4. Tu nombre

149 22 2
                                    

Max estaba agachado junto a su motocicleta, ajustando los tornillos de la llanta trasera con una precisión casi obsesiva, sus manos estaban sucias por el cambio de neumáticos y el ajuste de aceite, el olor a caucho estaba impregnado en el garaje del neerlandés, sus herramientas estaban perfectamente acomodadas en su sitio, el lugar parecía un santuario para cualquiera que tuviera interés en la mecánica.

—Entonces se llama Checo... —dijo mientras seguía concentrado en su tarea, su sonrisa reflejaba satisfacción, como si finalmente hubiera resuelto un misterio.

Charles asintió ante el comentario, estaba recargado en una de las paredes del garaje mientras veía al rubio trabajar en su moto.

—Sí, Sergio Pérez. Pero todo el mundo lo llama Checo. —respondió Charles, sonriendo al notar el interés creciente en Max—. Carlos me contó cómo reaccionó cuando mencionaron tu nombre en esa cena a la que asistió. Realmente lo dejaste muy afectado.

Max levantó una ceja, mientras apretaba los tornillos del rin, pero claramente interesado en la conversación.

—¿Ah, sí? ¿Y qué hizo? —preguntó con notoria autocomplacencia.

Charles entrecerró los ojos, reconociendo la chispa en la mirada de Max. —Bueno, según Carlos, se atragantó con el vino cuando escuchó tu apodo, lo cual fue bastante obvio para todos. Luego, intentó actuar como si no supiera quién eras, sobre todo después de que te describieron... rubio, alto, ojos azules. Te hicieron todo el perfil criminal. —bromeó Charles.

Max dejó escapar una risa por lo bajo. Se inclinó hacia atrás, limpiándose las manos con un trapo mientras imaginaba la cara del hombrecillo, quien ahora sabía que se llamaba Checo.

—Parece que le dejé una impresión bastante fuerte, ¿eh? —dijo, con la típica arrogancia que no podía disimular—. No me extraña.

Charles lo observó en silencio por un momento, un poco cansado de la fanfarronería de Max, por lo cuál decidió ir directo al punto.

—Max, ¿qué piensas hacer con esto? —preguntó, su tono se volvió más serio—. Ya sabes quién es y que, convenientemente, está relacionado con Carlos. Y, bueno, sabiendo cómo eres... quiero asegurarme de que no vayas a hacer algo estúpido.

Max volteó a ver al monegasco con sospecha. El trapo que usaba para limpiar sus manos lo dejó a un lado para levantarse y estirarse, estaba incómodo por la posición en la que estaba.

—No sé, aún —admitió Max midiendo sus palabras con cautela—. Pero no es como si fuera a dejarlo pasar. Tal vez quiero verlo de nuevo, para ver qué cara pone esta vez y divertirme otro rato.

Charles no dejaba de mirarlo, con una ceja levantada, claramente escéptico ante la respuesta de Max. El tono despreocupado del neerlandés no lo convencía, y eso lo llevó a cambiar de postura, cruzando los brazos.

La expresión arrogante de Verstappen solo confirmaba que tenía algo más en mente. Algo que no era solo "diversión".

—Divertirte, ¿eh? —respondió Charles, con una sonrisa incrédula—. Max, si lo que realmente quieres es conocerlo, y no te atrevas a negarlo, tal vez deberías dejar las bromas y tratarlo de otra manera. Ya sabes... ser menos Mad Max por una vez.

—¿Menos Mad Max? —repitió, burlándose de manera pedante de las insinuaciones de Leclerc. —Lo dices como si realmente me interesara el pecoso de mierda. —Su tono estaba cargado de sarcasmo, como un intento de mantener su fachada.

Charles estaba insatisfecho y hastiado por la respuesta de Max. El monegasco sabía cuándo su amigo le mentía, estaba casi seguro de que él no quería admitir lo que en realidad quería conseguir con el tema de Checo.

Súbete a mi moto | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora