02

95 10 1
                                    

El coche avanzaba lentamente por la carretera nevada, el sonido del viento afuera creando una especie de calma que contrastaba con el silencio dentro del vehículo. Josh y Chloe llevaban ya más de cuatro horas viajando, pero Chloe apenas había sentido el paso del tiempo. Durante las primeras horas del trayecto, había estado ocupada contándole a Josh todo sobre su viaje a Europa, especialmente su mes en Alemania, donde había vuelto a ver a sus hermanos después de tanto tiempo.

—Es una locura —dijo Chloe, mirando su teléfono y deslizando a través de las fotos que había tomado—. Pasar tanto tiempo sin verlos fue raro, pero cuando nos reencontramos, fue como si todo volviera a ser igual. Me sentí como una niña otra vez, riéndome de las mismas bromas tontas.

Josh sonrió ligeramente mientras mantenía los ojos fijos en la carretera. Su mano derecha descansaba sobre el volante, y la izquierda jugaba distraídamente con el dial de la radio, aunque hacía rato que habían apagado la música.

—Me alegro de que hayas tenido un buen tiempo con ellos —respondió Josh, su tono suave, pero con una nota de cansancio que Chloe no pudo ignorar.

Ella continuó hablando, tratando de mantener la conversación ligera, pero en el fondo, sabía que algo lo preocupaba. Durante su tiempo juntos, había aprendido a leer las señales de Josh, y este viaje no era la excepción. Desde el momento en que se subieron al coche, había sentido que él estaba distante, algo que lo inquietaba.

Chloe pasó a otra foto, esta vez de un mercado en Londres, lleno de colores vibrantes y gente que vestía de manera peculiar. Josh desvió la mirada lo suficiente como para echar un vistazo a la pantalla, y soltó una pequeña risa.

—¿Dónde fue eso? —preguntó, sus ojos volviendo rápidamente al camino.

—Camden Market —respondió Chloe, sus ojos iluminándose mientras recordaba la experiencia—. Es un lugar salvaje. Hay de todo, desde ropa vintage hasta comida de todas partes del mundo. Ah, y conocí a un montón de gente interesante. Mira, aquí está una foto con un grupo que conocí ese día.

Chloe le mostró una imagen en la que estaba rodeada por un grupo de jóvenes con estilos extravagantes. Algunos vestían como punks, con chaquetas de cuero, tachuelas y crestas de colores brillantes, mientras que otros parecían más hippies, con ropa holgada, collares de cuentas y largas cabelleras.

Josh sonrió al ver la imagen, pero Chloe pudo notar que su mente estaba en otro lado. La sonrisa no llegó a sus ojos, y eso le hizo sentir un nudo en el estómago. No podía evitar preguntarse si algo estaba mal, si Josh estaba molesto por algo, aunque no lo decía en voz alta.

—Ellos eran tan geniales —dijo Chloe, intentando no dejar que sus inseguridades salieran a la luz—. Me invitaron a pasar el día con ellos, así que estuvimos explorando todo el mercado. Fue como vivir una película por un rato.

Josh asintió, pero su respuesta fue más un reflejo que una reacción genuina. Chloe suspiró internamente. No podía seguir ignorando esa sensación en el aire.

—Josh... —empezó a decir con cautela, sus dedos jugueteando con el borde de su chaqueta—. ¿Está todo bien? Desde que volvimos a hablar sobre este viaje, siento que algo te preocupa.

Josh apretó los labios, claramente intentando ocultar lo que sentía. A lo largo de los años, Chloe había aprendido que cuando él se sentía vulnerable, tendía a cerrarse. Y aunque eso solía frustrarla, también entendía que Josh necesitaba su tiempo para abrirse.

—Estoy bien, Chloe —respondió rápidamente, pero su tono no era convincente.

Chloe decidió que era momento de ser directa.

—Siento que no querías que viniera contigo —dijo, soltando las palabras antes de perder el valor.

Josh giró la cabeza brevemente hacia ella, con una mezcla de sorpresa y preocupación en sus ojos. Parecía que no esperaba que Chloe dijera eso.

—¿Qué? No, no es eso para nada —dijo Josh, sacudiendo la cabeza—. No quiero que pienses eso.

Chloe se mordió el labio inferior, mirando el paisaje nevado a través de la ventana por unos segundos antes de volver a hablar.

—Es solo que... has estado distante desde que regresé. Y sé que esto no será fácil, con el aniversario de... —hizo una pausa, dudando en mencionar el tema—, pero siento que no quieres que esté aquí. Como si esto fuera algo que prefieres pasar solo.

Josh soltó un suspiro pesado, sus hombros tensándose. Sabía que no podía ocultarle nada a Chloe por mucho tiempo, no cuando ella lo conocía tan bien.

—No es eso, Chloe. —Su voz era suave, casi como si estuviera eligiendo cuidadosamente cada palabra—. Estoy feliz de que estés aquí, de verdad. Pero... me preocupas. Sé que acabas de regresar de un viaje largo, apenas has dormido y este fin de semana va a ser duro. No quería sobrecargarte.

Chloe lo observó por un momento, tratando de encontrar las palabras correctas.

—No estoy sobrecargada —dijo finalmente—. Sí, el viaje fue largo, pero quiero estar aquí. Quiero estar contigo, Josh, y apoyarte. No puedo imaginar lo que estás sintiendo con todo esto, pero no quiero que lo pases solo.

Josh se mantuvo en silencio por un rato, sus manos aferradas al volante como si se estuviera sosteniendo de algo tangible. Chloe podía ver el conflicto en su rostro, esa lucha interna que él siempre trataba de ocultar.

—Es solo que... —Josh comenzó a hablar, pero luego se detuvo. Parecía estar buscando la manera de expresarse sin soltar todas las emociones que claramente estaban burbujeando en su interior—. Este lugar tiene tantos recuerdos. Y no quiero que te sientas mal por algo que es... mío.

Chloe alcanzó a tomar una de sus manos, entrelazando sus dedos con los de él.

—No tienes que cargar con esto solo. —Lo miró con ternura—. Sabes que estoy aquí para lo que necesites. Si necesitas hablar, llorar, gritar, lo que sea... estoy aquí, y no me voy a ir.

Josh finalmente apartó la vista de la carretera, solo por un segundo, y la miró. En sus ojos había algo más que tristeza; había gratitud, pero también miedo. Un miedo que Chloe sabía que no desaparecería fácilmente.

—Gracias —murmuró Josh, su voz apenas audible por encima del sonido del viento y el motor del coche.

Chloe sonrió, inclinándose hacia él para darle un suave beso en la mejilla.

—Te amo, Josh —dijo con sinceridad—. Y no quiero que te preocupes por mí. Estoy aquí porque quiero estar, porque te amo, y porque quiero pasar este tiempo contigo, por difícil que sea.

Josh dejó escapar una pequeña risa, como si una parte de su tensión se hubiera disipado con esas palabras.

—Yo también te amo, Chloe. —Le dio un apretón suave en la mano antes de soltarla para volver a concentrarse en la carretera—. Solo... no quiero perderte.

Esas últimas palabras golpearon a Chloe en el fondo del pecho. Sabía que Josh llevaba consigo un miedo constante de perder a las personas que amaba, especialmente después de la desaparición de sus hermanas. Era un peso que cargaba todos los días, aunque raramente lo expresaba.

—No me vas a perder —le aseguró, con una firmeza en su voz que esperaba le transmitiera tranquilidad—. Estamos en esto juntos.

El coche continuó su viaje a través de las montañas, la nieve cayendo de manera más intensa a medida que se acercaban a la cabaña

Diet Mountain Dew | Until Dawn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora