Hice todo lo posible por intentar dormirme, pero mis pensamientos no me dejaban en paz. Toda la situación seguía siendo confusa y aterradora para mí. Me preguntaba en que momento conocería la verdad sobre mi nuevo esposo, aquel que dormía a unos centímetros de mí, y si era algo de lo que tener miedo.
Cuando finalmente me quedé dormida, tuve un sueño extraño y perturbador que no pude recordar al despertarme. Apenas abrí los ojos me di cuenta que el otro lado de la cama estaba vacío esa mañana, por suerte para mí.
Cuando desperté, los rayos del sol traspasaban la cortinas que cubrían el gran ventanal, esclareciendo la habitación, supe que eran más de las seis. Harry no se encontraba en la cama, ni siquiera en la habitación. Mucho menos en la casa. Me sentí aliviada y me levanté, colocándome mis pantuflas y caminando hacia el baño para lavar mi rostro que estaba hinchado de tantos lloriqueos de la noche anterior.
Después de salir del baño, puse las maletas en la cama para empezar a ordenarlas en uno de los dos armarios que se encontraban juntos pegados el uno al otro. Supuse que uno era mío y el otro de mi esposo.
Me gustaba esa habitación, era espaciosa y simple. Todo estaba bien organizado y la sencillez me permitía estar cómoda.
Después de guardar la ropa y los zapatos, puse los cuadros que me había llevado de mi madre y mi padre en mi mesita de noche, junto mi pequeña Biblia y empecé a pensar en lo que pasó la noche la anterior, aún seguía sin saber cómo sentirme al respecto. No pasó lo que temía que pasara. Harry...él no me había hecho daño como pensaba que lo haría, ni me forzó a hacer algo que no quería. ¿Sería bueno conmigo? No lo sé. Aun no podía confiar en él. No me había lastimado, pero quizá porque estaba cansado por la fiesta y quería dormir.
Aunque, tal vez una parte de mi tenía razón, tal vez existía la posibilidad de que no le atrajera sexualmente, así como él no me atraía a mí. Quiero decir, si era así, lo entendía, de hecho, sería muchísimo mejor.
Pero, ¿Qué pasaría si hacia algo que no le gustaba? ¿Me golpearía? Yo misma he contemplado el comportamiento de hombres como él, sus amigos y sus colegas, todos violentos, gritones, hostiles. No dudaba de que ellos les hicieran eso a sus mujeres, ¿Lo haría él conmigo? Esperaba que no.
Sentí un fuerte dolor de cabeza, al parecer la repercusión de haber bebido tanto la noche anterior, así busque una pastilla, me la tomé y me dirigí de nuevo al baño ya que sentía la espalda tensa. Abrí el grifo de la tina, regulé la temperatura del agua y entré en ella. Me lavé el cabello y me eché jabón, tenía una consistencia extraordinaria, cremosa, que teñía el agua a blanco y hacia espuma. Mi piel se sentía muy suave solo con un pequeño roce. Poco a poco comencé a sentirme más calmada, mis pensamientos empezaban a alejarse y mi cuerpo a relajarse.
Realmente estaba disfrutando mi baño cuando la puerta se abrió y entró la gran figura de Harry.
De inmediato, me hundí en la bañera hasta que gran parte de mi cara quedó tapada con el agua, que estaba blanquecina por el jabón y llena de espumas por el shampoo, lo que por suerte para mí, impedía ver que había debajo de la superficie, aunque Harry parecía ignorar el hecho de que estaba desnuda a tan solo un metro de él.
Seguía vestido con la misma camisilla y pantaloncillo de ayer, se miró al espejo y me vio a través de él. —Pensé que seguías dormida. —Me dijo, sin expresión alguna.
. —Pensé que no estabas en casa. —Le dije yo, tratando de mostrarme calmada.
. —Si el agua sigue tibia, me gustaría también darme un baño. —Replicó él y se volteó hacia mí, mirándome.
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El delfín rosa©
Romansa«En un mundo donde el amor se confunde con la lealtad y la traición se viste de gala, descubrir la verdad puede ser el primer paso hacia la libertad... o la condena.»