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El sonido del timbre resonaba por los pasillos mientras los alumnos de sexto de primaria se acomodaban en sus escritorios, preparándose para un nuevo día de clases. Las risas y los susurros llenaban el aire, creando una atmósfera vibrante de anticipación. La puerta del aula se abrió lentamente, dejando entrar a la profesora, la señorita Hallsworth, acompañada de una nueva figura que atrajo inmediatamente la atención de todos.

Una chica de ojos verdes brillantes y cabello rubio hasta los hombros se detuvo tímidamente al lado de la profesora. Su expresión era de una mezcla de nerviosismo y emoción, y llevaba una mochila que parecía un poco más grande que ella.

—Buenos días, clase —dijo la señorita Hallsworth, sonriendo de manera acogedora—. Hoy tenemos una nueva compañera. Ella viene de Alemania, así que quiero que todos la hagan sentir bienvenida. Su nombre es Chloe Höfling — La mencionada abre un poco los ojos, su profesora habia pronunciado mal su apellido, pero entendia, debe haber sido su primera vez con apellido aleman.

Los murmullos aumentaron en la clase, y los ojos curiosos de los alumnos se posaron en Chloe. Ella, consciente de ser el centro de atención, dio un paso adelante y sonrió tímidamente.

—Hola, soy Chloe Höfling —dijo en un inglés suave pero claro, con acento aleman que le daba un toque especial—. Es un placer conocerlos.

La profesora asintió y añadió:

—Chloe, ¿por qué no tomas asiento allí? —señaló un pupitre vacío al lado de tres chicas que observaban a Chloe con interés.

Entre ellas estaban Sam, Hannah, y Beth, conocidas por ser inseparables desde que comenzaran la escuela juntas. Sam, con su naturaleza curiosa y empática, fue la primera en sonreírle a Chloe.

—Hola, soy Samantha, pero dime Sam —dijo ella, sonriendo con sinceridad—. Bienvenida a nuestra clase.

Hannah, un poco más tímida, se presentó.

—Yo soy Hannah —dijo con una pequeña sonrisa, moviendo la mano en un gesto amistoso.

Beth, siempre la protectora del grupo, hizo una pequeña inclinación de cabeza.

—Y yo soy Beth. Estamos felices de tenerte aquí.

Chloe se sintió aliviada por la calidez de sus nuevas compañeras.

—Gracias —respondió, sonriendo con gratitud—. Es un poco intimidante ser la nueva, pero estoy emocionada de estar aquí.

La profesora continuó con la lección, y aunque Chloe intentó concentrarse en lo que se decía, su mente divagaba. Observó a sus compañeros mientras tomaban notas y reían entre ellos. Se preguntaba cómo se sentiría con el tiempo, si lograría encajar en este nuevo entorno.

Al sonar la campana para el recreo, la energía en el aula se transformó de inmediato. Los alumnos se pusieron de pie rápidamente, ansiosos por salir al patio. Sam, sin perder un instante, se giró hacia Chloe.

—¿Quieres venir con nosotras? —preguntó, su voz llena de entusiasmo—. Nosotras siempre salimos juntas en los recreos.

Chloe dudó un momento, sintiendo una mezcla de nervios y emoción, pero la energía positiva de Sam la tranquilizó.

—Claro, me encantaría —dijo, levantándose.

El grupo salió al patio, y mientras caminaban por el césped, Sam no pudo contener su curiosidad.

—Entonces, Chloe, ¿cómo es Alemania? ¿Es muy diferente de aquí?

Chloe sonrió ante la pregunta, sus ojos verdes brillando con la luz del sol.

Diet Mountain Dew | Until Dawn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora