Capítulo 6: Revelacion

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Los días en la nación de Sumeru transcurrieron como un torbellino para TN, Aether, y Paimon. Habían desenmascarado a los sabios corruptos de la academia, revelado la verdad oculta en las sombras y, por si fuera poco, derrotado a Scaramuccia, el sexto Heraldo de los Fatui que había intentado tomar el poder de una divinidad falsa. La nación Dendro, finalmente, volvía a respirar con tranquilidad, mientras sus ciudadanos recobraban la esperanza y la paz después de tanto caos.

En las calles de Sumeru, la gente celebraba. Las risas de los niños y las conversaciones animadas llenaban el aire, y TN caminaba por las bulliciosas calles acompañado de Aether y Paimon. Sin embargo, a pesar del aparente descanso, una sombra de duda se cernía sobre él. Las victorias recientes habían traído una extraña sensación de inquietud, como si algo más oscuro se estuviera gestando en el horizonte.

Paimon: ¡La paz ha vuelto por fin a Sumeru! -exclamó la pequeña criatura mientras volaba alrededor de TN y Aether- ¡Ya era hora de que tuviéramos un poco de descanso después de tantas batallas! ¡Paimon está agotada!

Aether sonrió de medio lado, sin poder evitar reírse ante el dramatismo de su compañera flotante.

Aether: Es cierto, pero... -susurró mientras miraba a su alrededor, observando las felices expresiones de la gente- Tengo la sensación de que esto es solo el principio de algo más grande. Los Fatui no se van a quedar quietos después de lo que pasó con Scaramuccia.

TN asentía en silencio, sus pensamientos dispersos en múltiples direcciones. Sabía que Aether tenía razón. La paz, aunque bienvenida, era frágil. Los Fatui siempre tenían una carta más bajo la manga, y su conexión con ellos, a través de Arlecchino, lo mantenía alerta. Algo le decía que ella no había desaparecido por completo de su vida.

Y en efecto, en la lejana y helada nación de Snezhnaya, Arlecchino estaba inmersa en sus propios planes. La Cuarta Heraldo Fatui, con su habitual mirada fría y calculadora, había estado investigando en secreto algo relacionado con TN, y lo que había encontrado resultaba demasiado interesante como para ignorarlo.

Arlecchino: Así que esto es lo que escondes... -murmuró para sí misma mientras examinaba documentos confidenciales en una oscura sala del Palacio de la Zarina. Las paredes de hielo parecían absorber cada palabra mientras una sonrisa enigmática curvaba sus labios.

El archivo en sus manos era antiguo, polvoriento, y no era fácil de descifrar, pero Arlecchino tenía los recursos para desentrañar hasta los secretos más profundos. Lo que había descubierto sobre TN iba más allá de lo que se imaginaba. No era solo un aventurero habilidoso, no simplemente un peón en el tablero de Sumeru. TN tenía una conexión con el pasado de los Fatui que ni siquiera ella conocía del todo, y esta revelación despertaba algo en ella: una mezcla de fascinación y curiosidad.

Arlecchino: Parece que será hora de hacer un viaje de nuevo a Sumeru... -dijo, dejando el archivo sobre la mesa de mármol, sus ojos brillando con un matiz divertido y peligroso.

Los días en Sumeru transcurrían de manera tranquila para TN. Después de las intensas aventuras al lado de Aether y Paimon, el tiempo en la pacífica nación Dendro se había convertido en una rutina agradable. Las calles se llenaban de vida con la gente trabajando para reconstruir la academia y los ciudadanos ocupados en sus quehaceres diarios. Sin embargo, en la calma siempre acecha la tormenta, y TN no estaba preparado para lo que estaba a punto de suceder.

Una tarde casi noche, mientras descansaba en su habitual lugar de meditación cerca de las brillantes cascadas, TN notó una figura que se acercaba en silencio. El viento, suave y cargado del aroma de las flores, no logró enmascarar el aura oscura y elegante de la visitante que se aproximaba.

Entre Sombras Y LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora