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—¡Vamos, chicos! —gruñó Josh, tambaleándose mientras Mike lo empujaba hacia adelante—. En serio... esto es una locura, ¿saben?

—Mike, cálmate... —susurró Chloe detrás de ellos, pero Mike la ignoró completamente, con la mandíbula apretada y la mirada fija en Josh.

—Cállate —se quejó Mike, sin mirarla. Sus ojos permanecían fríos mientras empujaba a Josh hacia delante, como si nada más importara en ese momento.

—Chris... hermano... —Josh lo miró con una expresión perdida, su voz débil y temblorosa.

—No soy tu hermano —respondió Chris con un chasquido de lengua, su rostro tenso y endurecido.

—¿A dónde vamos? ¿A dónde me llevan? —Josh comenzaba a balbucear, su confusión creciendo mientras Mike lo empujaba sin piedad.

Chloe se acercó a Chris y le susurró con ansiedad: —¿Es esto lo correcto?

Chris murmuró sin convicción: —Probablemente no... —Y aunque dijo eso, siguió empujando a Josh junto a Mike.

—Te vamos a encerrar, hermano —se burló Mike, empujando a Josh de nuevo hasta que este cayó de rodillas en la nieve.

Josh levantó la vista, sus ojos buscando desesperadamente a Chloe. —Nena, por favor... —gimió con voz quebrada.

Antes de que Chloe pudiera acercarse, Mike se interpuso entre ellos, empujando a Josh con más fuerza. —¡No la mires! —gruñó, arrastrando a Josh por el suelo—. Vamos a encerrarte para que no puedas hacer más estupideces antes de que llamemos a la policía por la mañana.

Josh intentó levantarse, pero el dolor en su cuerpo lo debilitaba. —¡No hice nada! —gritó, su voz un tanto histérica.

—¿Hablas en serio, hermano? —Chris se burló desde un lado, su incredulidad evidente.

—Eres un maldito asesino, eso es lo que eres —gruñó Mike, empujando a Josh nuevamente contra el suelo.

—¡Yo no lo hice, Mike, por favor! ¡Solo escúchame! ¡Yo no le haría daño a Jessica! —Josh intentó defenderse, su mirada suplicante buscando apoyo en Chloe—. Chloe, díselo. Sabes que yo no haría algo así...

Chloe lo observó con el corazón en la garganta. Sabía que Josh estaba luchando con algo más profundo, algo que había ignorado durante demasiado tiempo, pero ¿de verdad era capaz de lastimar a alguien?

Chris y Mike continuaban bloqueando su vista, impidiendo que se acercara más a Josh. —¿Estás loco? —preguntó Chris—. ¿No entiendes lo que has hecho?

—¡Soy un sanador, hombre! —gritó Josh desesperado—. ¡Yo uno a la gente! No soy como ustedes, imbéciles.

Chloe sintió que algo dentro de ella se rompía al escuchar esas palabras. Los últimos meses pasaron frente a sus ojos: las charlas profundas con Josh, sus risas, y los momentos en los que parecía perderse en su propio mundo, pero nunca creyó que llegaría a esto.

—Realmente no creo que esto esté bien... —murmuró Chloe, enterrando las uñas en la palma de su mano, tratando de aferrarse a algo tangible en medio del caos—. Quiero decir... ¿cómo pudo Josh haber matado a Jess? Él no ha lastimado físicamente a nadie...

—No lo sé —susurró Chris—. Aunque, honestamente, no creo que sea buena idea cuestionar a Mike ahora mismo.

—Sí... supongo... —respondió Chloe con una mezcla de duda y miedo mientras observaba a Mike empujar a Josh hacia el cobertizo.

—¡Están ciegos! —gritó Josh de repente, su voz volviéndose más frenética—. ¡No ven lo que yo veo!

—¡Deja de hablar! —Mike lo empujó una vez más al suelo, haciendo que Josh gritara de dolor.

Chloe apretó los puños. —Mike... para, por favor... —su voz era un susurro desesperado.

Pero Mike estaba demasiado inmerso en su propia furia para escuchar. —Eres el mayor cobarde que existe, Josh —dijo, su voz gélida.

—Yo no lastimé a nadie... —balbuceó Josh, cada palabra saliendo con dificultad.

Chloe cerró los ojos por un momento, su mente corriendo a toda velocidad. ¿Qué había pasado realmente con Jessica? La historia de Mike sonaba horrenda, pero no encajaba con el Josh que ella conocía. Y entonces, de repente, un pensamiento oscuro y aterrador la atravesó. Si hubiera hecho más preguntas, si hubiera insistido en que Josh hablara con su terapeuta sobre las voces que escuchaba, tal vez todo esto se podría haber evitado.

Mike lo levantó una vez más, forzándolo a sentarse en un taburete dentro del cobertizo, y comenzó a atarlo. —Vamos a asegurarnos de que no puedas hacer más daño esta noche.

Chloe se arrodilló frente a Josh, sus manos temblorosas descansando sobre los muslos de él mientras lo miraba a los ojos. —Josh... —susurró—. Por favor... quédate quieto...

Por un momento, Josh pareció detenerse. Sus ojos se encontraron con los de Chloe, y ella vio una chispa de la persona que amaba. Pero en el fondo, algo en él estaba roto. Y no podía repararlo.

—Oooh, pijamada —dijo Josh con una sonrisa infantil que contrastaba con la gravedad de la situación—. ¡Podríamos pedir pizza y tener sexo! ¡Vamos, amor, todavía tengo ganas!

Chloe cerró los ojos, reprimiendo las lágrimas. No reconocía al hombre que tenía frente a ella. Este no era el Josh que amaba.

—Chris, deberías volver a la cabaña y contarles a los demás lo que está pasando. Querrán saberlo —sugirió Mike, su tono de voz mucho más sombrío que antes.

Chris asintió, aunque claramente no quería dejarla allí. —¿Estás segura de que estarás bien? —le preguntó, la preocupación grabada en su rostro.

Chloe esbozó una sonrisa débil, aunque no lo sentía en absoluto. —Sí, estaré bien.

Mientras Chris desaparecía en el sendero cubierto de nieve, Chloe se giró hacia Mike y Josh. La noche iba a ser larga, y no estaba segura de lo que sucedería cuando el sol finalmente saliera.

—Será mejor que nos pongamos cómodos... —murmuró, su voz temblorosa.

Diet Mountain Dew | Until Dawn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora