La oscuridad del rayo

en otra parte del mundo...

esto paso luego de los sucesos del festival deportivo

Después de que Denki desapareciera junto con All For One, la escena cambia abruptamente a un lugar muy distante. En una isla apartada de Estados Unidos, conocida como New Marais, el atardecer bañaba las calles desgastadas con una luz tenue y cálida, aunque el ambiente estaba cargado de humedad y pesadez.

La escena nos lleva a una azotea en New Marais, donde dos hombres estaban relajados, disfrutando de la brisa de la tarde mientras intercambiaban bromas. El primero, de complexión atlética y rostro serio, mantenía su mirada en el horizonte mientras su amigo, más bajo y robusto, con un gorro y barba descuidada, reía a carcajadas tras contar una de sus historias.

“Te juro, Cole, no sé cómo siempre termino salvándote el trasero, amigo. Si no fuera por mí, estarías perdido", dijo el hombre con una sonrisa irónica, dándole un sorbo a su lata de cerveza.

El otro, Cole, soltó una leve risa, sin apartar la mirada del horizonte. "Sí, claro, Zeke. Tú y tus gloriosas hazañas", respondió, con un toque de sarcasmo en su tono.

Zeke levantó la lata en señal de triunfo. "Oye, alguien tiene que ser el cerebro detrás de la operación."

La conversación entre ellos se mantuvo ligera y despreocupada, como siempre lo hacía entre amigos. Pero entonces, en medio de la conversación, Cole detuvo su risa y frunció el ceño. De repente, sintió una especie de tirón en su interior, algo que no había experimentado antes, una sensación eléctrica anómala que lo hizo enderezarse. No era algo que pudiera ignorar.

Zeke lo notó casi de inmediato. “Ey, ¿todo bien, hermano?” preguntó, dejando su lata de cerveza en el suelo y mirando a Cole con una mezcla de preocupación y curiosidad.

Cole permaneció en silencio por un momento, intentando concentrarse en esa sensación que había captado. “No estoy seguro, pero... algo anda mal," dijo, con el ceño fruncido. "Es una perturbación, algo... grande."

Zeke alzó una ceja, perplejo. "¿Qué, como cuando sientes una tormenta eléctrica? Porque no parece que vaya a llover hoy, hombre."

"No es eso," replicó Cole, apretando los puños mientras miraba en dirección al este. "Es... algo más. Algo en la energía, en la electricidad. Viene de lejos. De Japón."

Zeke se quedó quieto por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. “¿Japón? Eso está un poco fuera de nuestro territorio, ¿no crees?”

Cole asintió, pero su expresión no cambió. “Lo sé, pero es como si la electricidad misma estuviera gritando. Algo pasó allá, y no puedo ignorarlo.”

Zeke dejó escapar una risa suave, aunque con cierto nerviosismo. "Bueno, ya sabes lo que dicen: donde hay humo, hay fuego. Y en tu caso, donde hay electricidad, seguro hay problemas."

Cole esbozó una ligera sonrisa ante el comentario de su amigo, pero la inquietud no lo abandonaba. "No puedo ignorarlo, Zeke. Algo en mi interior me dice que tenemos que ir allí y averiguar qué está pasando."

Zeke lo miró de arriba a abajo, cruzando los brazos. "Vale, digamos que nos vamos a Japón para averiguar qué diablos está pasando. ¿Quién se queda cuidando New Marais mientras estamos fuera? No es como que podamos dejar esto sin vigilancia, hombre."

Cole asintió lentamente, consciente de la preocupación de su amigo. "Tienes razón... Pero Kuo y Nyx pueden vigilar mientras nosotros investigamos."

Zeke chasqueó los dedos, como si la idea lo hubiera convencido por completo. "¡Exacto! Esas dos pueden manejarlo. Son rudas y saben qué hacer si algo explota, literalmente."

“Esperemos que no haya explosiones, pero sí, ellas pueden mantener la ciudad a salvo por un tiempo,” dijo Cole, relajando un poco la tensión en sus hombros, aunque su mirada seguía fija en la distancia. "Japón... siempre escuché que tienen una escuela de héroes. Tal vez podamos empezar por ahí."

Zeke sonrió, resignado. "Bueno, si dices que hay problemas, supongo que debemos ir. Ya sabes que soy tu copiloto en esta locura."

Cole asintió, agradeciendo el apoyo incondicional de su amigo. Sabían que cualquier cosa que los esperara en Japón no iba a ser sencilla. Lo que fuera que había perturbado el flujo de la energía en esa parte del mundo, no era algo común. Aunque no sabían los detalles, tenían un mal presentimiento.

Con una última mirada a la tranquila ciudad de New Marais, comenzaron a trazar sus planes, sabiendo que el viaje los llevaría a enfrentar nuevos desafíos y, como siempre, problemas más allá de lo que podrían anticipar.