Capitulo 28: Final del festival

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La batalla entre Bakugo y Midoriya fue intensa desde el inicio, con ambos luchando con todo su poder y habilidades. Bakugo lanzó explosiones masivas, tratando de acorralar a Midoriya, mientras que Midoriya utilizaba su velocidad y la fuerza de One For All para esquivar y contraatacar. Los dos intercambiaron golpes devastadores, ambos decididos a ganar a cualquier costo. A medida que la pelea avanzaba, se hicieron visibles las heridas y el agotamiento en ambos. Finalmente, en un momento crítico, Midoriya logró superar la velocidad de Bakugo con un golpe cargado de One For All, enviándolo al suelo y asegurando su victoria. Sin embargo, la victoria no fue fácil, y ambos quedaron gravemente heridos tras el enfrentamiento.

Midnight, con su energía característica, anunció: "¡Midoriya es el ganador de la pelea y el campeón del festival deportivo!" Una explosión de aplausos y vítores llenó el estadio. Los amigos de Midoriya aplaudieron con entusiasmo desde las gradas, sus preocupaciones por Kaminari momentáneamente olvidadas en la euforia de la victoria de su amigo.

Denki, observando la final desde los pasillos, esbozó una sonrisa fría mientras reflexionaba. "Hice lo correcto al rendirme. Necesito estar en plena forma para lo que viene.”

Monoma e Ibara caminaban por los pasillos, alejándose del bullicio del estadio después de ver la final de Midoriya y Bakugo. Monoma, como era habitual, no dejaba de hablar, siempre buscando algún motivo para menospreciar a los estudiantes de la Clase 1-A. Estaba especialmente irritado tras la derrota de su amiga Ibara ante Denki. "Es una locura que te hayas enfrentado a alguien como él," decía Monoma mientras caminaban. "¡El chico ni siquiera puede controlarse a sí mismo, y mucho menos su Quirk! La victoria debería haber sido tuya, Shiozaki."

Ibara, aún afectada por la manera en que Denki la había humillado durante su combate, no respondía. La sombra del miedo seguía rondando en su mente cada vez que pensaba en la manera en que él la había acorralado con su poder y ese extraño odio en su mirada.

Mientras caminaban, Monoma continuaba con su charla. "¡Y pensar que alguien como Kaminari puede estar aquí, siendo una carga para todos en la 1-A! ¿Qué clase de héroe se rinde sin luchar?"

De repente, al girar una esquina del pasillo, Monoma e Ibara se detuvieron bruscamente. Allí, apoyado contra la pared, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el suelo, estaba Denki Kaminari. Su postura parecía relajada, pero había algo en su presencia que no encajaba, algo oscuro que lo rodeaba como una sombra invisible. Monoma, viendo la oportunidad de fastidiar a alguien de la Clase 1-A, no dudó en abrir la boca.

"¡Pero si es el cobarde del festival!" exclamó Monoma con una sonrisa torcida, sin poder contener su sarcasmo. "¿Qué pasa, Kaminari? ¿Te escondes aquí después de tu patética rendición? Al menos podrías haber intentado parecer un héroe antes de rendirte. Ah, pero claro, olvidé que ser un estorbo es tu especialidad, ¿no?"

Ibara, al ver a Denki, dio un paso atrás. Había algo diferente en él. No era solo el recuerdo de la pelea lo que la inquietaba; era la energía que ahora emanaba de él. Una oscuridad que hacía que todo en su alrededor pareciera más denso, más pesado.

Denki levantó la cabeza lentamente, su mirada clavándose en Monoma e Ibara. Sus ojos estaban fríos, desprovistos de cualquier emoción cálida o familiar. Lo que ellos vieron en ese momento no fue el Denki torpe y despreocupado que solían conocer, sino a alguien mucho más peligroso. Monoma, quien había mantenido su actitud desafiante, sintió que el aire a su alrededor se volvía denso, como si estuviera siendo sofocado por la presencia de Denki.

"¿Tienes algo más que decir?" preguntó Denki en voz baja, sin perder su sonrisa, pero con una mirada que transmitía odio puro. El tono de su voz era tan tranquilo que resultaba escalofriante.

Monoma intentó contestar, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Por primera vez, sintió que estaba en peligro real. "No… no creo que sea necesario," murmuró, retrocediendo lentamente mientras trataba de no perder la compostura.

Ibara, paralizada por el miedo, también dio un paso atrás, su mente reviviendo cada instante de su combate con Denki, cada mirada amenazante que él le había lanzado. Sentía que si se quedaba ahí un segundo más, algo terrible ocurriría.

"Vámonos," susurró Ibara, con el rostro pálido y la voz temblorosa. Monoma asintió rápidamente, incapaz de pronunciar más palabras. Los dos retrocedieron lentamente, casi tropezando en su prisa por alejarse de Denki.

Una vez que estuvieron lejos, Monoma, temblando ligeramente, murmuró con incredulidad: "Algo está realmente mal con ese tipo... no es el mismo."

Ibara, aún sintiendo el frío del terror en su piel, no pudo más que asentir. Sabía que el Denki que habían visto ya no era el mismo que conocían, y ese pensamiento la asustaba más de lo que se atrevía a admitir.

En las gradas, los amigos de Denki no dejaban de preocuparse. "¿Por qué se habría ido?" murmuró Kirishima, rascándose la cabeza. En ese momento, vieron a Ibara y Monoma acercarse rápidamente, sus rostros pálidos de miedo. Yaoyorozu levantó una ceja y les preguntó: "¿Qué les pasa? ¿Vieron un fantasma?"

Monoma, todavía temblando, apenas pudo contener su miedo al responder: "¡Controlen a su amigo eléctrico! Está ahí abajo en los pasillos, pero algo en él está mal... muy mal."

Jirou, alarmada, preguntó rápidamente: "¿Dónde lo vieron exactamente?" Monoma señaló hacia los pasillos donde habían encontrado a Denki, sus manos temblorosas.

Antes de que pudieran moverse, la voz de Present Mic retumbó en el estadio una vez más. "¡Ahora llamamos a Todoroki Shoto y Kaminari Denki para la entrega de premios!" Los amigos de Denki intercambiaron miradas llenas de preocupación. Sabían que tenían que encontrar a su amigo y descubrir qué le estaba sucediendo.

Denki, aún oculto en los pasillos, tomó una respiración profunda. Sabía que sus acciones en el festival deportivo eran solo el principio de algo mucho más grande y sombrío. Mientras se preparaba para lo que venía, su mente estaba clara y su propósito definido, listo para enfrentarse al destino que había elegido.


La oscuridad del rayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora