c a p í t u l o t r e c e

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Todo podría salir mal.

Mientras Harry se duchaba, yo no pude evitar sentir que como el peso del acuerdo, de la decisión que había tomado, comenzaba a aplastarme.

¿Cómo podía sentirme tan vacía después de una supuesta victoria? La sensación de alivio que había esperado no llegaba, solo un profundo vacío y una creciente sensación de desasosiego. En mi mente, la imagen de Arnold, golpeado y humillado, me perseguía. Al igual que la de Freya, con la cara llena de rabia y dolor.

¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había pasado de ser la princesa del Valle, la chica querida por todos, a una persona que había generado tanto odio y discordia?

Pensé en las palabras que Freya me dijo, sobre que mi presencia no ha causado más que problemas. Tal vez tenía razón. Tal vez yo era la culpable de todo.

Y ahora, para reparar el daño, tenía que organizar una fiesta. Una fiesta en la que, con suerte, podría convencer a Freya y Arnold de que no era la villana que ellos creían. Aunque sabía que no podía deshacer lo que ya había pasado, pero ¿realmente podría hacer las paces con ellos a través de una fiesta? ¿Podría realmente dejar atrás todo el daño causado y seguir adelante como si nada hubiera pasado?

Finalmente, Harry salió del baño, se acercó a mí y puso una mano en mi hombro, haciéndome sobresaltar. —¿Estás bien? –preguntó.

Asentí, sin poder mirarlo a los ojos. —No lo sé. No sé si estoy haciendo lo correcto al hacer esta fiesta. No puedo dejar de sentirme culpable por todo lo que pasó.

Harry suspiró, frustrado. –Mira, necesitas relajarte un poco. Deja de darle vueltas a todo esto.

Sonreí, incrédula.—Es fácil para ti decirlo. –Le repliqué.

Él se calló por unos segundos y me miró seriamente, luego, volvió a hablar. –Te voy a decir algo que tal vez te ayude a sentirte mejor, ¿Por qué no invitas a tus amigas para que te acompañen y te animen?

. —¿Mis amigas? –Inquirí.

. –Si, esas...—Pareció pensativo, tratando de recordar sus nombres. –Lana y Savannah.

Ladeé la cabeza. –Hanna y Sarah. –Corregí.

Él le resto importancia. –Lo mismo. –Dijo. –Diles que vengan y así salen y te ayudan a distraerte y organizar la fiesta. Sería algo bueno para ti.

Sus palabras me sorprendieron. ¿En verdad se preocupaba por mi o solo quería que yo desviara mi atención del verdadero problema?

Sea como sea, la idea de invitar a mis amigas si fue una buena idea. Tenía razón, tenerlas a ellas aquí me distraería y me animarían, y eso era lo que necesitaba.

. –Si...Tal vez lo haga. –Dije, aunque poseía cierto tono melancólico en mi voz.

Harry pareció notarlo, ya que dijo: –Sé que todo esto ha sido difícil para ti. Pero sobrevivirás. No te prometo que todo mejore, pero al menos, será soportable, créeme.

Solté una risa incrédula, era fácil para él decirlo, ya que no estaba en mis zapatos. Pero me limite asentir y con toda la tranquilidad que poseía, me levanté de la mesa. Junté los trastos sucios y los dejé en el fregadero para lavarlos.

Harry seguía ahí parado, observándome. Yo lo miré. —¿Por qué no te has ido? –Le pregunté. Su presencia comenzaba a pesarme

. –Solo quiero asegurarme de que vas a estar bien. –Me dijo.

Yo bufé. –Como si te importara...

Harry suspiró. –Solo intento ser amable contigo.

Fruncí el ceño. —¿Tu? ¿Siendo amable? ¿Conmigo?

El delfín rosa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora