26: Ojos discretos.

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25 de diciembre de 1950

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25 de diciembre de 1950

Y si yo fuera mujer, dejaría que me desposaras.

Tras el pasar de los días, las cosas se volvían inciertas y las nevadas más pesadas. Felix no era de los que odiaban el invierno, pero jamás maldijo tanto a alguien como lo hizo con el frío de esa temporada. Tal vez era el hecho de que al estar metido en su cabeza no tomaba presencia de muchas cosas -realidad ficticia, le llamaba su hermano-, sin embargo, en plena incertidumbre le costó fingir que no sentía sus dedos entumecidos.

Mientras intentaba entrar en calor con el poco vapor caliente que salía de su boca, observaba por la ventana a los soldados haciendo guardía bajo la nieve. Sintió pena por ellos, que incluso a altas horas de la noche, tenían que continuar con su labor.

La situación de la guerra parecía una montaña rusa, en donde los momentos calmados eran pocos y los malos llegaban como una empinada. Los responsables de dar una respuesta parecían ignorar los hechos, permitiendo el caos y dejando a sus hombres en la suerte. No se buscaba una salida, Corea del Sur era como un cuidador de la independencia y el resto parecían lobos astutos cegados de poder y egoísmo.

Mientras Felix divagaba en sus propios pensamientos, unos brazos grandes y firmes rodearon sus hombros desde atrás. Sorprendido por el acto, cerró con prisa la cortina de la ventana y se giró agitado, quitando de encima al hombre que le sonreía con gracia.

-Me pregunto si en algún momento dejará de ser tan cínico -reclamó el médico.

-Yo me pregunto a qué le teme tanto, Lee -Chan elevó su sonrisa, causando un revoloteo en el estómago de Felix-. Estamos solos.

-Sabe perfectamente que nunca estamos solos. Las paredes tienen ojos y usted es un hombre con mucha autoridad -expresó con descontento-. Todos tienen la atención puesta en usted.

-Usted lo dijo, soy alguien con autoridad. Espiar o hablar de mí a mis espaldas debería causarles temor, después de todo sigo siendo el superior.

El pecoso soltó un suspiro mientras tomaba asiento en uno de los sofás del consultorio, un quejido salió de su boca cuando estiró sus piernas, su rodilla dolía más con ese clima.

-Ya hemos hablado sobre esto. Usted tiene mucho que perder. Es secreto a voces que he sido usado por distinguidos soldados, pero usted tiene cierta reputación de mujeriego que por desgracia no puede perder.

-¿Qué tiene de malo que pierda esa reputación? -preguntó desconcertado.

-Pasará de ser un hombre encantador de mujeres a un hombre que se mete con otro hombre. A oídos ajenos eso suena asqueroso.

Bang Chan borró un poco su sonrisa, aunque poco le importaba lo que pensaran los demás, la verdad después de visualizarlo un poco, sintió que aún tenía repele por la opinión que pudieran reflejar aquellos conocidos. Incluso él mismo llegó a expresar su disgusto por las personas diferentes, por las personas como Felix . Que la vida lo haya puesto en la perspectiva propia fue un azar distinto, pues si lo pensaba más, no se sentía cómodo con la idea de gustar de otros hombres, él solo tenía interés por Felix y que el médico fuera un hombre había sido una coincidencia.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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Ghost of you ♡ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora