Oruddín, Continente de Veralis, cadena montañosa de Perewan, Bosque Azul de Antera.
-Madre, padre... quiero unirme al Templo de la Estrella Siempre Cambiante.
Con esas palabras, a una muy tierna edad, la chica de ojos verdes y cabellos rosados daba el primer paso para convertirse en sacerdotisa. Había dejado a sus padres perplejos, por supuesto. Las cosas para ellos eran todavía más difíciles considerando que eran una familia muy rica de mercaderes (con los tres barcos más grandes de la región), y ella su única hija. Pero muy a pesar de los sentimientos profundos que le tenían y las perspectivas familiares la oposición les duró poco en realidad. Había habido la cantidad suficiente de incidentes para saber que Viina no era una niña común.Y ahora, años después, en lo profundo del bosque, la sacerdotisa más famosa corría con agilidad. Estaba escapando otra vez de los seguidores de la Doble Quimera.
Desde que Nixus Sirjin hubiera dejado de responder los oráculos y las peticiones, la fe en la doble deidad había ido ganando adeptos. Pero dicha secta, a diferencia de la mayoría de las religiones en Oruddín, no era una únicamente de compasión y actos altruistas. Se enseñaba que una de las cabezas de la quimera apuntaba al bien y la otra al mal.
Por cada favor que dicha deidad concedía exigía se le pagara con una acción negativa del mismo nivel. Sus seguidores decían que esto era un símbolo del balance del mundo. Pero era claro cómo favorecía mayormente a las personas de acciones poco adecuadas, en particular en posiciones de poder, mientras que la gente humilde y amable pagaba por sus caprichos.
También era cada vez más evidente la sed de sangre que la secta y su ente tenían por los monjes y sacerdotisas de Nixus. Había una gran sospecha de que las desapariciones de los devotos de la Estrella se debían a los doblequimeristas.
Aunque la razón por la que perseguían a Viina, la última sacerdotisa de Nixus, no era exactamente para hacerle daño. Le habían pedido en varias ocasiones que llevara a cabo el sacrificio anual para su deidad. El Sumo Sacerdote sabía que el poder espiritual de Viina era mayor incluso que el de la Impermanente, la Alta Sacerdotisa, quien había sido obligada a retirarse del Templo en la cima del Monte Púrpura y, al no aceptar la religión nueva, se le había relegado y vivía pobremente en la ciudad siendo víctima de muchas vejaciones.
Viina sabía que los sacrificios a la Doble se habían ido haciendo cada vez más cruentos: habían comenzado por ofrecer plantíos de vegetales comestibles para casi inmediatamente pasar a destruir diferentes árboles consagrados a Sirjin, luego animales más y más grandes y el año pasado, un anciano que según se decía, se había ofrecido para ello, pero corrían muchos rumores de que no había sido así.
Debido a las distancias y a la creciente masa de seguidores, ni los monjes jinnxistas ni las sacerdotisas habían sido capaces de detener la situación. Eran muy pocos quienes permanecían fieles a Nixus. Mucha gente parecía encontrarse bajo un hechizo, otros tal vez por miedo fingían aceptación por la Doble, lo cierto era que quienes se negaban eran marginados de algún modo, desaparecían o morían en circunstancias sospechosas.
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Sirius Jinnx - Prólogo -
Fantasia¿Cómo es que personas de mundos tan distantes se vieron envueltas en la guerra personal de un Dios? Los diferentes capítulos de esta historia muestran el camino y los motivos de aquellos que acompañarán a Sirius en su lucha.