Capítulo 4: La despedida

30 2 0
                                    


El estadio estaba lleno, las gradas vibraban con el entusiasmo de los aficionados. Era el partido más importante de la temporada, y todos los ojos estaban puestos en Katsuki Bakugo. Pero a pesar de su habilidad y confianza habitual, el partido no iba según lo planeado. Sus oponentes lo habían marcado de cerca durante toda la tarde, y cada vez que intentaba avanzar con el balón, encontraba resistencia.

La frustración empezaba a consumirlo. Cada pase fallido, cada jugada bloqueada, se sentía como un peso sobre sus hombros, empujándolo al límite. El marcador estaba empatado y quedaba poco tiempo. Sabía que este partido podría ser el que decidiera su futuro en el fútbol profesional, y la presión lo estaba aplastando.

Entonces los vio.

Sus padres. Masaru, sentado tranquilamente junto a Mitsuki, quien no se molestaba en ocultar su impaciencia. Estaba con los brazos cruzados, frunciendo el ceño. Y junto a ellos, su novia, Camie, miraba con expectativa, aunque algo nerviosa.

Mitsuki de repente se puso de pie, agitando los brazos y gritando.

—¡Vamos, Katsuki! ¡No seas un inútil y gana de una vez! —su voz resonaba por el estadio, clara y contundente.

Las palabras de su madre lo atravesaron. Aunque estaba acostumbrado a su tono duro, había algo en su voz ese día que lo empujó más allá de sus límites. Era la aprobación que había buscado toda su vida. No podía fallar, no ahora.

Con renovada determinación, Katsuki se lanzó hacia adelante. Esquivó a un defensor, luego a otro, y vio la oportunidad. El balón llegó a sus pies en el momento justo, y con una precisión impecable, disparó directo hacia la portería.

El gol fue perfecto. El estadio estalló en aplausos, pero para Katsuki, todo lo que importaba era la sensación de triunfo corriendo por sus venas. Había conseguido lo que se había propuesto, y más que nada, lo había hecho frente a sus padres.

Sin pensarlo dos veces, corrió hacia las gradas, su corazón latiendo con fuerza. Necesitaba escuchar las palabras que nunca había escuchado de su madre, el reconocimiento que siempre había anhelado.

Cuando llegó a donde estaban, Mitsuki lo miró con una sonrisa de satisfacción.

—Bien hecho —dijo, su tono seco, pero firme. Katsuki esperó algo más, algún elogio por parte de ella, pero lo que vino a continuación lo sorprendió. —Tienes a alguien cuidando tus espaldas, ¿Sabes?

Katsuki frunció el ceño, pensando que fue Camie quien había convencido a su madre de asistir. No sabía que detrás de todo estaba Izuku.

Al ver a sus padres alejándose, Katsuki abrazó a Camie, agradecido por lo que pensaba era su intervención. No tenía idea de lo que realmente había pasado, ni de la persona que en secreto seguía creyendo en él desde las sombras.

Más tarde, después de salir de los vestidores, Katsuki caminaba hacia el estacionamiento, satisfecho con el partido, pero aun con una sensación de vacío. Fue entonces cuando lo vio.

Izuku Midoriya estaba esperándolo, nervioso, pero con una mirada decidida en sus ojos. Katsuki no pudo evitar fruncir el ceño ante la mera presencia de Deku, su viejo amigo, ahora solo un reflejo de lo que solían ser.

—¿Qué haces aquí, Deku? —preguntó Katsuki, su tono frío, casi burlón. Su ira acumulada hacia todo lo que representaba Izuku comenzaba a hervir.

Izuku respiró hondo, reuniendo el coraje que sabía que necesitaría. Había estado esperando este momento durante mucho tiempo. Después de la conversación con Mitsuki, Izuku sabía que esta era su oportunidad, su última oportunidad de cerrar un capítulo de su vida.

Amor En juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora