una punzada en el estómago. La belleza de Eleanor era innegable, y cada día me parecía más obvio que Natanael estaba perdido en ella. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la fuerte obsesión que él tenía por ella. La idea de que él pudiera volverse posesivo y celoso me aterraba, especialmente si eso significaba que podría alejarme de él.
Mientras observaba a Eleanor reír con Natanael, me preguntaba si estaba siendo egoísta al desear que mi hermano no se encariñara tanto con ella. Era protector, y siempre había estado ahí para mí. Pero en ese momento, sentía que su atención estaba dividida, y no quería ser quien interfiriera entre ellos.
-No sé si esto va a acabar bien -murmuré, sintiéndome más ansiosa con cada segundo que pasaba.
-Tal vez deberías hablar con él -sugirió Matías, pero había una chispa de celos en su voz también, como si supiera que Natanael nunca le permitiría acercarse demasiado a Eleanor.
Vi cómo Natanael se inclinaba hacia Eleanor, susurrándole algo que la hacía reír aún más. Era un espectáculo que me hacía sentir impotente. En ese instante, decidí que tenía que hacer algo. Tal vez debía confrontar a Natanael sobre cómo se sentía, antes de que esta situación se volviera aún más complicada.
Mientras Matías se alejaba, mi mente estaba llena de pensamientos. La obsesión de Natanael por Eleanor podía llevar a un desenlace peligroso, y tenía que averiguar cómo proteger a ambos sin perderme a mí misma en el proceso.
ESTÁS LEYENDO
AMOR Y OBSESIÓN| Natanael cano
RomanceDonde Eleonor se cansa del rechazo de Nata y decide dejar de amarlo, o donde Nata se da cuenta de la obsesión que tiene con la mejor amiga de su hermana: una historia complicada de amor, redención y obsesión.